Toparse en la librería con un inmenso volumen de una trama novelesca ambientada en un tiempo pasado (comienzos del siglo XX) parecería situarnos ante un temible nuevo ejemplo de novela histórica descomunal, que equilibra el trazado argumental (muchas veces previsible, que supedita su historia a ... la Historia) y la construcción de personajes (esquemática y mínima) a las amplias descripciones de edificios, vestuarios, usos y costumbres que justifiquen el hercúleo trabajo de su autor, o autora, en la ambientación.
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En 'El tiempo vencido' (ed. Espasa), Leopoldo Salinas (Valladolid, 1989) huye de todas estas tentaciones y vertebra, más allá de un thriller histórico o de una obra esquemática de género al uso, una novela de aventuras con ecos clasiquísimos, foráneos y patrios, que evocan al mejor Salgari pero también a los tebeos del capitán Trueno: «No me gusta esa novela histórica en la que el autor termina repartiendo carnets entre quien considera buenos o malos según su propia óptica», anticipa en conversaciones previas al acto que celebró este viernes en la librería El Rincón de Morla, acompañado por la periodista Eva Moreno.
En 'El tiempo vencido' juega Salinas con el arquetipo del 'héroe cansado', un pez fuera del agua con el nombre de Felipe Neudorf que regresa de la guerra sin encajar bien en ninguno de los mundos que determina la clase social; es el bastardo del archiduque Luis Salvador de Austria que no encaja en la aristocracia ni en el mundo llano. Más Corto Maltes que Trueno, sin embargo cuenta con su particular Goliath en Cosimo Quadra, inadvertido aliado que vertebra junto a él el tándem infalible literario entre la figura nostálgica y la que rezuma vitalidad.
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«Parto de la idea de que a la gente le encanta idealizar la guerra, el conflicto y el heroísmo, un relato que a muchos países les resulta muy propicio montar para justificar su falta de visión», explica Salinas. «La patria es un invento que puede ser muy bonito, pero en esta novela he querido fijarme en esos soldados supervivientes y derrotados por políticos mediocres y militares mediocres que toman decisiones mediocres».
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Entre sus referencias, cita Salinas a Arturo Pérez Reverte y a ciertos autores latinoamericanos como Borges u otros, emblemáticos del realismo mágico, pero también de la novela negra de Dennis Lehane: «Creo que en parte esta novela es un thriller histórico», aventura. Sus gustos populares maridan con el despojado de su planteamiento narrativo; no en vano, una de sus obras de cabecera para acometer la escritura es 'Mientras escribo', de Stephen King.
Salinas, que en 2019 debutó con 'Y a lo lejos una luz', considera haber ganado con el tiempo en calidad y herramientas para acometer las ficciones que publica. Lejos de la imagen del escritor autocontemplativo, este ingeniero industrial del mundo financiero compagina las obligaciones de un trabajo corriente con la dedicación literaria: «Sin un contrato robusto detrás me hubiera resultado difícil defender y mantener el propósito», confiesa.
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