

Secciones
Servicios
Destacamos
Ha aprendido a despedirse de su padre, de sus maestros, de sus colegas. Diego Fernández Magdaleno (Medina de Rioseco, 1971) ha ido reconduciendo los adioses hacia otras maneras de convivir con el recuerdo, con la huella. De ese afán surge 'Ausencias en el camino' (editorial Páramo) que este jueves presenta en Oletvm (19:00 h.) acompañado por Mar Sancho.
«Son poemas reunidos por su sentido interno que nacen de la sensación de que el mundo es un lugar donde encontrarse y despedirse, una despedida continua. Esa es la base que sostiene el libro, la alegría del encuentro que tiene dentro la pérdida», dice el músico y escritor quien recientemente encontró en la pluma de Agustín Fernández Mallo ese mismo sentir. «Leí en su última novela, 'Madre de corazón atómico' la síntesis: 'tardas algún tiempo en darte cuenta de que la gente muere para hacerse imprescindible'». El poeta ha intentado «dar cuenta del vacío sin renunciar a la belleza del encuentro, «un poco como dice Menéndez Salmó, 'en el corazón de toda fiesta hay un vacío'».
En ese contar hay palabras guadiana que emergen en varios poemas. Además de camino y ausencias; memoria, oscuridad, deseo, nubes, árboles. «Me identifico con ellas, si fuéramos palabras yo sería una de ellas. La poesía es estar en el precipicio, quedarte cuando la tensión es máxima».
Estructurado en cuatro partes, el poemario comienza con 'Volver', sigue con 'Liturgias del tiempo', hace un receso en 'Reflejos' y termina con 'Última luz'.
«'Reflejos' es el capítulo más distinto. En él están los cinco poetas que me han acompañado siempre, que forman parte de mi vida: Leopardi. Emily Dickinson, Virginia Woolf, Silvia Plath y Francisco Pino. Sobre todo el último ha sido decisivo para mí, su relación con el rigor y la libertad, es un poco como Aizpurúa en la música», aclara el Premio Nacional de Música.
Aspira a que el libro sea «un poema en sí mismo, en el que participan los demás y suman sus versos, espero que se enhebren con los míos», dice quien cede una página en blanco para cada cita antes de cada capítulo. «Lo sostiene Portia 'lo mío siempre viene de otras manos' o como explicaba Brahms que cuando le gustaba algo siempre pensaba que no lo había hecho él». A Magdaleno no le gusta releerse o escucharse, salvo en el caso de la poesía. Es lo único que hago de continuo, pero no tengo prisa por publicarlo. Mi anterior poemario es de hace 15 años». Escribe poemas que guarda y vuelve sobre ellos al cabo de un tiempo, «releo por ver si aún contienen poesía. Si la mantiene, lo publico. En cambio los diarios, por una cuestión ética, los publico nada más acabarlos. Hay diarios que se conocen 20 años después de escritos y parece que el autor imaginó lo que iba a ocurrir».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.