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Siempre le gustó el tenis y su vida está unida a la escritura. Así pues era cuestión de tiempo que coincidieran en su mesa deporte y literatura. Tomás García Yebra (Madrid, 1956) ha gozado con el nacimiento de la nueva estrella española pero, sobre todo, ... envidia su actitud en la pista: «Juega para divertirse, no para ganar, me gusta su alegría y su espontaneidad». 'Carlos Alcaraz, un cambio de paradigma' es un libro sobre el éxito, el esfuerzo y el disfrute del momento. Dice Yebra que García Márquez le confesó en una entrevista que odiaba 'Cien años de soledad' por lo que había supuesto para su vida, «me ha destruido, y ahora no sé quiénes son mis amigos, no me reconozco a mí mismo» y desea a Carlitos que no tenga que lamentar el año en el que emocionó «a medio mundo, hasta a Michelle Obama».
El periodista jugó al tenis y siguió apasionadamente la era Mc Enroe. «Luego llegó la generación de Borg, Nadal, quitando Federer, era un tenis de potencia, de ver quien la daba más fuerte desde atrás. Se ha ido hacia un juego robotizado que dejó de interesarme hasta el pasado abril con Alcaraz. Verle ganar a Nadal, a Djokovic, pero sobre todo cómo les gana, esa forma de jugar divertida, espontánea, con golpes que no esperas», dice el escritor y profesor de un taller de escritura. «A los alumnos les cuento que los libros nacen a veces de una chispa, de una imagen. Este mío nació de verle jugar y decirme 'me hubiera gustado moldear mi vida así como un partido cautivador y divertido'».
Y compara el juego de Alcaraz con Serrat, con Nelson... «cada uno se expresa en su sitio». Porque «lo de este chico no lo he visto en ningún otro tenista, jugar con esa alegría y espontaneidad, ese comerse mundo. Vivimos siempre llenos de miedos que nos condicionan. Carlitos no, carece de ambigüedad, le importa un pito perder».
Yrecuerda cómo Alexander Zverev le ganó en Roland Garros y cómo Alcaraz hizo lo propio en Madrid. «Este deporte es muy competitivo pero es un ejemplo, ¿alguien se imagina a Feijóo y Sánchez rociándose con champán después de una jornada electoral? Pues después del palizón de Madrid, Zverev le sonríe, le felicita. Es esa alegría de Carlitos, si gano bien, si no, me divierto. Es un gozo verlo y anima a imitarle».
Ahí ve el cambio de paradigma el autor, afrontar la vida desde el lado lúdico en vez del dramático. «El español quiere tragedia, chismorreo, enfrentamiento y la casa de Bernardo Alba. Ahí está en su salsa», sostiene en su libro.
La risa y el hedonismo de Alcaraz no son sinónimos de que «no le cueste, no es inspiración divina». Yebra lo compara con el Delibes de 'El camino'. «Esa novela la escribió en 21 días, a capítulo por día. Es su obra más fresca, su tercera, hay un rodaje detrás cuando salta la inspiración y no se vuelve a repetir. Se da un momento lúcido y cumbre en todo artista. Ojalá se repita este año intenso y emocionante en la vida de Carlitos pero es muy complicado, como el 2022 para el Real Madrid».
En cuanto a golpes, la dejada, el sello distintivo del joven campeón, la interpreta como «la improvisación. Las cosas más divertidas en la vida surgen de ella. Ahora ya todos conocen sus dejadas. No la inventó él, Santana las hacía maravillosas. Pero Carlitos tiene una sutileza que no esperas, parece que va a dar un drive y es una dejada no programada, plásticamente preciosa».
García Yebra emparenta al 'outsider' Alcaraz con Kafka, Pessoa y Van Gogh. Ha leído biografías de Agassi y de Cruyff, entre otros deportistas, pero sin duda es la profusión de nombres literarios –Kant, Torrente Ballester, Rosa Montero, Santa Teresa...– lo que otorga singularidad a este ensayo con un pie en la pista y otro en la librería-biblioteca que el autor regenta en las Navas del Marqués.
A veces se dirige al «romántico y vanguardista» tenista, al que le envió un ejemplar. Sabe por la librería de El Palmar que su madre lo ha comprado, pero nada conoce de su recepción. «Pensará que estoy medio loco comparándolo con Ramón Gómez de la Serna o Andy Warhol, hay mucha diferencia vivencial, cultural, por la edad», afirma riendo. Convencido de que «en la vida todo es seducción» espera poderlo contrastar cuando vaya a presentarlo a Murcia. Mientras, continúa escribiendo, esta vez pensando en sus alumnos de escritura creativa.
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