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Una novela histórica que rescata a un personaje de su más célebre libro, 'El mozárabe'. Jesús Sánchez Adalid ha vuelto, veinte años después, sobre Subh Um Walad, mujer del segundo califa de Córdoba y madre del tercero en el año 1000 d.C., que se ... integra en la narrativa histórica que reivindica la figura femenina históricamente relegada, en la línea de otros productos editoriales como 'Yo, Julia', de Santiago Posteguillo (Premio Planeta 2018), y que, en el caso de Adalid, abraza abiertamente su carácter olfativo y comercial de acuerdo a un filón literario muy característico en los últimos catálogos de novedades: la puesta en relevancia y ostentación de personajes femeninos, siempre fuertes, no siempre feministas: «Los escritores nos debemos a las demandas del lector», asumió Sánchez Adalid con naturalidad: «Hoy quieren y sienten que se deben contar historias protagonizadas por mujeres, que han estado históricamente relegadas, por lo cual queda claro que el mensaje es que este es el momento para rescatarlas».
En este trabajo, donde el escritor ha invertido más de dos años y que presentó ayer en la Feria del Libro de Valladolid junto a José Luis Martín, también se hace gala del habitual pulso que se encuentra presente en toda novela histórica, entre la recreación y el margen que el propio escritor (se) concede para la ficción: «Hay que saber mantenerse; si uno está desequilibrado termina creando un texto donde permanece la historia y la cuestión literaria es un añadido, con lo cual el lector se puede desprender fácilmente», valoró el autor. «Equilibrarlo es hacer que la investigación sea un armazón sólido y consistente, donde no tengamos la sensación de que nos encontramos leyendo un libro de historia».
Sánchez Adalid defendió también las singularidades del periodo islámico en España y reclamó una literatura más rigurosa que se distanciara de los estereotipos, que contraponen compartimentadas culturas con rasgos bien definidos en un mismo espacio, entre el rudo cristiano con armadura y el árabe más refinado y maravillosista: «No fue algo homogéneo ni unitario, eran mundos permeables y hay que profundizar más en ello».
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