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Tal vez los viste, en la mesa de al lado, sentados frente a una copa de vino y un café. Quizá pasaron desapercibidos, pero ahí estaban esas dos personas, poniéndose al día, desovillando la madeja de un misterio que durante años estuvo oculto o tal vez nadie se preocupó por ver. Son dos de los protagonistas de 'El secreto de Marcial', la novela con la que el escritor Jorge Fernández Díaz ha ganado la última edición del premio Nadal. Y están aquí sentados, en una terraza del Lion d'Or, la cafetería vallisoletana que se convierte en escenario crucial para el desenlace del libro.
Valladolid suma de este modo una nueva complicidad con el Nadal, un premio que figura en el palmarés de Miguel Delibes ('La sombra del ciprés es alargada'), Gustavo Martín Garzo ('Las historias de Marta y Fernando') o César Pérez Gellida ('Bajo tierra seca'). Rubén Abella quedó finalista en 2009 con 'El libro del amor esquivo' y dos escritores con implicación vallisoletana también se hicieron con el galardón. José Luis Martín Descalzo lo gana en 1956 con 'La frontera de Dios' y Francisco Umbral en 1975 con 'Las ninfas'. Este 2025, el Nadal coquetea de nuevo con Valladolid en forma de escenario.
El narrador de esta historia (el propio Fernández Díaz) es un escritor y periodista argentino, hijo de españoles, de una pareja de emigrantes asturianos que cruzaron el charco para labrarse un futuro lejos de la pobreza que trajo la Guerra Civil. Allí, en Buenos Aires, vive este joven que mantiene una estrecha relación con su madre («una mujer inolvidable»), pero que no termina de conectar con su padre («un hombre olvidado»).
'El secreto de Marcial'. Jorge Fernández Díaz
Destino 256 páginas. 21,90 euros.
Siente que la relación con su padre está llena de secretos que no termina de comprender. El único hilo que los cose es el cine. Acostumbran a ver películas juntas y esos filmes no son solo «un legado narrativo y cultural», sino que eran «la única educación sentimental que mi padre me había inculcado y el único puente colgante entre los dos que no lograron derribar las incomunicaciones del inicio y los cortocircuitos y las broncas ulteriores» (191). Las películas se transforman en una pantalla sobre las que el narrador proyecta su vida y donde aprende cuestiones vinculadas con la lealtad, el honor, las relaciones sentimentales o el amor. Las referencias a 'Gilda' o 'Mogambo' serán claves en la trama del libro, pero también hay recuerdos para clásicos del western o Hitchcock. «El cine nos había provisto de calmantes: no curaban, pero atenuaban un poco el dolor» (94). «Es al revés de lo que siempre nos vendieron. Es la realidad la que copia a las películas» (118).
Esas historias de ficción despiertan la imaginación del joven hijo de Marcial y lo empujan además al periodismo y la creación literaria, un trabajo que para el padre (criado en la mina, en el tajo manual) es una pérdida de tiempo. Se abre de este modo una brecha entre padre e hijo. Un abismo que se empieza a llenar de secretos, de comportamientos de Marcial que el escritor y periodista no termina de descifrar. «¿Cuántos misterios se llevarían a la tumba las personas más cercanas y queridas?» (34). El padre se convierte en un fantasma que ahora el escritor, a través de este libro, intenta conjurar.
El caso es que uno de estos secretos lleva a Fernández Díaz en varias ocasiones a España y la última tiene lugar en Valladolid, donde reside alguien que tiene la clave para muchos de esos secretos. Esta persona reside en un bloque de viviendas cercano a la Plaza Mayor y ambos quedan (después de un paseo por el Campo Grande y de «darle de comer migas a las ardillas y los pavos reales») para ponerse al día en la terraza del Lion D'Or. El encuentro comienza a las 19:30 horas («había un enjambre de locales y visitantes en la gran plaza a esa hora) y se prolonga, entre copas de un vino «exquisito» hasta bien entrada la noche. Son casi las últimas paginas del libro, el momento en el que se desvelan los secretos de Marcial que dan título a la novela.
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El Lion D'Or es una de las cafeterías históricas de Valladolid. Abierta en 1915, cuenta con una terraza privilegiada en la Plaza Mayor y un interior de larga barra, mesas de mármol, enormes espejos. Fernández Díaz visitó Valladolid en abril de 2023 para participar en el Teatro Zorrilla en las jornadas 'Valladolid en la lengua', donde mantuvo una conversación con Arturo Pérez-Reverte. El año anterior, ambos escritores compartieron escenario en Blacklladolid.
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