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Tras 'Valladolid, fantasía italiana' y 'Valladolid. La huella francesa. Rutas para el diálogo', el escritor Luis Torrecilla prorroga su serie de investigaciones en torno a ... las influencias mutuas tejidas entre nuestra ciudad y otras regiones del mundo. Y lo hace, en esta ocasión, con 'Paños de oro', una investigación sobre la mutua influencia entre nuestra región y Flandes, especialmente durante los siglos XVI y XVII, época histórica en la que la Corte asentó su capital en Valladolid y contaba con soberanía también en la zona neerlandesa. El libro ha sido editado hace unas semanas por la Universidad de Valladolid.
«Ha sido una enorme satisfacción que me publicasen este trabajo, ya preparado hace tiempo y aceptado con gran rapidez», valora su autor. Tras cuatro novelas todas ellas con sus tintes históricos, el escritor zamorano afincado en Valladolid regresa a la no ficción para profundizar en las mutuas raíces que hermanan nuestra ciudad con aquella región: «Es una permeabilidad mutua», valora, «nuestra influencia allí también fue significativa, con capitanes importantes en la Rendición de Breda o ante la independencia de Holanda, pero además se da en más niveles aparte del ámbito militar».
Así, los intercambios simbióticos entre Flandes y Valladolid empaparon otros aspectos de la vida a nivel económico y comercial, cultural, social, político o religioso: «Muchas provincias intercambiaron monjes franciscanos entre aquellas tierras y las nuestras, y en la clase política destacaron numerosos nombres de embajadores o del cuerpo diplomático, además de familias que se fueron casando e importantes piezas artísticas que nos dejaron, como la capilla musical flamenca de 'cantorcicos' que acompañaba a la Corte o auténticas joyas como el tríptico de San Juan Bautista en la Iglesia del Salvador», enumera.
Son los tapices precisamente los que dan nombre a los 'paños de oro' con los que se bautiza el libro, piezas cuya confección sirven a Torrecilla para trazar un paralelismo a lo largo de toda la obra que va parejo a la estructura con la que monta su investigación. En su primera parte tiene lugar el 'bastidor', o el contexto histórico con el que dibuja la situación sociopolítica y geoestratégica que caracterizan tanto a Flandes como a Valladolid.
En su segundo apartado, la 'urdimbre' le ayuda a profundizar en los contextos inicialmente planteados a través de sus diferentes protagonistas, a los que confronta para explicar mejor el momento histórico al que alude. Así, desfilan Felipe I contra Juana de Castilla, Carlos V contra los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado, o los calvinistas frente a los católicos flamencos, entre otros.
Su parte más jugosa es el 'entramado', que dibuja los diferentes ámbitos vitales de la época con sus personajes principales más destacables. Resaltan políticos como Luis Osorio de Acuña, Adriano de Utrecht o el Duque de Lerma, militares como el III Duque de Alba o el medinense Cristóbal de Mondragón o Hernando de Acuña, artistas como el cartógrafo Frans Hogenberg (autor de uno de los primeros mapas de Valladolid) o el pintor Rubens, humanistas como Erasmo de Rotterdam (que se negó a pisar España en vida pero cuya influencia fue grande en nuestros pensadores) y escritores como Cervantes, Quevedo o Jerónimo Gracián, confesor de Santa Teresa de Jesús.
No puede olvidar el libro el «cartón», o el arte hispanoflamenco que aún hoy se puede ver en nuestras calles, como la fachada de San Gregorio o la de San Pablo, «un auténtico paño de oro... en piedra».
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