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Desde hace casi tres décadas, Fernando García de Cortázar entrega su alma a la divulgación de la historia de España para el público dentro y fuera del aula. Su 'Breve historia de España' (1993) fue el primero, 'Y cuando digo España. Todo ... lo que hay que saber' (Arzalia), el último. Viene a completar el anterior con el mismo sello, 'Viaje al corazón de España'. «Quiero contar nuestro pasado como algo que nos apela, que nos ayuda a seguir adelante, superado ya el discurso de la decadencia y el pesimismo», dice este jesuita que acaba de cumplir los 78 y no deja de trabajar por las noches.
«Más allá de un lugar de nacimiento, de un dato en el D. N. I., ser español es compartir un legado común hecho de historia, de grandes personajes, de iconos, de hitos y de mitos. Creo que le libro recoge 'todo lo que hay que saber' para sentirse cómodo en España», aclara.
Si su objetivo es «traspasar mi amor por España» a través del conocimiento de la misma, aspira a la «originalidad y a un estilo literario», a la vez que cada libro «tiene vocación de presente» cuidando de no caer en anacronismos ya que «ningún personaje del XV o XVI, por santo que fuera, resiste los criterios del XXI, por eso es un horror el derrumbe de estatuas».
El índice es una declaración de esas intenciones. Comienza con una 'Historia portátil de España' «la quintaesencia de nuestro pasado», sigue por los 'titanes' que la han protagonizado desde «Augusto hasta Rafael Nadal».
Antes que 'Patria'
Revisa 'Nuestros mitos', 'La deuda del mundo', 'Los hitos' y hay una gran parada en la aportación y la historia cultura para acabar con «el cine, el lenguaje del siglo XX. Algo que está de máxima actualidad ahora con la polémica del cartel de 'Patria', porque es un libro que se asoma al cine como documento histórico. Bajo ese punto de vista recoge la huella indeleble. Por ejemplo, con un tema como el terrorismo llama la atención que muchos españoles hayan descubierto esta cuestión con la novela de Aramburu, cuando la preceden obras como 'La carta', de Raúl Guerra Garrido, o 'Ojos que no ven', de J. A. González Sáinz. O los documentales de Iñaki Arteta descubrieron el drama antes de 'Patria'», explica quien escribe regularmente en los medios de comunicación artículos que a veces dan pie a capítulos o libros enteros.
Es el caso de 'Castilla arcaica, Cataluña moderna', uno incluido en 'Nuestro mitos'. «Es una idea que se mantiene contra toda razón y lógica, con gran desatino en Madrid. Ese artículo lo publiqué mientras rodada la serie para TVE 'Memoria de España'. Uno de los profesionales me dijo que le había gustado y me aclaró que no era castellano porque era de Madrid. Eso es el máximo horror. La España autonómica creó una comunidad llamada Madrid lo que no le hizo pertenecer a ninguna de las dos Castillas, pero nada más. Por suerte, a pesar del terrorismo, creo que los vascos hemos sido tratados con enorme cariño por muchos españoles y nosotros sí tenemos una estrecha relación con Castilla, de hecho somos unos enamorados, baste mirar la generación de finales del XIXy comienzos del XX; Unamuno, Zuloaga, Baroja. Yo mismo me he hecho en Castilla, en Villagarcía de Campos. Me emociono solo con hablar de ello. Allí escribí 'Los mitos de la historia de España' y subía a los Torozos para ver esos mares infinitos».
Entre los 'titanes', García de Cortázar elige un variopinto plantel que comienza en Augusto, sigue por Séneca, parando en Averroes, Llull, Cisneros, Teresa de Jesús, entre otros, pero a medida que se acerca a la contemporaneidad modula el canon en su variedad. Entre los escritores realistas decimonónicos elige a Pardo Bazán en vez de a su amigo Pérez Galdós, a Caballé en vez de Domingo, a Buñuel entre los cineastas para terminar con Ana Vidal-Abarca (fundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo), Amancio Ortega y Rafael Nadal. «Rafa hace más por España que muchos historiadores, su vida transmite una idea de país. El problema de España no es solo el desconocimiento de su historia, como denuncio y trato de corregir, sino que es la falta de conciencia de España. Hay que animar a los españoles a sentirse identificados con sus glorias». Sin embargo el historiador es cauto a la hora de administrar el adjetivo 'nacional', cuando se le señala que ha orillado el 'deporte nacional' en pro de uno no tan popular. «El fútbol es un deporte de muchos españoles, sí, pero 'nacional' lo reservo para episodios que tienen que ver con la patria. Lo mismo en los toros, que no se me enfaden los taurófilos, quizá es más una afición artística que nacional».
La Escuela de Salamanca
Desde una perspectiva cenital, Fernando García de Cortázar considera que el legado español en el mundo es «impresionante, desde la época romana. Pero es que hay cosas sorprendentes, como la Escuela de Salamanca, que está a la altura de la de Atenas. En el XVI hay una pléyade de gente cuyas ideas tienen una influencia universal como Vitoria, Suárez, Fray Luis, asombraron al mundo. Pusieron en boga conceptos como el derecho de gentes, el internacional, la preocupación por los indígenas, algo insólito en cualquier colonización. España trasvasó instituciones como la universidad antes que nadie. La Universidad de Santo Domingo nace cien años antes que Harvard en EE UU, implantada por el Reino Unido».
Ha pasado el confinamiento «leyendo y releyendo. Para mí han sido como unos largos ejercicios espirituales. Te ayuda el acerbo cultural. Por eso agradezco la gran formación que nos dieron los jesuitas a mi generación, porque en mi orden también se ha dado la quiebra cultural del país. Hay que destacar que se ha perdido poso, mis alumnos de hace 30 años eran mejores que los de ahora. Este vendaval de posmodernidad ha barrido España con más fuerza que en otros países, solo hace falta ver la lista de los libros más vendidos».
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