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Concepción Andrés Picado dice tan poco en el mundo del celuloide como lo pueda decir José Antonio Domínguez Bandera. Nada que ver el impacto que provoca si a este último le llamamos Antonio Banderas y, sin embargo, la misma indiferencia que si nos referimos a ... la primera como Conchita Montenegro (1911-2007), la primera actriz española que cruzó el charco para hacerse un nombre en Hollywood. Un personaje desconocido para la gran mayoría que esconde una historia de película y que ha dado pie al libro 'Mi pecado', merecedor del Premio Primavera de Novela 2018. Javier Moro (Madrid, 1955) visitó ayer Valladolid para firmar ejemplares en El Corte Inglés, donde tuvo tiempo de repasar algunos aspectos de la fascinante vida de sus dos personajes. Por un lado Conchita Montenegro, a quien llegó por casualidad a través de un amigo gallego. «En Cedeira es donde se puede visitar el único monumento a Leslie Howard, abatido por los alemanes cuando pilotaba un avión», explica. Y aquí llegamos al segundo de los personajes. Uno de los actores más célebres de la época, cautivado por la belleza de la española, que llegó a ejercer de espía en plena II Guerra Mundial. «Ese amigo se preocupó por su historia y dio con Conchita Montenegro en una residencia en Madrid. Ella le dedicó una entrevista un año antes de morir», añade. Es en esa residencia donde se cuenta el final del libro, unas páginas antes de que Howard fuera abatido cuando volaba enviado por Churchill para hacer llegar un mensaje al mismísimo Franco.
«Lo fascinante de todo es que no hay ficción, no ha habido que inventar nada, ¡es todo real!», exclama Javier Moro, sorprendido todavía por el diamante que ha caído en sus manos. «La vida de Montenegro es tan fascinante como desconocida, seguramente escribir sobre Sara Montiel no hubiera tenido tanto interés. He encontrado una perla porque el argumento lo tiene todo, es la historia de una mujer pero también es la historia de una época». Es la historia de una actriz que llega con 19 años a la meca del cine y coincide con otros españoles como Luis Buñuel o Jardiel Poncela, y también la del espía Howard. «Fue de los primeros en alertar del nazismo y nadie le hizo caso en Estados Unidos. Tuvo tanto peso que los alemanes se lo cargaron. Produjo las películas de mayor éxito de los años 40 y 41 en Inglaterra, películas en las que por primera vez se denuncia la existencia de campos de concentración», comenta el escritor sobre el otro personaje clave de la novela.
Un tipo con perfil de dandy británico, de origen judío húngaro, que pasó sus cinco primeros años en Viena y tuvo el alemán como primer idioma por encima del inglés, y que sobre todo sufrió en carnes propias el antisemitismo de la época.
Su relación imposible con la actriz española, casada con el diplomático Ricardo Giménez-Arnau, añade a la novela otro atractivo. En el proceso de documentación, Moro estableció contacto, entre otros, con Jimmy Giménez-Arnau y Alfonso Ussía. «Me hablaron de cómo era Conchita Montenegro, cómo vivía y cómo era su marido. Un tío abierto, culto, que hablaba once idiomas, y buen embajador que daba una imagen de país mucho más abierto de lo que era en realidad. Me contaron también la historia de su prima Juanita, brasileña, que tiene también una historia de novela», recuerda el escritor madrileño.
El desconocimiento que existe sobre la vida de la primera actriz española que desembarcó en Hollywood, en plena transición del cine mudo al hablado, lo sitúa Moro en el debe de la propia artista, desaparecida de la escena con 32 años. «Ella borró su pasado de un plumazo cuando se dio cuenta de que su pasado era un obstáculo para su futuro. Y cuando te empeñas en cercenar tu pasado consigues que se te olvide. Ella murió en una residencia a los 95 años de forma completamente anónima», subraya Javier Moro, inmerso en una polémica cuando se presentó 'Mi pecado' al aparecer de forma paralela una novela con idéntico argumento, 'Mientras tú no estabas', de la periodista Carmen Ro.
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