Isabel San Sebastián: «Me da pereza el presentismo»

«La Reconquista ha sido el momento más determinante en la historia de España, un proyecto común y compartido que nos ha hecho lo que hoy somos», pondera su autora. « Por esta inmensa fortuna formamos parte del ámbito geográfico, político y estratégico que llamamos Europa: si no, en términos culturales, formaríamos parte de África». La autora se confiesa «agradecida» de la suerte del país y no vacila en señalar a «cierta izquierda que se considera feminista y piensa que el islam es más progresista que el cristianismo, cuando una de estas religiones ha evolucionado hacia el laicismo y la otra en dirección contraria».

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En 'La temeraria', San Sebastián aborda la vida de Urraca como «primera reina de pleno derecho en España y Europa», que llegó a lo más alto «a pesar de ser mujer, enfrentándose a su hijo, a los malos tratos de su marido y a un sinfín de dificultades». y aunque confiesa que no entiende «por qué el feminismo no reivindica a la primera reina que se atrevió a ejercer», tampoco se le escapa la ironía de que en la trinchera de enfrente, aquella que reivindica a pecho y espada el glorioso pasado de España, le puede suscitar rechazo el planteamiento de una novela vertebrada contra la misoginia y en torno a los éxitos de una mujer.

«Urraca merecía que alguien por fin la mirase con ojos de cariño e indulgencia, tras años de crónicas escritas por clérigos misóginos alineados con una historiografía oficial que ha ignorado sistemáticamente la memoria de la mujer», sentencia. Esos ojos son los de Muniadona, la ficticia sirviente de la estirpe de los Huma (familia recurrente en las novelas de su autora) pero también los de la propia San Sebastián, que cabalga contradicciones bajo la bandera del antidogmatismo: «Soy independiente, me debo a mis ideas y mis convicciones y detesto el sectarismo», lamenta.

«El presentismo me da pereza», añade: «Hay que juzgar hechos del siglo XII en su contexto, demostrando cómo se vivía en aquel momento, cómo se luchaba y lo que se tenía que superar». Para San Sebastián, normalizar el cautiverio, el machismo, la crueldad o la esclavitud en una novela histórica es requisito imprescindible para su verosimilitud: «Imbuirles de valores que hoy hay y no existían entonces es tan incoherente como ponerles un reloj en la muñeca».