Orosia Castán en el parque de la vallisoletana plaza de Poniente. Iván Tomé

Orosia Castán, escritora e investigadora sobre represión del franquismo en Valladolid

«Nietos de verdugos del franquismo me han preguntado por lo que hicieron sus abuelos»

Investigadora de la represión en 220 pueblos de Valladolid, publica 'La cena de los elegidos', una novela sobre la venganza cuando no hay justicia

Jesús Bombín

Valladolid

Lunes, 3 de febrero 2025, 06:56

Sobre su escritorio reposan decenas de carpetas de pueblos de Valladolid con historias estremecedoras recopiladas sobre la Guerra Civil y la represión franquista. Desde 2003 reúne información relacionada con barbaridades perpetradas en la capital y la provincia, contada a partir de testimonios, biografías de las ... víctimas, fotografías, expedientes de depuración, documentación de archivos municipales, parroquiales, de Chancillería, del Catastro... «El centro de mi trabajo ha sido comprobar que hay un lapso de tiempo y silencio en nuestra historia, que va desde 1920 hasta 1940, en el que la gente no tiene ni idea de lo que pasó realmente, la historia se ha borrado, no hay más que referencias locales de tipo folclórico, que si la riada, que si el novillo en las fiestas... pero hubo asesinatos, robos de casas, de tierras, humillaciones durante años... pese a tanto silencio, las víctimas y sus descendientes han vivido y siguen viviendo con ello», refiere Orosia Castán (Jaca, 1956).

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Reconoce que el trabajo recopilatorio realizado durante este tiempo en la asociación Verdad y Justicia «no es apto para cualquiera, porque hay cosas muy duras». Tanto, asegura, que a raíz de las revelaciones «crueles y espeluznantes» de víctimas y familiares de la represión ella misma sufrió un golpe psicológico y moral que requirió ayuda profesional. «Fue como descubrir otro mundo que se me hacía inviable».

«Ver publicada la novela ha sido un desahogo»

De aquella catarsis nació una novela, 'La cena de los elegidos' (Editorial Silente), guardada en un cajón y publicada ahora, veintidós años después, animada por unos amigos. La portada fue diseñada por su marido, el arquitecto Roberto Valle, fallecido en 2021. Autor del proyecto del Museo del Vino en el castillo de Peñafiel y de la reforma del Teatro Zorrilla, convenció en su día a Orosia de que la novela seguía teniendo actualidad. «Verla publicada ha sido un desahogo», admite la escritora, que ha compaginado su labor recopiladora con su vida laboral en la educación de adultos y jóvenes.

«Conociendo en los pueblos qué le hizo quién a quién, jamás ha habido venganza por los crímenes del franquismo»

La obra es una ficción que habla de la venganza cuando no hay justicia ni reparación histórica, del impacto que tienen en el presente hechos perpetrados por antepasados. Un relato nacido en parte del asombro de Orosia Castán al contemplar la ausencia de impulsos vengativos de las víctimas de la represión y sus descendientes hacia los autores. «Conociendo en los pueblos qué le hizo quién a quién, jamás ha habido venganza por los crímenes del franquismo. Había hombres que me contaban cómo lloraba su madre, cruzándose en la calle cada día durante años con quien asesinó a su marido, a su hermano o a su hijo. He visto cómo muchas de esas víctimas se marchaban a otras regiones para no convivir en el mismo lugar que los asesinos que han vivido tranquila e impunemente».

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Atribuye la escritora la ausencia de episodios de venganza «a que los españoles somos un gran pueblo, en el fondo muy moral y valiente frente a esa visión de nación cainita». Con todo, está convencida de que en la renuncia a conocer lo que pasó, a sacar a la luz aquellos casos de represión, está en el origen de «la anormalidad española». «De ahí –asegura– arrancan muchos males, de que vayas por el pinar y te puedas encontrar con un cráneo de un fusilado; nuestra sociedad necesita un saneamiento porque en ese aspecto tiene un trauma. Está aún por sacar la verdad y obrar como en Alemania con el reciente homenaje a las víctimas de los campos de concentración. Eso consuela a las víctimas y reconcilia a la sociedad».

«No puedes culparte de las barbaridades del abuelo ni colgarte medallas si fue héroe; solo nos corresponde conocer la verdad»

En sus visitas indagando casa por casa en muchos pueblos ha hallado reservas iniciales, colaboración después, pero también rechazo, cuando no obstruccionismo para acceder, por ejemplo, a algunos archivos parroquiales o municipales. «Hay gente que no simpatiza con este trabajo. Pero también muchas personas que se han empezado a plantear qué hizo su familia, qué papel jugó en aquel tiempo. Quieren saber. A mí me han venido a preguntar por lo que pasó nietos de los asesinos, de los verdugos. Siempre digo que nadie somos herederos de lo que hicieron nuestros antepasados. No puedes echarte sobre tu cabeza las barbaridades que hizo tu abuelo ni colgarte medallas porque fuera un héroe; solo nos corresponde conocer la verdad».

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