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jesús bombín
Valladolid
Miércoles, 20 de junio 2018, 11:46
Trece relatos con atmósferas cotidianas que pueden acontecer en cualquier pueblo de Castilla y León conforman 'Tierra herida' (Agilice Digital), segunda novela de Luis Miguel de Dios (Guarrate, Zamora, 1954), periodista prejubilado al cabo de cuarenta años de presencia en prensa y radio en Castilla ... y León, siempre con el mundo del campo rondando por su cabeza y con él, el lamento doliente por la decadencia demográfica que pone a buena parte de nuestros pueblos al borde de la extinción.
Acompañado por el escritor y autor del prólogo Gustavo Martín Garzo, Luis Miguel de Dios presentó ayer en la librería Margen de Valladolid la recolección de cuentos escritos a lo largo de estos últimos años con la motivación de alumbrar «un mundo «que se nos está yendo de las manos y en el que sigo creyendo». Ha huido del relato costumbrista para retratar un entorno rural que, asegura, «como la novela de García Márquez, no tiene quien le escriba; hay muchos escritores de temas urbanitas, pero los problemas actuales de nuestros pueblos están poco novelados», defiende quien tiene recogidos más de 1.600 nombres raros espigados entre las nueve provincias de Castilla y León, entre ellos y tras una indagación personal, el de su padre, Wenefrido.
A Miguel Delibes y su alerta de la agonía del mundo rural se remite Luis Miguel De Dios: «Todo eso lleva años sucediendo –clama– sin siquiera cantarle el funeral a nuestra tierra». Por ello, aduce que es más necesario que nunca dejar constancia de la memoria de tantas zonas expoliadas de capital humano, eso sí, sin olvidar cómo y por qué se vaciaron. «En el campo se hizo una reconversión salvaje sin poner un duro; se echó a la gente para que emigrase a Madrid, al País Vasco y a Cataluña, y al agricultor y al pequeño propietario de Castilla y León se le expulsó del campo sin ninguna contrapartida, sin que nadie siquiera les explicase qué estaban haciendo con ellos y sus familias».
'El llanto del trigo' fue su estreno literario en 2016, también con relatos en torno a tradiciones y existencias de aldea. «Nuestros pueblos de Castilla y León esconden historias y personajes propios del realismo mágico, conozco cuarenta mil anécdotas, motes y personajes irrepetibles», esgrime con el convencimiento de quien ha accedido a un tesoro que todos tenemos a mano.
Sin dar por perdida la batalla poblacional, el periodista alberga esperanzas de que la agenda política, mediática y social luche «de verdad» por revertir la sangría demográfica. «Hay que afrontar el problema sin complejos, si se hace una estrategia de repoblación como en la Edad Media hay que empezar por alquilar casas que están cerradas en los pueblos, aunque alguna administración pague a los dueños, y eso tiene un coste político que hay que asumir. Y también –zanja– hace falta combatir esa falta de orgullo por lo nuestro».
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