

Julia Navarro y su nuevo libro, en Valladolid: «Ha caído la frontera entre información y entretenimiento»
La escritora presenta 'De ninguna parte', una novela que explora el desarraigo y la identidad, con el fondo de un atentado terrorista
«Esta novela no se puede llevar al cine por el final que tiene», dice con rotundidad Julia Navarro sobre 'De ninguna parte', su último ... libro, una historia «de espías, de terrorismo, del papel de los medios». La literatura tiene truquitos, recursos, resortes que saltan por los aires cuando una imagen rompe la magia de las palabras. Así que, si no se puede hablar de finales, mejor hacerlo de los principios.
«Todas mis novelas nacen por un porqué. En realidad, de los grandes porqués del ser humano (la identidad, el peso de las circunstancias...). Con las novelas me hago preguntas a mí misma y también interpeló a los lectores para que se pregunten por qué sucede lo que sucede». Son las suyas, defiende, novelas de acción (de ritmo frenético y mil peripecias) que llevan a la reflexión.
Esta historia, cuenta, «se ha escapado de las páginas de los periódicos». «Muchas veces nos quedamos en los titulares sin ir más allá. Y el impacto de los titulares se acaba olvidando. Hace unas semanas teníamos el corazón en un puño por lo que ocurría en Afganistán. ¿Y ahora? ¿Que ha pasado con esas mujeres, con esos niños que no lograron salir de allí?».
Recuerda con viveza a aquellas familias que huyeron de la guerra de Siria y deambularon por caminos, de frontera en frontera, hasta encontrar un país de acogida. «Esta es una de las grandes asignaturas pendientes de la Unión Europea. No la hemos aprobado. Y sobre esto reflexiono en el libro. Cómo tratamos a los inmigrantes, que hacemos para que se sientan parte de nosotros, si se les reconoce la dignidad y los derechos que merecen. Si nos ponemos en la piel de los demás, es más fácil responder a estas preguntas», defiende Navarro durante un encuentro con treinta lectores (aforo limitado) en la librería Oletvm.
Los protagonistas de 'De ninguna parte' tienen que hacer frente a estas cuestiones. Son personajes criados en una cultura y que no terminan de ubicarse, ni en su nuevo destino ni en el lugar que se presume para ellos. «Viven una tensión entre las costumbres del lugar del que vienen y al que llegan». Tensiones con su familia, con su entorno, con los prejuicios e imágenes preconcebidas. El desarraigo como sentimiento motor. «No soy determinista, pero sí que hay ciertos episodios en nuestras vidas que son como piedras en la mochila. Las circunstancias pesan, pero no podemos hacer que sean determinantes», dice.
Abir presencia de adolescente el asesinato de su familia durante una misión del Ejército israelí en el sur del Líbano. Jacob debe luchar contra enemigos que no ha elegido. Sus vidas se unirán en un suceso tragico que tendrá consecuencias en su futuro. Y en el centro de la novela, uno de los grandes dramas del mundo contemporáneo: «El terrorismo de raíz islamista». «En los últimos años, lo hemos visto en Madrid, en Barcelona, en París, Bruselas... ¿Qué ha pasado para que haya una brecha tan grande entre Oriente y Occidente? Las preguntas son indagación, no justificación. Y hay que buscar las respuestas para comprender», apunta Navarro, convencida de que sus cuarenta años de profesión periodística ayudan a adoptar esta posición inquisitiva ante la vida.
Y el periodismo aquí juega un papel importante. «He querido coger a los lectores de la mano y meterlos en una redacción, para que vean el juego de egos, las dificultades a las que tienen que hacer frente los periodistas para contar una noticia. Porque tenemos que luchar contra ese aliento (de los poderes económicos y políticos que sentimos en la nuca)». Y ante esto, Navarro plantea una pregunta más en su novela: ¿Deben los medios dar cobertura a un comunicado terrorista? «El problema es que se ha difuminado la frontera entre información y entretenimiento. Se nota sobre todo en la televisión. Vivimos en una sociedad cada vez más infantil en la que parece que tenemos que estar entretenidos de forma permanente. Parece que la información tiene que ser divertida y entretenida. Y al caer esa frontera, porque se piensa que hay que tratar a los adultos como niños pequeños, estamos banalizando los hechos»
«A veces es más fácil tomar consciencia de un problema a través de la literatura que con los titulares», cuenta Navarro, quien ya tiene en la diana nuevas preguntas para su próxima novela. Ya la está escribiendo. «Pero no diré ni una palabra sobre de qué va. Hasta que no pongo 'fin' no es una novela, sino un proyecto; y de los proyectos no hablo», dice. Mientras, sigue escribiendo en el pequeño despacho de su casa, siempre en silencio, en una quietud necesaria para la concentración que solo rompe Argos, el pastor animal que ha acompañado a Julia Navarro en ese viaje por los porqués con los que se desata su escritura.
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