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Invitación a pensar con serenidad, a confrontar diferencias y reflexionar sobre lo que preocupa hoy a la sociedad es la propuesta del V Foro de la Cultura que ayer celebró su jornada más internacional y que fue inaugurado por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente. ... La Europa que sale de la pandemia, el estado del bienestar, la crisis con Rusia y el feminismo fueron algunos asuntos apuntados desde distintas disciplinas.
El historiador Philipp Blom (Hamburgo, 1970) ha publicado recientemente el ensayo 'Lo que está en juego', el análisis de la actualidad de un especialista en el XVIII. «La historia estudia las estructuras que impulsan los acontecimientos. Creo que es bueno para ser historiador estar vivo en este momento, quizá no tanto para ser persona», prosiguió el autor de 'Gente peligrosa'. «Venimos de doscientos años de éxito que no se va a repetir. No podemos mantener ese crecimiento económico del 3% porque necesitaríamos unos recursos y una tecnología que no tenemos. Así que estamos en un momento de desafío y cambio radical que si no afrontamos colapsaremos». Bajo las palabras de Blom se asoma el cambio climático. Como ser social que es el hombre, Blom apunta tres fuerzas que nos determinan: el sexo, el miedo y el reconocimiento. «Las dos primeras son más evidentes. La tercera, menos. Nos sentimos bien cuando nos valoran, cuando es útil nuestro trabajo. La opinión de los demás se basa hoy en señales externas –ropa, coche, vacaciones, así creemos saber algo del otros– pero en otros momentos de la historia esa información venía por otros hábitos. El principal miedo hoy es el económico, que no podamos mantener eso, y no es tanto de dinero como de crédito». El consumo es una de las líneas de investigación de Lipovetsky (Millau, 1944) desde hace cuatro décadas. Para el sociólogo francés la gran transformación de la pandemia ha ocurrido en el mundo del trabajo, de la sanidad y la enseñanza. «El consumo no ha cambiado, ha adelantado usos que venían dados antes de la pandemia. Esta lo único que ha traído es un nuevo miedo a los ya existentes, a la globalización, al otro, al declive personal. No temíamos a las epidemias, era de Oriente, aquí teníamos vacunas. Ha sido una ducha fría».
Sin embargo Amazon y Netflix han aumentado sus beneficios y «las marcas del lujo se han recuperado igual que pasó tras la crisis de 2008 o tras el accidente de Fukushima», afirmó Gilles. Blom abundó en esa idea: «Vivo en Viena cerca de una tiende Louis Vuitton en la que siempre hay cola como si vendieran felicidad. Creo que esta pandemia nos ha traído consciencia de nuestra mortalidad. No podemos vivir como nuestros abuelos, en la seguridad de una vida programada. Nos ha obligado a vivir como quien está de viaje».
En el mismo escenario del Calderón, por la tarde, Peter Sloterdijk se refirió a la pandemia y la lección demostrada: «No puedes desarrollar inmunidad tú solo, estamos profundamente conectados a lo que nos rodea». El filósofo alemán describió la sociedad de consumo como una sustitución continua de lo que puede ser una vida propia con «imágenes que vienen de fuera, cuya misión es crear un vacío para poderlo llenar después». En ese sentido apuntó que «nuestra cabeza está llena de imágenes en constante cambio, representación continua de un estado mental desorganizado». Para vaciarlas, la juventud de los 50 y 60 se iba a la India, «para alcanzar la autoconsciencia y el vacío mental, pero no se engañen, íbamos buscando belleza y masajes, experiencias que relacionábamos con el sexo», dijo ironizando. Consideró que la idea del «pensamiento único» está fabricada por la izquierda para alertar contra los populismos y para él nada hay más popular que la Europa de la Ilustración que da libertad al individuo con independencia de su extracto social.
Feminismo
Por su parte los jóvenes llenaron los pasillos del Calderón a medio día. El feminismo centró el debate en el que participaron la actriz Amarna Miller, la pensadora Elizabeth Duval y el escritor Juan Manuel de Prada.
Amarna conectó la nueva de ola de feminismo con las redes sociales, «no es casual porque han permitido hacer público algo privado desde el anonimato».
Juan Manuel de Prada se refirió a un artículo de Eric Hobswbawn que, tratando de explicar las razones del triunfo de Thatcher en los ochenta, lo atribuida al efecto negativo de las políticas identitarias de la izquierda. «Las políticas de la diferencia provocaron la exclusión de parte de la sociedad y la deserción de sus acólitos. Creo que con las políticas identitarias hoy ocurre lo mismo, han generado guerras en el seno del feminismo.
Duval matizó que el enfado en la sociedad española es generalizado, que escucha demasiados abruptos. Puso como ejemplo un artículo que publicó invitando a la izquierda a reivindicar la alegría y hubo quien le acusó de banalizar. Denunció la brutalidad en el trato, el no saber gestionarlas discrepancia. Prada añadió que «el odio es más rentable que el amor, no necesita más que un somero conocimiento y la tecnología ha ayudado a eso».
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