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Julia Viejo y Júlia Peró. A. Mingueza
Júlia Peró y Julia Viejo acercan la visión generacional de los 90 sobre el arquetipo literario femenino

Júlia Peró y Julia Viejo acercan la visión generacional de los 90 sobre el arquetipo literario femenino

Humor, denuncia social y miradas críticas a la juventud y a la vejez caracterizan sus novelas

Samuel Regueira

Valladolid

Martes, 4 de junio 2024, 21:07

Resulta desafiante tratar de tender puentes entre las literaturas de Júlia Peró y Julia Viejo. Diferentes orígenes, enfoques y temas parecen poner trabas a la posibilidad de encontrar elementos comunes entre sus narrativas. Y sin embargo, el diálogo entre estas jóvenes autoras nacidas en la década de los noventa ha trufado de puntos de encuentro sus visiones en torno a la vida, la obra escrita y la mirada que se deposita hacia las mujeres por parte de la sociedad. Ambas escritoras han participado en un encuentro del público en el marco de los actos de la 57ª edición de la Feria del Libro de Valladolid, en un acto desarrollado en el Círculo de Recreo y moderado por la periodista Andrea Briongos.

Viejo, cuya carta de presentación en el ámbito editorial ha sido el libro de relatos 'En la celda había una luciérnaga', vino presentando su debut en la novela con 'Mala estrella', que a su vez surgió de una pieza de narrativa breve «que pedía más espacio y una galería más amplia de personajes». La novela también le reclamaba, explica la autora en conversaciones previas a su acto, «una mayor implicación emocional, no necesariamente autobiográfica». Su cuento germinal, 'En un viaje', escondía bajo su punto de vista el enorme potencial de una historia vertebrada en torno al fin de la infancia y con la ominosa figura del gran patriarca muerto, mientras desparrama sus tentáculos en torno a temas como la intimidad, el mundo interior de una niña de trece años «a la que todo el mundo toma por el pito del sereno», la picardía, la rabia, los cambios corporales de la pubertad e incluso la mirada masculina indebida y prematuramente cargada de deseo hacia ella.

«Tengo a mis referentes en las grandes autoras del siglo XX, como Carmen Laforet o Ana María Matute», señala Viejo. «Pero no me puedo desprender al hecho de que soy una niña de los noventa, y también llevo encima a Matilda, a Pippi Calzaslargas y a la protagonista de 'Mi chica'.

Por su parte, Júlia Peró, que en 'Olor a hormiga' bebe de la lírica y de la poesía que ya ha cultivado en 'Anatomía de una bañera', porta con orgullo su deuda con los haikus a contracorriente, que rompen deliberadamente la estructura 5-7-5 de esta composición poética en su formato original. De manera antitética a su tocaya, que se construye en torno a ese abrir los ojos a la pubertad, Peró cimienta su obra literaria en torno al miedo a la vejez, nacido de su propia etapa universitaria, mientras cuidaba a una abuela que se deslizaba hacia la demencia:

«Ese miedo es algo que no asumimos, no solo a nivel físico, tampoco a nivel mental», lamenta Peró. En su libro, una mujer mayor se autoimpone la soledad por más de un motivo: «La demencia anida su cabeza, pero también surge este aislamiento voluntario porque la sociedad ha decidido no aceptarla».

Peró, entre cuyos referentes cita a Anne Sexton y Anne Carson, pero también a Luna Miguel y Berta García Faet, incluye en su obra reflexiones y preguntas incómodas hacia la sociedad y cómo tratamos a las personas mayores: «Todo el mundo sufre envejeciendo», asevera. También, y de una manera muy particular, las mujeres: «La vejez femenina ha empezado a visibilizarse hace poco, no dejamos ni a las actrices hacerse mayores», señala la autora. «La violencia contra nuestros cuerpos abarca todas las edades, y muy especialmente cuando envejecemos y dejamos de ser fértiles».

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