claudia carrascal
Domingo, 13 de diciembre 2020, 09:00
Ferias del libro muy puntuales, presentaciones de novedades canceladas o trasladadas al ámbito virtual y un calendario de publicaciones que en la mayoría de los casos ha tenido que retrasarse han sido algunas de las consecuencias que la pandemia ha dejado en la actividad editorial ... de Castilla y León. Aunque el cierre de las librerías durante los meses del estado de alarma supuso un importante golpe para las ventas, desde el sector son optimistas y reconocen que no son los peor parados de la industria cultural.
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«Esta crisis sanitaria está afectando en parte porque las librerías son más cautas a la hora de pedir libros. Sin embargo, es una grata sorpresa ver que la lectura ha sido y es el refugio para mucha gente en momentos complicados», asegura el director de los sellos editoriales palentinos Cálamo y Menoscuarto, José Ángel Zapatero. En este sentido, apunta que los portales y tiendas online han registrado un repunte en las ventas, que no ha compensado del todo la situación, pero en su caso, le ha servido para generar unas pérdidas «asumibles» que no superarán el 15%.
Eso sí, ha tenido que atrasar el calendario editorial, ya que «en marzo paralizamos la salida de novedades y la retomamos progresivamente cuando se levantó el confinamiento», explica. Hasta el punto que de media sacan entre 20 y 25 títulos nuevos cada año, pero este 2020 han tenido que reducirlo a 12 libros porque «con tanta incertidumbre hay que ser más cautos». Uno de los títulos de Menoscuarto que ha tardado siete meses más de lo previsto en ver la luz ha sido 'La insumisa' de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, que hasta octubre no ha salido a la venta. Algo más de un mes se retrasó 'Ictus' del vallisoletano Rubén Abella y uno de los últimos en salir ha sido el poemario 'Jardín con biblioteca' de Carlos Aganzo. Para 2021 se han quedado pendientes la novela del Premio Nobel de Literatura en 1947 André Gide 'La sinfonía pastoral'.
La cancelación de ferias ha tenido un importante impacto para las editoriales de Castilla y León y es que, según Zapatero, «ayudan a sacar el libro a la calle y darles visibilidad porque los nuestros no son best seller». Aunque algunas de las más potentes como la de Madrid no se han celebrado, admite que en Valladolid y Palencia pudieron defenderse y no se produjo la catástrofe que vaticinaban.
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A su juicio, esta pandemia «ha cambiado la mirada hacia la comercialización del libro» y muchas de las experiencias se quedarán de forma definitiva. Entre ellas, las presentaciones online o la presencia del sector en redes sociales. Por otra parte, reclama un apoyo a la lectura coordinado desde las editoriales, librerías, educación y Gobierno, así como ayudas directas a la edición en Castilla y León y la compra por parte de las bibliotecas de la Comunidad de los fondos que se publican en la zona.
La editorial salmantina Delirio ha tomado un camino distinto y su propietario, Fabio de la Flor, ha optado por paralizar por completo la edición hasta que la situación se normalice. «Desconozco las reglas de la partida que estamos jugando y las pocas ideas visionarias que tenía no se han cumplido, por lo que en este momento no dispongo de las armas suficientes», sentencia. Eso sí, advierte que el trabajo no ha cesado y ya tiene preparados media docena de libros. Entre ellos, destacan títulos como 'Traumbuch' (Libro de Sueños) de Patricio Pron, 'Tratado de cocotología', una recopilación de textos de Unamuno, 'El último acertijo' o 'Mikel Nhao Responde' de Javier Ramos
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Para esta editorial está siendo un año peculiar no solo porque ha dejado de publicar entre 6 y 10 obras, también porque su fórmula de trabajo incluye la distribución y su propietario tiene claro que «no es digno presionar a las librerías para recoger los frutos en un momento como el actual».
El aspecto positivo es que «hay un mayor consumo de libros que ha permitido al sector sobrevivir contra todo pronóstico e incluso fortalecerse». Entre los motivos más evidentes señala la abstracción que producen los libros, un producto, por otra parte, muy asequible. No obstante, recalca que la avalancha de novedades y el incremento de ventas lo han registrado sobre todo los grandes grupos editoriales que han sacado a sus primeras espadas. «Yo prefiero sortear esta lucha y guardar fuerzas, creo que es momento de recogerse y pensar», matiza.
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Por el contrario, Agílice Digital, empresa surgida en la Universidad de Valladolid, trata de recuperar la normalidad y ha publicado este 2020 un total de siete títulos nuevos de los diez habituales. Además, «tenemos otros tres o cuatro libros en fase de maquetación», puntualiza la directora de la editorial, Pilar Celma.
A pocos días de finalizar el año es consciente de que esta crisis ha afectado de una forma más acusada a las ventas que a la producción. De hecho, recalca que, en su área de actividad, más vinculada al ámbito académico e investigador, no se ha vendido más y estima unas pérdidas de entre un 30 y 40% con respecto a 2019. Porcentajes que atribuye, al menos en parte, a que toda la promoción externa, como ferias y presentaciones, se ha suspendido.
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Entre los títulos que han salido este atípico año, Celma destaca algunos de la colección de textos del siglo de Oro, Letras Áureas, entre los que destacan 'Cómo han de ser amadas las mujeres' de Melchor de la Serna, 'La poesía' de Damián Cornejo o 'Remedios de amor', la primera traducción española íntegra de los Remedios de amor de Ovidio. Otro de los que mejor acogida ha tenido ha sido 'Con dos poéticas: Teoría historicista de la literatura sexual española' de Gaspar Garrote Bernal y gracias a la financiación del Ministerio de Cultura ha publicado 'Misericordia' de Benito Pérez Galdós en formato de lectura fácil.
La editorial Difácil de Valladolid también ha cumplido con el programa anual de publicaciones, aunque su director César Sanz cuenta que el panorama es muy diferente. «Está siendo una época conflictiva y la cultura es algo secundario que en momentos complicados pasa a un segundo plano». De hecho, los primeros meses fueron los peores y «si la gente se refugió en casa a leer desde luego no fueron mis libros», argumenta. En la misma línea, considera que no realizar presentaciones y no tener un contacto con los lectores está generando una mayor distancia y mediatizando la distribución.
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Estos meses se ha producido un cambio de hábitos en cuanto al consumo de libros, según el director de Difácil, que indica que la distribución se ha trasladado de las librerías habituales y la página web de la propia editorial a grandes plataformas como Amazon. En su opinión, este nuevo paradigma es peligroso porque «caminamos hacia un monopolio y cuando tengan todo el mercado decidirán ellos los contenidos y los precios lo que pone en serio peligro a los editores medianos y pequeños».
Las pérdidas en esta editorial vallisoletana este 2020 rondarán entre el 20 y el 30%, aunque este año ha traído alguna alegría como el 'Método Bunbury' de Fernando del Val y otras diez publicaciones que han visto o verán la luz este 2020. Entre ellas, se encuentran 'El amor en la era del big data' de Rodrigo Garrido o la novela de [Vicente Álvarez] Delaviuda 'Todas las ruletas son rusas'. Además, tiene preparados otras cuatro obras para el próximo año, entre ellas, 'En la era de Acuario' de Santiago Redondo o 'La carne del tablado' de Álvaro Retana.
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Por otra parte, Sanz advierte que el aluvión de libros sobre la covid es muy significativo, en su caso, ya ha recibido más de una treintena de propuestas. Por eso, «lo más probable es que una situación tan marcada, estresante y conflictiva como la actual tenga reflejo en la literatura». En su opinión, el interés de este tipo de publicaciones es menor porque se trata de «una experiencia muy compartida», aunque reconoce que todo es susceptible de convertirse en literatura si se cuenta bien. Por último, incide en la necesidad de educar a la sociedad para que comprenda que la cultura no es gratis.
Las librerías también están aguantando el tirón porque después de perder algunos de sus meses más fuertes del año han tenido un verano y un otoño mejor de lo que auguraban. «De las tres épocas de ventas importantes Día del Libro, ferias del libro y Navidad dos han desaparecido este año, pero ahora no estamos mal, la gente consume libros y algunos se han reenganchado a la lectura», comenta Estrella García, responsable de la librería Oletvm de Valladolid. La Navidad le preocupa y es que la facturación esos días supone entre un 25 y 30% del año y se basa en las aglomeraciones por lo que prevé peores resultados. Sin embargo, la nueva de tendencia de realizar las reservas online puede ser una buena fórmula para evitar estas concentraciones.
En la misma línea, Isidro Díaz de la librería Margen cree que el cierre de las grandes superficies les ha beneficiado, aunque el balance del año dependerá en gran medida de los resultados de la campaña navideña. Asimismo, especifica que para las librerías locales la apertura al público de la plataforma todostuslibros.com está siendo de gran ayuda porque «los clientes pueden consultar la disponibilidad, comprar online y recoger el pedido ya preparado en la librería lo que evita desplazamientos innecesarios», recalca.
El responsable de la librería salmantina Letras Corsarias, Rafa Arias, hace una recomendación clara para estas fechas: «adelantar las compras navideñas y no dejar todo para el último momento porque en época de pandemia no son posibles las aglomeraciones». Además, ha decidido ampliar los horarios, abrir los domingos y eliminar los gastos de envío para toda la península con el fin de facilitar a los clientes la compra de libros en estos días tan señalados, que aportan algo más del 20% de las ventas del año.
El apoyo de la ciudadanía que se ha volcado con el negocio local ha sido fundamental para la librería Ícaro de Segovia. «En marzo y abril nos planteamos cerrar definitivamente, ahora sabemos que si la tendencia se mantiene podremos sobrevivir», afirma su responsable, Héctor Monterrubio. Uno de los cambios que ha traído esta pandemia es que la gente acude a su establecimiento con las ideas más claras porque «quieren pasar el menor tiempo posible dentro», recalca. La buena noticia es que también son muchas las personas que llevaban tiempo consumiendo literatura en formato digital y ahora «han tomado conciencia y han decidido volver a las librerías porque saben que su apoyo es más necesario que nunca».
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