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La narrativa del año, crónica en femenino

La narrativa del año, crónica en femenino

Las obras de Aixa de la Cruz, Elvira Sastre, Cristina Morales o Eva Baltasar han copado el centro del debate en 2019, muchas veces más allá de lo meramente literario

Samuel Regueira

Valladolid

Domingo, 22 de diciembre 2019, 08:48

Es proverbial ya la lista de lecturas necesarias, imprescindibles, pertinentes y que den un cierto sentido a la visión de construcción de una cultura y una historia que avanza inexorable como colofón de un año (construido al modo gregoriano como podría ser chino, persa o de la Sudamérica inca). Ya saben que no se puede comparar un libro de enero de 2020 con uno del mes anterior: son corrientes, pensamientos, actitudes y sensibilidades radicalmente distintas. Sin embargo, plegándonos a este juego bien puede verse cómo el grueso de la literatura de 2019 ha venido marcado por títulos apoyados (en su mayoría) por un testimonio femenino (a menudo respaldado por una autoría igualmente de mujer, aunque no siempre estas opten por su mismo género para vertebrar sus novelas) y a las que no escapa cierta polémica incluso más allá del ámbito extraliterario. Como pueden ver, y nótese la ironía, radicalmente distinto a lo que fuera 2018.

Es sin duda el libro de Cristina Morales, 'Lectura fácil', premio Nacional de Narrativa y premio Herralde, una de las citas ineludibles para los completistas, que vertebra un discurso multivocal a partir de cuatro mujeres con diferentes grados de discapacidad intelectual en una obra ambiciosa, posmoderna y de marcado discurso político. No en vano han alimentado la polémica las propias opiniones de la autora, en un debate estéril y ajeno a lo cultural que, con todo, ha contribuido tristemente (al ser sus motivos equivocados) a la visibilización de una obra, por lo demás, mucho más que digna.

En una línea más o menos similar se puede mover el honestísimo 'Días sin ti', de la escritora segoviana Elvira Sastre. Galardonado con el PremioBiblioteca Breve, su concesión fue otro de los grandes debates culturales (este sí) del año, que entroncó con el cuestionamiento sistemático de los nuevos poetas curtidos en el mundo digital y de las redes sociales, en una dilemática más de mercado que de calidad literaria y rica en apuntes generacionales. La lectura de la obra en sí resulta, pues, imprescindible a la hora de formar parte de un toma y daca que no tiene visos de detenerse, habida cuenta de la reciente publicación de un criticado libro de poemas a cargo del músico Alfred García.

Pese a que el libro de Sastre sea la excepción que vertebra su narrativa a cargo de un protagonista masculino, han sido más sólidas y frecuentes las narrativas de personajes mujeres (a veces con tintes explícitamente autobiográficos) que apelan a realidades antes apenas abordadas, convenientemente introducidas dentro de los contextos políticos, sociales y económicos del siglo XXI y todas ellas ostentando, de una u otra manera, un activismo ciertamente reconocible. Desde la brecha generacional de los treinta a la que alude Aixa de la Cruz en 'Cambiar de idea' hasta la visión literaria del mundo rural, testigo recogido a 'Los asquerosos' de Santiago Lorenzo en la abismalmente diferente 'Tierra de mujeres' de María Sánchez. De entre todas ellas merece la pena destacar 'Permafrost', de Eva Baltasar, crónica de un vacío existencial también generacional que marca un camino seguido por otras novelas dispares y de calidad reseñable como 'Vozdevieja'. de Elisa Victoria; 'Crudo', de Olivia Laing', o 'Violación Nueva York', de Hana Leo.

Recuerdos y visión de futuro

La pertinencia de las novelas del año no ha venido solo marcada por la inminente publicación de la novedad editorial: el aniversario de Doris Lessing bien ha valido tanto la revisión de su obra maestra, 'El cuaderno dorado', como reivindicar algún título catalogado como menor e injustamente olvidado, como 'El quinto hijo'. En línea similar, las realidades políticas también han venido a rescatar diferentes títulos que alertan de los peligros extremistas a lo largo y a lo ancho del mundo: el emotivo 'Un verano kurdo', de Zekine Türkeri, la sensacional fábula 'La guerra de las salamandras', de Karel Čapek, o la colección de textos 'Los osos que bailan', del periodista Witold Szablowski. En línea similar cabe rescatar una novedosa edición de uno de nuestros cronistas más destacables, Manuel Vázquez Montalbán, en la reciente 'La mirada del inconformista', de imprescindible lectura para seguir desarrollando el pensamiento crítico en tiempos marcados por la posverdad y los intentos de manipulación de masas.

En otra línea, ya demuestran las plumas masculinas cierta sensibilidad y visión de futuro hacia temas que no necesariamente les atañen directamente, como la masculinidad tóxica en 'El aliado', de Iván Repila, o 'Malaherba', de Manuel Jabois. En los valores seguros que este año no han defraudado las expectativas puestas en ellos sobresale Luis Landero con su 'Lluvia fina', y entre los descubrimientos que merece hacerse; 'Meigallo', de Miguel Garrido, el tercer volumen de las aventuras de Adam Negroponte a cargo de Vicente Álvarez y Ángel Vallecillo; 'Nada', de Janne Teller, o 'Los Caín', del zamorano Enrique Llamas. En cómic; 'Sabrina' de Nick Drnaso y la revisión de 'Watchmen', de Alan Moore y Dave Gibbons, al calor de la nueva y laureada serie televisiva de la plataforma HBO.

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