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Cada vez que un turista se acerca por Runmarö (una pequeña isla sueca de apenas 15 kilómetros cuadrados, 300 vecinos) y se encuentra con Fredrik Sjöberg atento en un arcén, parado junto a un camino, suelen preguntarle qué hace ahí, tan quieto, tan callado. Su ... respuesta suele ser siempre la misma: «Cazo moscas». Y cuenta que no hay mucha variedad en lo que le contestan los turistas: «Pues podrías venir a mi casa, que yo las tengo a montones».
Eso sí, seguro que no son tan raras como las que captura Sjöberg. En siete años, ha capturado 202 especies de moscas. Distintas. Porque aunque todas parecen la misma (negra, con alas y molesta), solo en Suecia hay 4.424 especies de moscas. «Y constantemente se descubren otras nuevas». De ellas, 368 pertenecen a la familia de los sírfidos, que son las que estudia Sjöberg. Y son, además, las protagonistas de 'El arte de coleccionar moscas', un ensayo ahora publicado en español por Libros del Asteroide.
'El arte de coleccionar moscas' Fredrik Sjöberg
Libros del asteroide 240 páginas. 19,90 euros.
Los sírfidos son esa variedad de moscas que no parecen moscas. «En ocasiones se asemejan a avispas, otras veces parecen abejas… o mosquitos muy delgados». Cuenta Sjöberg que son moscas que «se disfrazan». Los pájaros suelen comer moscas, pero evitan los himenópteros, que les pueden picar. «Así, la eterna carrera armamentística de la naturaleza ha llevado a una gran cantidad de moscas inofensivas a adoptar el aspecto de toda clase de bichos fastidiosos».
Hay moscas que son auténticas impostoras, como las del género eristalis (las moscas de las flores). Hay otra, la 'doros profuges', que es «grande, bonita y no se parece a ninguna otra especie». «Nadie sabe de qué se alimenta o por qué es tan esporádica», escribe Sjöberg. «Aparece en algún lugar, un solo ejemplar, y luego no vuelve a dejarse ver. Una rareza. Es muy difícil que alguien encuentre dos ejemplares en el mismo lugar». Él ha tenido la suerte de atrapar siete ejemplares en la isla.
«Encontrar especies nuevas puede ser sin duda muy emocionante, pero no se puede comparar con volver a encontrar las que otros vieron hace mucho tiempo y que nadie más ha vuelto a ver. Las que se suponía que habían desaparecido», cuenta el señor de las moscas, quien tiene en su casa plantado orégano porque sus flores las atraen. Y para capturarlas, recomienda usar cuencos amarillos poco profundos y llenos de agua. «Se ahogan porque son tan estúpidas que creen que todo lo que es amarillo es una flor», explica.
En el libro, intenta romper con esa imagen del entomólogo como «un bobalicón que corretea sin aliento por campos y prados en pos de mariposas que huyen veloces». En realidad, dice, son personas tranquilas, «de natural contemplativo». «Correr es inútil. Las moscas son demasiado rápidas». Por lo tanto, es mejor «quedarse quieto, como al acecho, y casi siempre en lugares al sol, al abrigo del viento y rodeados de olorosas flores». «Lo primero con lo que debe contar el entomólogo es con la soledad». Y lo segundo, con la paciencia.
«La captura de moscas es una forma de ejercer la lentitud», defiende. Aunque él no está muy de acuerdo con esa filosofía 'slow' que reclama pausa para todo y arremete contra la celeridad del mundo. «La lentitud no es un fin en sí mismo, ni una virtud ni una derrota». «Mucha gente se queja de que las comunicaciones son cada vez más rápidas, de las prisas, de que no hay tiempo para nada. Pero la tendencia del más de todo y todo más rápido es preferido a su contrario, por la sencilla razón de que uno puede bajarse de un tren rápido, pero difícilmente podrá hacer que una caravana de asnos acelere el paso».
Así, en ese planeta acelerado, encuentra freno y sosiego en la caza de moscas. «Capturar moscas es una cuestión de anestesia y un camino del ambicioso hacia la perfección, con el deseo de ser el mejor», de atrapar una especie que nunca nadie viera antes. Y todo esto, lo cuenta Sjöberg en un libro en el que enhebra sus experiencias con la biografía del entomólogo sueco René Malaise, famoso por inventar una trampa que consigue atrapar a muchos mosquitos a la vez.
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