Natalia García Freire cuenta cómo una pesadilla alumbró su novela

Acude este jueves a la librería vallisoletana El Rincón de Morla (c/ Veinte de Febrero) para presentar (19:30 horas) su libro, una narración impregnada de lirismo en torno a la idea imaginaria de Cocuán. «Hice como si ese lugar fuese terrorífico y empecé a dar forma a voces hasta convertirlo en un espacio cuya atmósfera nace de esa sensación de estar entre la noche y la vigilia, de dormir mal», cuenta la autora sobre una novela que en su génesis no era más que «anotaciones en un cuaderno, un poco de collage con recortes hasta que se fue convirtiendo en algo más grande que evolucionó a una historia más larga».

Cuenta que era adolescente cuando empezó a darse cuenta de que alrededor de su ciudad, del páramo de montaña empezó a haber «mucha lucha» con el tema de la minería. «La idea de un entorno natural o sitio amenazado está ahí siempre muy presente en Latinoamérica. En mi caso creo que se fue metaforizando en este bosque, este pueblo y toda esa naturaleza que, al contrario de lo que pasa en la realidad, se rebela y trata de protegerse y preservarse a pesar de lo que está sucediendo».

La novela es ficción y aborda la búsqueda de desaparecidos utilizando la metáfora de lo que sucede con el territorio. «Para mí ha sido importante la idea de que el paisaje no sea un decorado de fondo, sino un personaje más que tiene voluntad, que mira a los humanos. Lo animal tiene una presencia fuerte, reforzando el pensamiento de que lo humano no está en el centro de todo. Había en mí la intención de que esa naturaleza, el paisaje que me rodea, cante», dice quien concibe la literatura como «una experiencia de medium, de persona que está entre un mundo y otro, ya sea como lectora o escritora».