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Lleva años bregando en la formación del profesorado e inculcando el valor de la oralidad en las aulas para inocular desde la infancia a la adolescencia el placer por la lectura. Gemma Cienfuegos, profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de ... la Universidad de Valladolid, ha investigado por qué la afición lectora adquirida en Primaria se interrumpe al llegar a Secundaria y en ese contexto situó la conferencia 'Cuéntame un cuento... O la magia de la palabra dicha'.
«Leer textos en voz alta a un receptor 'oidor' en la escuela garantiza la escucha activa, estimulada por el gusto de recibir y compartir cuentos, poemas, diálogos teatrales que van a ir conformando la competencia literaria del alumnado», expuso ayer la docente ante un nutrido auditorio con profesionales de las artes escénicas en la inauguración de los Encuentros Te Veo en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón.
Considera que en la escuela infantil hay receptividad hacia el valor de la palabra, «es su puerta de acercamiento a la letra escrita con los cuentos ilustrados. La oralidad es la base, hay maestras que utilizan muy bien el cuento como base de la educación, pero en Primaria se empieza a renquear un poco porque la escuela se centra en enseñar a leer y a escribir y se va perdiendo la lectura en voz alta. Es en la adolescencia cuando aparecen los problemas y la lectura se considera un trabajo y no un placer; con la escucha y la oralidad eso no se perdería. Quien lo probó lo sabe».
Remarca Gemma Cienfuegos que la obligatoriedad de leer en las aulas «nos está apartando del camino, que es la educación literaria, no la enseñanza de la literatura. Hoy, con la oferta audiovisual de los jóvenes, si no se cambia el enfoque no se va a ningún sitio. Hay muchas maneras de obligar a leer en la escuela sin plantearlo como un examen».
Las tácticas que para ella se han revelado efectivas pasan por la lectura en voz alta con los alumnos, hacer teatro, «que el aula sea un espacio de recepción y disfrute». Toma como referencia al escritor Luis Landero: «Cuando le preguntaron por su método como profesor para que los alumnos se sintieran atraídos por la lectura su respuesta fue: 'Leer con ellos. Leer juntos. la literatura no la enseña el profesor. La enseñan Cervantes, Stevenson o Molière.El profesor es un anfitrión que hace las presentaciones: aquí Shakesperare, aquí un lector'».
Citó también los ejemplos del dramaturgo Juan Mayorga y de la escritora Soledad Puértolas, atraídos por los libros a través de la repetición de textos en voz alta, y reivindicó el cuento y su capacidad para captar lo mismo a niños que a adultos. «Creo que maestros y profesores de literatura, mediadores, educadores, cuenteros o narradores debemos asumir nuestra labor con fidelidad a la poética de este legado cultural».
Entre sus propuestas, sugiere ampliar el número de títulos de lectura, un acercamiento a los cuentos populares en versiones «que no se encuentren censuradas o con enmiendas empobrecedoras en favor de un infantilismo estereotipado», e implantar una cultura del cuento contado en las clases «no como actividad extraordinaria, sino como rutina; es un ejercicio que frena la tendencia actual al abandono de la lectura en Educación Secundaria. Leer en voz alta en las aulas siembra apetencia por la literatura».
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