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El siglo XX a través de 30 protagonistas es la propuesta que Juan Pablo Fusi desarrolla en 'Ideas y poder'. Una treintena de políticos e intelectuales componen el fresco de una centuria marcada por el crecimiento demográfico y económico exponencial, por el desarrollo tecnológico, ... por la comunicación de masas, por los cruentos regímenes totalitarios, por las guerras, el Holocausto y la independencia de los países salientes de la descolonización. Todo eso lo cuentan los manuales de historia contemporánea. Fusi ha querido presentarlo desde la biografía, a partir de esa tentación golosa para cualquier lector curioso y ese ladrillo imprescindible para cualquier profesional de la historia.
La selección atiende a pensadores que analizaron ese tiempo y a hombres de acción que lo determinaron, y en medio, políticos escritores como Churchill o Azaña. También hay una nutrida representación de judíos –de Freud a Einstein, de Ben-Gurión a Arendt–, de autoridades morales –Gandhi, Mandela, Luther King–, de gentes cuya aportación intelectual es indispensable para explicar el siglo –Keynes, Monnet, Berlin, Beauvoir–, de inolvidables dictadores –Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin– y de memorables líderes –Nasser, Pablo VI, Roosevelt–. «Podían haber sido otros los elegidos, pero creo que los que están jalonan el siglo XX, no solo el occidental sino el africano y asiático», explica el historiador.
Especialista en la historia contemporánea nacional, Fusi ha desplegado en los últimos años sus dotes divulgativas en libros que acercan la historia mayúscula en pequeñas dosis. En este caso, el ensayo otorga especial importancia a las palabras de los protagonistas, a sus discursos. «He buscado citas muy representativas y reveladoras de los biografiados y de su tiempo», aclara el guipuzcoano. Quien fuera director de al Fundación Ortega y Gasset, mantiene con el filósofo una estrecha relación en su trabajo, sus citas transen el libro.
«Ortega, como Azaña, es un intelectual implicado en la política temporalmente y acuña la expresión de ser un 'transeúnte'. Quizá no sea el filósofo definitivo del siglo XX, sería probablemente Heidegger, con el que coincide en muchas ideas, en esa filosofía de la vida que cultivan. Pero es Ortega quien acuña esas reflexiones en frases más fácilmente. Ortega es para cualquier escritor o periodista un centón de citas acertadas. Es una apoyatura de autoridad, sus aseveraciones son siempre un acierto, algo que no tienen otros filósofos, quizá de pensamiento más profundo. Hay medio centenar de frases suyas muy brillantes para describir la crisis de la modernidad, la del siglo XX. En 1933 dice algo que lo resume todo: 'lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa'».
Albert Camus «tampoco está en política, pero es un escritor en la resistencia argelina, y algunos de sus libros, sobre todo las obras de teatro, tienen una dimensión política así como los ensayos 'El hombre rebelde' y 'El hombre y la política'». Keynes fue «un economista puro y duro que se asomó a la política como miembro de Cámara de los Lores por el Partido Liberal. Sin embargo sus ideas económicas son esenciales para la segunda mitad del sigloXX».
El ensayismo biográfico «no es investigación de primera mano», bebe de monografías y libros ajenos, que en el caso de algunos de los personajes de 'Ideas y poder' se han producido en cantidades ingentes. «Desde 1963, cuando asesinan a Kennedy, hasta 2013, se estimaba que se habían publicado en torno a 40.000 libros sobre él, además de series y películas», escribe el académico de la Historia.
De los discursos referidos en el libro, el autor considera al de Martin Luther King, «probablemente el mejor del siglo XX y además, improvisado, solo tenía escritos los dos primeros folios». Como representante de la lucha por los derechos de la población negra en EE UU «podía haber optado por Rosa Parks o Malcolm X, pero nadie hizo un discurso como él». También en la India había otras personalidades como «Tagore, Nerhu, Indira, pero elegí a Gandhi porque es él y luego los demás». En el caso de África, «entras en la biografía de Mandela y tiene vueltas y revueltas que no coinciden con la figura que emergió tras su liberación, pero su incomparable calidad humana, su tremenda dignidad, le convierte en el indiscutible líder de la Sudáfrica negra».
De ser los banqueros y los joyeros de la modernidad, los judíos del siglo XX están presentes en buena parte de los ámbitos de poder. «Es un pueblo del libro, educado en la cultura escrita y predispuesto para ese peso intelectual que lograron en Centroeuropa. Desde allí irradian una cultura excepcional destruida por Hitler a otros países y continentes. Luego han hecho sus carreras en la vida académica y intelectual, en el cine y en la profesiones liberales», cuenta Fusi.
Cierra el libro Isaiah Berlin, judío de Riga que murió en Oxford en 1997. Precisamente allí le conoció el historiador español cuando realizaba su tesis a las órdenes de Raymond Carr. De Berlin dice: «Fue un intelectual de Oxford que, como tal, priorizó, desde la ironía y el escepticismo, el jugar con las ideas, la conversación ingeniosa y la vida social». ¿Por qué eso es tan infrecuente entre los españoles?
«Tenemos un sentido más dramático y agónico de nuestra vinculación con nuestra circunstancia.Alguien como Berlin no tenía ese sentido de responsabilidad de tener que salvar la circunstancia en la que uno vive. Yvuelvo a citar a Ortega: 'Si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo'. Esa tradición del escepticismo británico y la ironía son, como el humor, formas de conocer, no es frivolidad banal. La lectura de Berlin es un gran placer; para mí es el gran intelectual de la segunda mitad del XX».
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