Las fábulas insólitas en el campo uruguayo de Tamara Silva
La escritora presenta este martes en Palencia su libro de cuentos 'Larvas', editado por Páginas de Espuma
Sorprendió con su primer libro de cuentos, 'Desastres naturales', logró el Premio Nacional de Literatura en categoría ópera prima con su novela 'Temporada de ballenas' ... y retoma los relatos en 'Larvas'. Tamara Silva Bernaschina (Minas-Uruguay 2000) presenta su último libro, publicado por Páginas de Espuma este martes (19:00 h.) en la Biblioteca Pública de Palencia. En el mismo sitio, el miércoles por la mañana mantendrá un encuentro con clubes de lectura.
A Tamara los relatos se la van juntando los cuentos. «Siempre ocurre de la misma manera. Tengo la sensación de que los cuentos que aparecen forman parte de un mismo universo, de un ambiente, los personajes tienen rasgos similares, comparten una atmósfera, a veces sutilmente. Hay algo que comparten que no termino de identificar, algo que a veces no se puede nombrar y los agrupo en un mismo libro».
La naturaleza aparece en sus tres títulos. «Me crié en un barrio de una ciudad de interior de Uruguay y viví por muchos años en el campo, alejada de la ciudad. Eso se nota en todos mis libros de una forma que no lo pienso ni los busco, está ahí. Me entusiasma esta suerte de unidad afectiva y sensibilidad, me interesan las formas en que las cosas pasan en, por ejemplo, el campo donde hay relaciones con las otras formas de vida no humanas». En esas relaciones tienen un papel protagonistas los animales. «La vida más por fuera de lo humano empezó a formar parte de estos cuentos, a ser más importante que los personajes humanos, a veces imprescindible. Hay cuentos que giran en torno a una perra o una yegua, que sin esos roles, no existirían. Hay un devenir de lo humano hacia lo animal que empezó y rápido se convirtió en paradigmático».
Silva es una escritora inquieta, en plena «búsqueda de ver cómo se puede contar otra historia desde otra perspectiva, una búsqueda de la forma. Tiene algo de ensayo de probar». La violencia forma parte de esa naturaleza que refleja, no necesariamente bucólica.
Una de sus perspectivas favoritas en la infancia. «Hay algo en la mirada infantil que pone un velo sobre el mundo, que no es pensado ni tampoco el de la inocencia, sino un velo de misterio, de cosa no dicha ni entendida del todo, pero comunicada de la misma manera. Los personajes infantiles tienen una suerte de diversión para mí, me gusta contar el mundo desde esa perspectiva. Saben siempre más de todo y lo entienden mejor», dice la joven escritora. Frente al paisaje urbanita de buena parte de los escritores de las últimas décadas, Silva escribe desde su entorno rural. «Hay mucho de mi propia infancia que está en estos textos, comparten geografía de barrio y campo. No es literatura de autoficción, pero muchas imágenes son robadas de mi propia infancia y mis amigos, de mis padres y abuelos. Están muy cerca afectivamente».
Entre sus maestros cita a Armonía Somers (1914-1994), Felisberto Hernández (1902-1964), Juan Carlos Onetti (1909-1994) fueron lecturas desde el principio de su adolescencia. «Los dos primeros contaban un Uruguay como el mío, fuera de la ciudad, historias que me pasaban, que me conmocionaban. Onetti sí hablaba de la urbe. Me formaron como lectora». Y entre los escritores más cercanos en el tiempo, «me sentí atraída por nombres como Mariana Enriquez o Samanta Schweblin».
Silva participa del realismo fantasmagórico de la primera. «Hay algo a lo que no puedo escapar, Mariana formó y está formando generaciones de lectores que están acostumbrados a cierto tipo de lecturas. Un profesor me recomendó su cuento 'Carmen', en el que unos adolescentes, fans de un cantante, acaban por comérselo. Me empecé a habituar al terror de lo cotidiano, al mundo perturbador y siniestro, que puede pasar en casa de una familia de clase media»
Reconoce la primacía de ese lado del Atlántico en el cuento, respecto a los escritores españoles. «Me parece interesante la tradición rioplatense y latinoamericana de poner la atención en el cuento. Tenemos a Borges, a Cortázar, grandes cuentistas que han hecho que la escritura breve prime sobre la novela. Me cuesta mucho pensar en la novela como forma erudita, el cuento es algo natural. Es una alegría que haya tantas buenas autoras hoy, en Madrid presentará mi libro María Fernanda Ampuero, eso es una gran alegría». Considera que el «el texto el que pide la forma, no me veo en el futuro como una escritora profesional de novelas».
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