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Habla por sus personajes y describe al coronavirus como «un protagonista misterioso al que nos hemos ido adaptando. Hemos pasado de la despreocupación y las bromas sobre lo que ocurría al otro lado del mundo a asumir que no era ni chistoso, ni remoto». Óscar ... Esquivias acaba de cumplir años, acercándose al medio siglo. Lleva la mitad de su vida fuera de su Burgos natal, «pero mantengo las raíces. Como decía Pereira cuando le preguntaban de dónde era, 'resido en Madrid pero vivo en Villafranca'».
Para el autor de la trilogía dantesca 'Inquietud en el paraíso' este tiempo ha sido «una vacación inesperada» ya que nada le ha distraído de la rutina de escritor. «No había ni presentaciones ni conferencias, solo estar entre los libros y escribiendo». Cava en el surco profundo de una novela, a la vez que cambia de tercio en las lindes del cuento y las colaboraciones periodísticas. «Noto que en mi escritura influyen las lecturas de cada momento, cuando tengo entre manos un libro muy bueno, me vuelvo más creativo. La pandemia era una interferencia de la que intentaba sustraerme». Porque la realidad acaba dejando su huella en la ficción. «Proyectamos en las obras lo que nos inquieta, preocupa o interesa. Todo se sedimenta y acaba por fermentar. Por ejemplo leía que en Italia y en Francia entre los libros más vendidos estaba 'La peste', de Camus, 'Diario del año de la peste', de Defoe y 'Perorata de un apestado', de Bufalino. Son libros que han sido importantes para mí, libros sobre enfermedades, como 'La montaña mágica', de Thomas Mann. Pero he preferido releer a Proust, rodearme de marquesas y salones finísimos para evitar que hospitales, infección y muerte fueran el centro de todo».
Aunque su trilogía no logró llegar a la pantalla grande, sí lo ha hecho recientemente uno de sus cuentos, 'Maternidad' (incluido en 'La marca de Creta', Ediciones del Viento), transformado en el corto 'Madre sin hijo' de Eva Saiz, que no deja de cosechar premios, también durante la pandemia. «Gracias a ella he descubierto el cortometraje. Yo que siempre he sido un defensor de la literatura breve, del relato como género en sí mismo no como aprendizaje de la novela, en el cine me ha pasado lo mismo. He visto muchos cortos en este tiempo». Y aunque lo visual gana terreno en el ocio occidental frente a la tradición escrita, Esquivias, lector antes que escritor, recuerda la ventaja enorme de la literatura, «no hay problema de presupuesto a la hora de sacar 5.000 soldados. Cualquier texto cuenta con el aliado de la imaginación del lector, por eso siempre es mejor la obra original que la adaptación. Leer pone en marcha todo el poder de la imaginación al servicio del texto sin necesidad de efectos especiales. Si ves la novela en la pantalla ya está limitada por los rasgos faciales de los actores, por el marco elegido, eso es distinto en la cabeza de cada lector». Jurado de premios literarios, confiesa ponerse la camisa de la humildad y prefiere «leer sin ninguna responsabilidad».
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