El recital en Valladolid de Miguel Gane, el poeta que triunfa en Tik Tok

Un espejo del lector. Esa es la finalidad que Miguel Gane (Leresti, Rumanía, 1993) busca en su nuevo poemario, 'Ojos de sol'. Un libro que este lunes le llevó a dar el recital de poesía más visto de la historia de Tik Tok. Casi cien mil personas detrás de la pantalla y cada una de ellas con una visión, una voz diferente. Lectores que pueden encontrarse a sí mismos entre las páginas, poemas y la variedad temática que ofrece en este trabajo, uno muy personal donde él mismo también se ve reflejado.

-¿Qué se puede encontrar el lector en 'Ojos de sol'?

-Es probable que el lector encuentre un espejo. La variedad temática hará que se identifique y, desde luego, quienes hayan leído algún libro mío se encontrarán con la misma esencia, pero también con una voz nueva.

-¿Con ello se refiere a que cambia la forma de escribir?

-Desde luego. Hay poemas que tienen una madurez literaria que va más allá de lo que venía haciendo. Sobre todo se ve reflejado en esa variedad temática, donde hablo de cosas diferentes que antes no trataba. Al final son siete años escribiendo libros y es un progreso que pasa factura para bien.

-Una variedad temática que ayuda a que el lector encuentre ese espejo.

-Cada persona, a nuestra manera, tenemos una forma de ver las cosas. He buscado que cada lector encuentre un poema donde pueda decir, esta persona soy yo. Es algo complicado, no deja de ser un ejercicio de mirar hacia dentro y hacia fuera.

-¿Ese ejercicio también ha sido algo relevante en la escritura, a la hora de mirar su entorno?

-Los poemas más sociales nacen de conversaciones con amigos y problemas que enfrentamos a diario. Este no deja de ser un poemario que intenta reflejar una generación. Por ello, trato temas de salud mental, de feminismo, de redes sociales o encontrar un trabajo acorde a nuestra preparación.

-¿Cómo calificaría el tono de los poemas?

-Esperanzador. Quiero que emane luz dentro de todo lo que nos rodea, que parece que el mundo no da tregua. Que no pasa nada por tener un día malo o estar regular contigo mismo. Lo importante es esperar ese futuro inmediato que hará que las cosas vayan a mejor.

-Presente poco halagüeño y futuro esperanzador, ¿cómo trata el pasado?

-Como la pérdida de personas, de momentos y de años. Lo intento tratar desde un punto de vista más humanístico. El dolor es la conciencia de que has dejado atrás cosas, pero también intento que los lectores que siguen ahí las aprecien un poco más. Con muchos poemas busco un debate y crear una conversación.

-¿Cómo le ayudan las redes a la hora de encontrar ese 'feedback'?

-Muchísimo, especialmente con la salida de un nuevo libro. Recibir comentarios, hasta ahora en su mayoría positivos, te hace tener una amplitud de miras y aprender. No soy es un autor cerrado que se cree en posesión de la verdad. No concibo la literatura como algo estático, más bien dinámico. Hay más que aprender de un lector que en un aula de universidad.

-También puede dar a entender que hay mucha gente que se sigue encontrando en la poesía.

-Desde luego. Me dicen que se identifican mucho con los poemas y es algo que no hacía a conciencia. Pero ahora sí lo he intentado hacer de forma consciente. Por ahora estoy a la espera de que los lectores me digan si al final lo he conseguido. Si han encontrado ese espejo, se han mirado y han dicho: vaya soy yo.

-¿Y hasta qué punto también se ve usted reflejado en sus poemas?

-Si algo tiene de particular este libro es que tiene una parte muy personal. Es un espejo donde yo me miro y detrás se van multiplicando las personas que lo hacen. También me agrada el haberme mostrado yo. Es algo que no había hecho hasta ahora.

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