La escritora Elviro Lindo, en el Círculo de Recreto de Valladolid. CARLOS ESPESO

Elvira Lindo, de los errores de 'casting' a la letra imposible de Miguel Delibes

La escritora anima a romper con las etiquetas durante su intervención en el ciclo 'Cronistas del siglo XXI'

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 17 de diciembre 2021, 08:21

Elvira Lindo (Cádiz, 1962) se ha apuntado este jueves al batallón de los audaces. Tal vez, «más que audacia, es osadía».La férrea voluntad de aquellos que, durante toda su vida, con más o menos empeño, combaten para romper prejuicios, destrozar etiquetas, salirse de los ... senderos trillados y encontrar así un camino propio. «Lo mío fue un error de casting, porque me tocó un personaje que yo no quería», aseguró en el Círculo de Recreo, durante su participación en el ciclo 'Cronista del siglo XXI', que organiza la Fundación Delibes.

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«En la vida, también en la familia, nos distribuyen un papel. Está el raro, la formal, el simpático. A mí, tal vez porque llegué la última, me tocó ser la alegría, la niña graciosa. Y para mí era conflictivo. Porque tenía la sensación de que se reían de mí, no que se reían conmigo. Hasta que, con el tiempo, conseguí transformar en oficio esa risa que podía provocar. Aprendí a controlarla, a usarla en mi beneficio». Por eso, dice Elvira Lindo, tal vez se destaque tanto su vis cómica, su ironía, el humor en sus trabajos. «Siempre tienes el miedo de que si das un paso más, puedas hacer el ridículo, pero el humor está ahí». Y, sobre todo, el interés por contar historias. Algo que se convirtió en pasión gracias a la radio.

«Yo entré en la radio con 19 años, en 1981. En aquella España, ser político y periodista estaba bien visto. Fíjate dónde ha llegado la cosa. Yo veía a mujeres que publicaban en periódicos, que presentaban las noticias... y quería hacer algo así. Pero cuando entré en la radio, me di cuenta de que el medio también servía para contar historias».

Recuerda Elvira cómo, de pequeña, siendo niña, espiaba a esas tías suyas que, tal vez en torno a una mesa camilla, se emocionaban con las radionovelas. Y quería también ella ser capaz de emocionar con sus historias. Entre ellas, la de un niño deslenguado al que puso su propia voz:Manolito Gafotas. El éxito de su personaje fue tan tremendo (lo sigue siendo, «ahora en Irán es muy popular») que hubiera encasillado a Lindo en la literatura infantil si ella no hubiera sido tan audaz, tan «osada», tan incompatible con las etiquetas. «Hay que poner mucho empeño y tener rebeldía para no ser lo que quieren que seas».

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Fue así como decidió, por ejemplo, escribir guiones cinematográficos, actuar en diversas películas, buscar nuevos lectores adultos, desnudar sus opiniones en los periódicos más allá de aquellos refrescantes tintos de verano. «Yo podría haberme quedado en el periódico haciendo artículos humorísticos, pero también quería hablar de asuntos serios. Yahí te expones más, porque tienes la responsabilidad de mostrar tu opinión. Y eso, en un momento en el que cada vez estamos más expuestos. Las mujeres, a veces más, porque el juicio sobre una mujer suele ser más faltón. Mucha gente no se ha leído siquiera el titular y ya está criticando», cuenta la escritora, convencida del papel imprescindible de los cronistas. «En la crisis de 2008 se pusieron de moda los economistas, y fíjate cómo acabamos. Ahora están de moda los politólogos –parece que tienes que ser catedrático de Ciencias Políticas para opinar– y a ver cómo vamos a acabar. Porque pensar que la política es una ciencia es mucho pensar. Los periódicos tienen que estar hechos por cronistas, periodistas» que pregunten, investiguen, interpelen... «y sepan contar historias».

En esto, aseguró, Miguel Delibes era un maestro. «Siento admiración absoluta por Delibes. No solo literariamente (mi novela 'Una palabra tuya' sigue su estela). Tiene muchas cosas tan modernas que, si fuera estadounidense, se hubiera destacado mucho más. Es magistral cómo provocaba la identificación con los personajes, los monólogos interiores, cómo conocía el alma de su tiempo. 'Cinco horas con Mario' es tan moderno... Deberíamos tenerlo más presente», aseguró la escritora, quien desveló que tiene en casa varias cartas que el vallisoletano les escribió a ella y a su marido, Antonio Muñoz Molina. «El problema es que no sabemos lo que dicen. Yo entiendo muchas letras, pero es que en la suya todo son 'enes'. Mira, la próxima vez se las traigo a sus hijas, a ver si entre todas las desciframos», remató Elvira Lindo su intervención en el diálogo, tan alejado de las etiquetas, que mantuvo con la periodista Angélica Tanarro.

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