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«Lo que hacía Manu era dotar a las noticias de una narración veraz, reflejo de la realidad cercana que solo puede contar lo que está presente». Periodismo humanista. Periodismo de autor. Periodismo en estado puro. Periodismo. Es lo que hizo toda su ... vida Manuel Leguineche (Arrauza, Vizcaya, 1941-Madrid, 2014), periodista de los pies a la cabeza, periodista toda su vida. Tan periodista, que cualquiera que quiere ejercer esa profesión ha de tenerlo como referencia. Todo porque es imposible concebir a Leguineche sin el periodismo y al periodismo sin Leguineche. Es imposible mencionar Manuel Leguineche y no exclamar ¡viva el periodismo! Periodismo humanista. Periodismo de autor. Periodismo en estado puro. Periodismo. Es lo que hizo toda su vida y por lo que se ganó el reconocimiento no ya de toda la profesión, que por supuesto, sino de la propia sociedad, en la que ocupa un puesto de honor por mérito propio.
El gran periodista que fue y el gran maestro de periodistas que será siempre Leguineche aparece magistralmente retratado en 'Manu Leguineche, el jefe de la Tribu' (Edic. del Viento) del reportero Víctor López (La Coruña, 1979), de donde está extraída la frase que abre este texto. Prologado por Javier Reverte, gran amigo de Leguineche, Víctor López ha escrito una biografía en el más amplio, contundente, convincente e irrebatible sentido del término: toda una vida y una obra reflejada en las 396 páginas de este libro.
Víctor López habla de un periodista que solo (¡nada más y nada menos!) supo hacer, ejercer, contar y vivir el periodismo y le ha salido un trabajo periodístico de los de toma pan y moja. Porque ha escrito un libro para que, si quien lo lee es periodista, pueda saborear el periodismo; si quien lo lee es un devorador de textos, que pueda saborear la buena prosa descriptiva que llena sus páginas; si quien lo lee es un amante de la historia, que pueda saborear los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX del mundo (¡del mundo!, explicado a través de los conflictos bélicos que cubrió informativamente Leguineche), y si quien lo lee es un enamorado de la vida, que pueda saborear la vida de quien vivió siempre ejerciendo su vocación de narrador de la vida.
Como todo buen reportero que se precia de tal, Víctor López maneja incontables fuentes (partiendo de la más esencial, la propia obra periodística y literaria del jefe de la Tribu) y testimonios, algunos de los cuales confieren al libro la cualidad de trabajo periodístico de máxima pureza, una categoría muy complicada de alcanzar en el día a día, pero que muestra que quien la logra está hecho de una pasta distinta a la del común de los mortales del periodismo.
Ramillete de periodistas
A través de 'Manuel Leguineche. El jefe de la Tribu', se descubre un ramillete de nombres del periodismo español, que eclosionaron con los últimos años del franquismo, la Transición y los primeros de la democracia. Pero también una profesión, el periodismo, clave en esos años de apertura a unas libertades que habían sido segadas de raíz por el golpe militar del 36 y la posterior Guerra Civil. En el resurgir social de la misma y en el cómo abrirse paso en la vida en un país devastado por la guerra y aislado internacionalmente nace Leguineche; descubre, tras haber iniciado una etapa universitaria por otras disciplinas, que lo suyo tenía que ver con el periodismo y no paró hasta hacerse periodista.
Víctor López no muestra al Leguineche que es periodista, sino al Leguineche que se hizo periodista. Y por eso cobra más fuerza su relato sobre el Jefe de la Tribu. 'La Tribu' es uno de los primeros libros que llevan la firma de Leguineche y dio nombre a su vez al grupo de reporteros que se movían por el mundo de conflicto bélico en conflicto bélico, lo que dio lugar a que el propio Leguineche fuese bautizado como el jefe de esa tribu. De ahí el título de la obra de Víctor López, que se descubre en este trabajo (el segundo que lleva su firma en forma de libro) como notable narrador de las aventuras personales y profesionales de un vasco universal que se retiró a Brihuega, en la provincia de Guadalajara, buscando el silencio que le habían hurtado tantos y tantos años de cubrir batallas y guerras por todo el mundo.
Leguineche tuvo de mentor y padre profesional a Miguel Delibes. El tiempo, tan caprichoso, ha hecho coincidir la aparición de este trabajo literario y periodístico sobre Leguineche con la proximidad del centenario de Miguel Delibes. Delibes y Leguineche... ¡viva el periodismo!
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