Gianni Rodari, el fabulador incansable

El ilustrador leonés Javier Zabala ha trabajado en tres libros del italiano. El último debía ser presentado en Bolonia. «Es un proyecto internacional en que el nos ofrecieron ilustrar una historia a cien dibujantes de todo el mundo, un libro grande de la editorial Emme, de Einaudi. Aún no se ha traducido al español», explica Zabala. Kalandraka ha reeditado 'Érase dos veces el barón Lamberto', un libro que ilustró Zabala en 2013, y antes, con SM el álbum 'El hombre que compró la ciudad de Estocolmo'. «Rodari me encanta porque es un escritor muy abierto a interpretaciones desde el punto de vista gráfico y desde el punto de vista literario, recuerdo varias historias a las que propone tres finales y el lector elige. Cuando ilustras desarrollas un lenguaje paralelo al texto, va imbricándose con él: a veces habla el dibujo, a veces el texto, a veces ambos, otras, ninguno. Rodari permite incluir tu opinión. Es un contador fantástico y sus relatos son permeables, como la poesía», explica este Premio Nacional de Ilustración.

Si la obra de Zabala es reconocible sin su firma en estos títulos de hace algunos años, no es tan concordante la de Tomás Hijo. El ilustrador salmantino ha tenido que volver sobre su trabajo de 2013 cuando ilustró para la colección El Barco de Vapor de SM 'Retahílas de cielo y tierra'. Ahora lo recupera esta editorial con otro formato conmemorativo. «He diseñado una nueva portada para ese libro. Lo que hago ahora nada tiene que ver con el Hijo de entonces, he recuperado un estilo que ya no practico», explica este profesor de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca. «Entonces utilizaba un lenguaje gráfico muy sencillo, esquemático, para acercarme a los niños, a través del color y la poesía visual para que combinados dieran un nuevo sentido». Rodari siempre le interesó. «Leí la 'Gramática de la fantasía' y me fascinó esa receta suya de mezclar los elementos cotidianos con lo maravilloso, con ese binomio todo puede adquirir un sentido nuevo», cuenta Hijo. En cuanto a su estilo, conoció el grabado y de la sencillez de líneas al expresionismo. «Es una técnica más sofisticada que va dirigida a un público distinto y que me ha absorbido, ha desplazado a todo lo demás. Ya no estoy tan centrado en el mundo editorial, esto permite trabajar en otros soportes y tener tu galería online».

El domingo de los pequeños

Hijo hacía referencia al ensayo de Rodari en el que explica sus claves para captar la atención de los niños. Aquel maestro que acabó dedicándose al periodismo ha trascendido precisamente por el sinfín de historias que escribió para el público más joven. Rodari creció en la Italia fascista, se libró de ser llamado a filas durante la II Guerra Mundial por su frágil salud pero su hermano Cesare fue recluido en un campo de concentración nazi. Esto y la muerte de dos de sus mejores amigos le llevó a sumarse a la resistencia comunista. Este hecho marcaría su excomunión cuando se dio a conocer en las escuelas con su libro 'El manual del pionero'. A esto hay que unir el éxito de su libro 'Las aventuras de Cipollino' en la URSS de comienzos de los cincuenta. A España llegó en 1982 de la mano de Bruguera ('Las aventuras de Cebollín'). La acusación de la autoridad católica era que buscaba «adoctrinar» a los niños con sus historias de resistencia y problemas sociales.

En realidad el catálogo de Rodari es tan grande que admite todas las interpretaciones. Lo cierto es que las visitas tan extendidas hoy de los autores a los colegios las practicó tempranamente el autor de 'Los cuentos por teléfono'. Durante su trabajo en el diario nacional L'Unitá creó una subsección llamada 'El domingo de los pequeños' y su manera de intentar sumar lectores niños sigue siendo vigente: la lectura no debe ser obligatoria, no es disuasoria de otras actividades placenteras o cómodas para el infante, sino la puerta a un mundo que se transita por voluntad propia. Como autor escribió cientos de poesías y cuentos en las que señales, objetos o situaciones ordinarias abren la puerta a lo extraordinario, con una pizca de surrealismo.

El barón Lamberto vive un retroceso en su edad, como Benjamin Button, gracias a la recomendación de un sabio egipcio: «El hombre cuyo nombre es pronunciado permanece vivo«. Alegoría sobre la bondad de nuestros hechos devuelta en insólita forma. Las 'retahílas' son poemas que van de la coma a la góndola, de los trenes a los cuentos del revés. Anaya también ha hecho ediciones especiales de este clásico en sus colecciones Sopa de Letras para diferentes edades y un volumen especial, 'Las mejores historias y rimas de Gianni Rodari para los más pequeños'.

Rodari fue muy querido en toda Italia, recibió el Premio Andersen en 1970 y sigue sumando lectores en todo el mundo.