Monika Zgustova, en Madrid. Virginia Carrasco

Monika Zgustova, escritora y traductora

«Para la mayoría de los checos Kafka es alemán»

Presenta su libro 'Soy Milena de Praga' este jueves con Angélica Tanarro en la librería El rincón de Morla

Victoria M. Niño

Valladolid

Jueves, 11 de abril 2024, 00:10

Milena Jesenska fue más que la traductora de Kafka. A demostrarlo dedica Monika Zgustova (Praga, 1957) su libro 'Soy Milena de Praga' (Galaxia Gutenberg) que este jueves presenta en la librería El rincón de Morla de Valladolid (19:30 h.).

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–Comparte con la protagonista ... la condición de periodista y traductora.

–También tenemos otra cosa en común, de jovencita estuve viviendo en otro país, Estados Unidos, igual que ella en Viena, y me sentía desplazada como ella. Me costó un poco encontrar mi camino. Ella lo encontró bajo la influencia de los libros de Kafka y el escritor fue un buen maestro.

–¿Cómo se mete en su historia?

–Algo más que por ser de Praga. Leí por primera vez el libro de Margarete Buber-Neumann, biógrafa de la amiga de Kafka, cuando estudiaba en Estados Unidos. Milena me fascinó como personaje y persona, pensé en buscar más información de alguien tan especial. Yasí lo hice siempre que pude tanto en USA como en Praga, en sus archivos. Hay correspondencia de Milena con otras personas. No tenemos sus cartas a Kafka pero sí a su hija y a otros amigos. Nos dan una pista de cómo escribía en esa cercanía. En general, la gente quedaba deslumbrada por ella, era una personalidad luminosa.

–¿Por qué elige ese arranque tan efectista: una joven checa que roba en Viena para ponerse guapa?

–Para demostrar su camino vital que luego la llevó por otros derroteros muy distintos. Fue una joven que quería gustar a su marido y robó joyas para comprarse vestidos. Luego pasa la vida y termina en un campo de concentración castigada por el delito político de militar en la resistencia nazi.

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–¿Qué influencia tiene en Kafka?

–Milena lo tradujo al checo que no es una lengua grande de influencia mundial.Era la primera traducción y él valoraba mucho que los lectores en su Praga natal pudieran leer sus libros. Por otra parte, si Kafka no hubiera conocido a Milena no tendríamos 'El castillo', que está escrito bajo la influencia de su encuentro y las circunstancias de ella. Milena tenía un marido infiel y a quien ella también era infiel. Kafka pone a un personaje el apellido Klamm, que con una sola m significa 'engaño' en checo al que añade otra m para germanizarlo. Los nombres de sus personajes tienen su significado, disfraza lo que quiere decir, pero lo dice.

–¿Quién es Kafka para una praguense?

–Para la mayoría de los checos es alguien que no consideran propio porque escribía en alemán y durante la época comunista nos decían que los que no escribían en checo era extraños. Es una visión extendida que Kafka era un alemán que circunstancialmente vivía en Praga. Así se enseñó durante cuatro décadas y esa idea perdura. Para mí es alguien muy de Praga. Su mirada es muy del inicio del siglo XX y muy aparecida a Jaroslav Hasek, autor de 'Las aventuras del buen soldado Svej'. Eran coetáneos y tenían una visión parecida del presente de esa parte de Europa, aunque uno escribía a base de bromas, Hasek, y el otro, prosa negra, Kafka. Las bromas de este no son evidentes a primera lectura, hay que desentrañarlas. El sentido del humor de Kafka es mucho más negro, más judío.

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–¿Hubiera sido tan célebre Milena sin esa traducción?

–Posiblemente no o a lo mejor sí pero no tanto. Probablemente Margarete hubiera escrito sobre ella de manera igual pero no habría cosas de él. Todo lo que se habla de Kafka se convierte en mito. Kafka era muy importante en la existencia de Milena pero no lo fue todo. Su vida era autónoma y tenía más personas relevantes a su alrededor.

–Demócrata, autónoma, bisexual ¿es una interpretación actual o era tan 'moderna'?

–Milena era así, podía haberse casado con otra persona como quería su padre, un checo de profesión liberal no un intelectual judío que se expresaba en alemán y que se la llevó a Viena. Pero Milena no apostó por eso, llevó hasta el final las consecuencias de esta decisión y gracias a eso conoció a Kafka y a otras personas, por estar al lado de un hombre difícil pero a la vez del mundo intelectual que determinó su desarrolló como persona. Le abrió la puerta de los cafés vieneses donde se reunía la flor y nata de la literatura europea de inicios del siglo XX, de los que bebería la literatura posterior. Sin toda esa historia posiblemente hubiera sido difícil que se desarrollara una personalidad tan fuerte como luego cuando estaba en la resistencia antinazi y transportaba judíos a otros países y los protegía en su casa. Además también involucró a su hija, quien tuvo una gran repercusión. Milena estaba imbuida del espíritu de la libertad. Se puso de manifiesto en el campo de concentración donde Milena fue un ser libre entre esclavas.

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