Los hoteles más literarios
Mitomanía ·
Un recorrido por establecimientos de París donde residieron, escribieron y hasta murieron autores famososMitomanía ·
Un recorrido por establecimientos de París donde residieron, escribieron y hasta murieron autores famososabraham de amézaga
Lunes, 24 de agosto 2020
Flaubert se preguntaba si «existe algo más triste que una habitación de hotel con sus muebles antes nuevos y ahora usados por todo el mundo», mientras que a un maniático personaje de Maupassant le rondaba la curiosidad por saber «cuántos enfermos y de qué índole ... habían dormido en esos colchones, debajo de esas mantas, encima de esas almohadas, dejando en las lanas, en las plumas, en las telas, miles de gérmenes imperceptibles, procedentes de su piel, de su aliento, de su fiebre». Esto y más descubríamos en el libro 'Vidas de hotel', donde Eduardo Berti recopilaba historias de una treintena de destacados autores, porque «cada escritor, no es exagerado pensar, hace de su hotel un emblema personal», señalaba en la introducción.
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Multitud son las obras en las que gran parte de la trama se desarrolla en el interior de uno de estos establecimientos, porque suelen dar mucho juego a una historia. Pero aquí vamos a trazar un recorrido por una serie de hoteles de París relacionados con autores -la mayoría franceses-. Los hay en los que pasaron largas temporadas, junto a otros que rinden tributo tanto a ellos como a su obra.
El itinerario comienza necesariamente en el literario barrio de Saint Germain des Prés: en la orilla izquierda del Sena. A muy pocos metros de la Escuela de Bellas Artes, se encuentra un establecimiento discreto, L'Hôtel -sí, así se llama-, con la misión por tanto de albergar a huéspedes. En otro tiempo llamado Hôtel d'Alsace, en su fachada una placa recuerda que en él durmieron el irlandés Oscar Wilde y el argentino Jorge Luis Borges. El primero, cuya habitación se conserva -hasta la cama-, fallecía además allí, el 30 de noviembre de 1900, como se lee en la placa, repleto de deudas -eso, bien sûr, se obvia-; mientras que Borges se alojó entre 1977 y 1984, como informa la suya, a la derecha de la del autor de 'El retrato de Dorian Gray'. Entre la estancia de uno y otro, en pleno boulevard de Saint Germain, en el Hôtel Madison, y en la primavera de los 40 de la pasada centuria, Albert Camus finalizaba 'El extranjero', su obra más conocida, junto a 'La peste'. Lo hacía un lustro después de que Boris Pasternak pusiera los pies en ese mismo local.
Pero si hay un hotel más que mítico en ese mismo barrio es La Louisiane, que acogió a gentes de diferentes ámbitos, incluido, claro está a escritores, como el egipcio Albert Cossery, que moró en una de sus habitaciones durante décadas: «La vida de hotel es la única que se presta de verdad a las fantasías del hombre», confesaría.
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Fantasías, y legión, las que experimentaría a lo largo de su existencia Ernest Hemingway, quien recala junto con su esposa en diciembre de 1921 en el Hôtel Jacob (hoy Hôtel d'Angleterre), pasando varios meses allí. Se cuenta que ocupaban la habitación 14 y que abonaban 175 francos de la época al mes. «Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en otro» (en carta del autor de 'París era una fiesta', de 1939). Ya más próximo a los jardines de Luxemburgo, ese gran pulmón de la rive gauche, donde se halla también el Senado, está enclavado el Hôtel Fontaines du Luxembourg, que frecuentara Verlaine entre 1889 a 1894, como informa un rótulo en su fachada. Si seguimos caminando hasta la plaza del Panteón, a pocos metros, llegaremos al Hôtel des Grands Hommes, un edificio del siglo XVIII, en el que el padre del surrealismo, André Breton, inventará junto a Philippe Soupault la escritura automática.
En ese mismo distrito, el de la sede central de la Sorbona, se enclava desde hace dos años un hotel que lleva el nombre de Monte Cristo, en homenaje a la obra de Alejandro Dumas, y cuyo bar, el 1802, especializado en ron, de existir en época de este grande de las letras, lo hubiera hecho sin duda su favorito en París; un flechazo, como le ocurriera al mencionado Hemingway con el bar del Ritz, hotel que también apasionaba a Marcel Proust, quien a día de hoy cuenta con un salón de té que porta su apellido, algo que lógicamente no vería en vida. Tampoco conocería Le Swann Paris, el primer hotel dedicado por completo a él y su obra, 'En busca del tiempo perdido'; Arthur Rimbaud y Marcel Aymé son los únicos que cuentan con establecimientos que les rinden entero tributo en la capital del Sena. Se trata de una iniciativa de la Société des Hôtels Littéraires, que igualmente ha abierto Le Flaubert, en Ruán, y el Alexandre Vialatte, en Clermont-Ferrand.
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Cerca de los Campos Elíseos, en una calle que lleva su nombre se encuentra el hotel Le Balzac, un cinco estrellas, en el edificio que fuera propiedad del novelista -a pesar de que falleciera sin abonar su precio, como se apunta-. En ese mismo barrio está también el Pavillon des Lettres, con 26 habitaciones, dedicada cada una de ellas a un escritor.
Es momento de regresar al distrito en el que comenzamos, el de Saint Germain, y finalizar en el Lutetia, hoy con categoría de palace -la máxima en Francia-. Este fue punto de encuentro en 1945 de los deportados de los campos de concentración, en su mayoría judíos. Vian y Camus lo frecuentaron, como nuestro contemporáneo Pierre Assouline, que tras residir en él una semana, pondría el título de Lutetia a uno de sus libros. Final del itinerario.
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