Nacho Ares, de la pasión egipcia en Valladolid a los misterios de 'La pirámide blanca'
El historiador publica una novela que recrea la construcción del gran enterramiento del faraón Keops
La fascinación que el historiador y divulgador Nacho Ares (León, 1970)siente por Egipto nació en una de las aulas del colegio La Salle, en ... Valladolid. «En primero de BUP nos encargaron hacer un trabajo sobre un tema. El que quisiéramos. Y elegí el descubrimiento de la tumba de Tutankamón». Para prepararlo, devoró 'Dioses, tumbas y sabios', el libro de C. W. Ceram. «Es una historia de la arqueología, hablaba del descubrimiento de esa tumba y buah, quedé prendado de Egipto». Supo entonces que aquella pasión guiaría el resto de sus días. «Siempre hay un momento en la adolescencia que te desvela la idea que tienes del mundo y el futuro al que quieres aspirar».
Nacho Ares supo que el suyo estaba ahí. Se graduó en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid. Completó su formación en la de Manchester. Y durante los últimos años ha escrito libros, dirigido programas de radio (Ser historia) y colaborado en espacios de televisión para compartir aquella pasión que le arrebató cuando era un chaval en Valladolid. Ahora, publica 'La pirámide blanca', una novela que viaja hasta el 2589 antes de nuestra era (hace más de 4.600 años) para recrear la construcción del gran enterramiento del faraón Keops (146 metros de altura y 230 de largo), una de las grandes maravillas de la antigüedad. Y, aunque es espectacular, la pirámide no conserva su esplendor original. «Desde el punto de vista externo, es muy diferente. Falta todo el recubrimiento, que era de piedra caliza, blanca, muy brillante». De ahí el título de la novela. «En la superficie, en las caras exteriores, había además textos grabados que se han perdido. Ydel interior, seguro que desconocemos muchas cosas. Las últimas investigaciones han demostrado que hay cámaras ocultas, vacíos que confirman algo:no sabemos realmente cómo es la estructura interna de la pirámide».
«Cuando los primeros viajeros griegos llegaron a Egipto, allá por el siglo Va. C., se sorprendieron por la fastuosidad de la construcción y ya se preguntaban sobre el método que se utilizó para levantar aquellas pirámides», explica Ares, quien indica que fue el historiador Heródoto el primero que vincula el enterramiento con el faraón Keops. «Así se lo cuentan sacerdotes egipcios, aunque luego se puso en duda porque no había aparecido nada que lo justificara». Hasta el siglo XIX. «Aparecieron entonces textos, nombres y datos en la pirámide que parecían confirmar este vínculo, tal y como había dicho Heródoto».
«Tendemos a idealizar Egipto y a ver a sus protagonistas como personajes de un solo plano temporal, cuando son más de treinta siglos de Historia», cuenta.En ese tiempo (desde el inicio del Egipto unificado en el 3.100 antes de nuestra era a la disolución en el siglo I con la llegada de Roma y la muerte de Cleopatra séptima) cambian muchas cosas. «Los reyes, poco a poco, fueron añadiéndose títulos, prerrogativas para dar empaque y consistencia al soberano. Los más famosos son los posteriores (Tutankamón, RamsésII, Tutmosis III). Pero antes hubo figuras destacadas, como Keops. «Por ejemplo, él no tenía el título de hijo de Ra, algo que aparece posteriormente. Sí que era el sobreano de las dos tierras. La lengua ya estaba muy desarrollada y estabilizada, pero todavía hay muchas piezas de ese puzle de la cultura faraónica que están por desarrollarse».
–¿Por ejemplo?
–El papel de la mujer y de la reina todavía no está claro.Aunque luego, posterirmente, ya sabemos que la heredad del trono se da gracias a ella. Es la gran esposa real Los egipcios no tenían un término para hablar de reina. No existía el término de faraona. Ese tipo de detalles se van a ir dando poco a poco con el paso del tiempo. Son pequeñas lagunas que dan ese aspecto enigmático y misterioso que tiene esta cultura.
La novela está atravesada por grandes protagonistas. Como Hemiunu, un personaje real, el jefe de los constructores de Keops. O Seshat (la hija, de ficción, de este alto funcionario) y que contribuye a mostrar el papel de la mujer en la sociedad egipcia de la época. «La mujer en Grecia y Roma no tenía derecho a nada. Eran como menores de edad. Pero en Egipto podía tener tierras, gobernar, comprar, vender, heredar, divorciarse solo con el deseo de querer hacerlo. No tenía que estar justificando sus acciones.Eso llamó mucho la atención a los griegos». «Fue una cultura muy avanzada para su época, pero tampoco hay que idealizarla. No deja de ser una sociedad machista donde el papel del varón siempre era más importante. Pero lo que habían conseguido las mujeres en la época era algo que ni de lejos habían conseguido otra culturas contemporáneas de la antigüedad».
«Ahora vemos esas grandes pirámides con la perspectiva del siglo XXI. Tenemos esa idea de que el resultado del trabajo tiene que ser inmediato. ¿Por qué dedicar tanto tiempo a una obra así? Pero es que ellos estaban construyendo para la eternidad y para una figura hoy incomprensible, la del faraón:la encarnación de dios en la tierra». Aquel hombre era el rey, el hijo del dios, y se le rendía pleitesía. «Pero estoy convencido de que la gente se daría cuenta de que también aquella era una persona normal. Si no, no hubiera habido esa cantidad de complots en la historia de Egipto». Incluso el propio faraón dudaría de su poder. Yasí lo apunta Ares en varios pasajes en los que la zozobra sacude al rey ante su posible muerte. «Ellos mismos serían los primeros en darse cuenta: quizás me consideran el hijo de Dios, el último eslabón de esta cadena de soberanos, pero me duele la muela... y este dolor no me lo quita nadie».
–¿Quién financiaba estas obras?
–El papá Estado. Estamos en una época floreciente de la historia de Egipto. Luego, claro hubo problemas económicos por el terrible gasto que suponían estas obras. Pero destaca sobre todo la perfecta organización, la intendencia de estos trabajos monumentales. Los trabajadores no eran esclavos. Eran obreros cualificados recogidos en el valle del Nilo. Se les alimentaba bien, aunque sufrían problemas físicos por la dureza de las obras (caídas, dolores de espaldas, roturas de brazos y piernas que eran atendidas y cuidadas).
–La magia juega un papel fundamental en lanovela.
–La magia siempre me ha gustado. Soy miembro de la Sociedad Española de Ilusionismo, soy mago aficionado. Cuando vivía en Valladolid, iba a la Semana de Magia que hacía en el centro de Caja España en Fuente Dorada. Hay un papiro, Westcar, que aparece en el siglo XIX, con cuatro relatos mágicos ambientados muchos en el Egipto Antiguo, en la época de Keops o de su padre, y uno de ellos está protagonizado por un mago que se llama Djedi. Él es uno de los protagonistas de la novela. Y hace un truco:cortar la cabeza de un ganso y volvérsela a unir. El papiro cuenta lo que yo relato en la novela, está sacado de ahí, es una ilusión que siguen haciendo muchos magos. Han pasado casi cinco mil años y el efecto, el truco sigue siendo el mismo. Los antiguos egipcios llamaban 'heka' a lo que nosotros entendemos hoy como magia. Era una herramienta de la que disponían no solo los seres humanos, sino también los dioses. Nosotros hoy separamos entre la magia más irreal, esotérica, de la prestidigitación y el arte del ilusionismo. Ellos lo metían en la misma saca. Era la ingenuidad del testigo que tienes delante y es incapaz de darse cuenta de que le estás dando gato por liebre con un juego de manos.
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