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El Norte
Valladolid
Viernes, 7 de marzo 2025, 16:59
La obra ganadora del XXII Premio de la Crítica de Castilla y León se fallará el próximo 26 de marzo tras conocerse hoy los diez libros finalistas de este galardón convocado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que reconoce la excelencia literaria de obras publicadas en el último año por escritores vinculados a la Comunidad.
El jurado, integrado por críticos literarios, docentes universitarios y periodistas especializados en cultura, ha seleccionado una variedad de títulos que representan distintos géneros, como el ensayo, la narrativa, la poesía y el teatro. La deliberación final tendrá lugar en el Palacio de la Isla el próximo 26 de marzo, día en el que se anunciará el fallo.
Consolidado tras veintidós ediciones, este premio se ha convertido en un referente en el panorama literario español, sirviendo de escaparate para los escritores de Castilla y León. Mar Sancho destacó la calidad y diversidad de las obras finalistas, y señaló que «la producción literaria de 2024 ha sido de una calidad excepcional, con propuestas de autores consagrados y nuevas voces emergentes».
Sancho subrayó la importancia del sector editorial en la Comunidad, y resaltó que «cinco de los diez libros finalistas han sido publicados por editoriales de Castilla y León, lo que evidencia la solidez y el crecimiento de nuestra industria editorial». Además, reafirmó el compromiso de la Junta de Castilla y León con el fomento de la creación literaria, considerada un pilar fundamental para la difusión del patrimonio lingüístico y cultural de la Comunidad.
Entre los títulos finalistas de esta edición están 'Dice la sangre' de Rubén Abella (Menoscuarto). La obra gira en torno a los acontecimientos que vivió una familia en el verano de 1985 en un pueblo de la provincia de León. La grave enfermedad que sufre la madre es el hilo conductor que enlaza los escritos del resto de la familia, de los amigos y de vecinos del pueblo.
'Las brujas de Zarapayas' de Daniel Cruz Sagredo (Diputación Provincial de Salamanca). En 1954, un agente de la Guardia Civil es enviado a Villarino de los Aires, un histórico y recalcitrante 'pueblo de brujas' de la provincia de Salamanca, en la frontera con Portugal. Lleva la orden de descubrir, atajar y sofocar un rebrote de brujería que pone en peligro el descomunal proyecto de construcción de los grandes embalses sobre los ríos Duero y Tormes. Pero, a pesar de su cualificación y experiencia, su misión fracasará por no ser capaz de cruzar otra frontera, esta vez sociológica y cultural.
'La belleza de lo bienaventurado' de Asunción Escribano (Eolas). Cada capítulo parte de un verso en el que se recoge una bienaventuranza inesperada, llevada a cabo, y proclamada, por algún escritor. No se busca su análisis, sino dar un paso más, avanzar sobre las huellas que han dejado otros para seguir el camino de sus flechas. Los vestigios de la palabra bienhechora. Espacios, sucesos o personas se agrupan en este libro representando a los millones de momentos, hechos o individuos que hacen cada día que la vida merezca ser vivida esperanzadamente.
'Parque temático' de Luciano García Lorenzo (Ñaque editora). Tres ejes temáticos y de reflexión atraviesan esta obra de acto único. En primer lugar, el mundo de la educación, especialmente infantil y juvenil, como consecuencia del cierre de las pequeñas escuelas en el mundo rural y sus consecuencias en una sociedad cada vez más alejada de los entornos rurales. En segundo lugar, y unido a lo anterior de una forma muy directa, el testimonio de la despoblación de una buena parte de España con perspectiva de futuro, reflexionando como afecta a la sociedad en general en diversos ámbitos, desde el problema alimentario hasta la evolución del propio suelo y el mundo que lo rodea: el agua, la infertilidad de las tierras, los incendios y el desarraigo.
'Ropa tendida' de Óscar García Sierra (Anagrama), un escritor con voz original, radical, libérrima, a la vez oscura y luminosa, que retrata con maestría los siempre complejos paisajes interiores en un marco físico reconocible: ese cosmos rural que se extingue y que ha sido incapaz de adaptarse a realidades tan bruscas como la desindustrialización y la irrupción violenta de un mundo tecnológico que deshumaniza y aísla. La tristeza, el odio, la soledad o la infelicidad transitan por las páginas de 'Ropa tendida' con la misma fluidez con que lo hacen el amor, las ganas de huir o los sueños, siempre tan difíciles de hacer realidad. Tan imposibles, al cabo.
'Tampoco yo soy un robot' de Amalia Iglesias (Vaso Roto). Se trata del último libro de poemas de esta autora palentina, que es además la viva expresión de la necesidad del arte, sobre todo de la poesía, de reivindicar la palabra para combatir la deshumanización, la transhumanización del mundo. Una voz, cuajada a lo largo de una carrera poética impecable, que se deja oír para preguntarse y preguntar a sus lectores sobre una de las mayores y más inquietantes incertidumbres de nuestro tiempo. Con el amor y con el respeto a la naturaleza como banderas de una lucha con fin impredecible. Y en defensa de la inteligencia natural frente a las inquisiciones del Big Data.
'Relatos de la Celtiberia' de Hernán Ruiz. Un viaje en tres etapas (Ecos, Fugas y Paraísos) hacia los mitos perdidos, al paraíso de la infancia encontrada, al locus amoenus de la fuga posible. Su geografía cabalga sobre la cordillera Ibérica y el este de la Central, en tierras castellanas de Soria, Segovia y Burgos, junto a otras de Aragón, Castilla La Mancha y las montañas riojanas. Celtiberia se presenta aquí como el territorio pasado, presente y futuro que queramos ensoñar, morada incontaminada de los ancestros, escenario de las justas batallas perdidas desde Numancia.
'Laberinto mar' de Noemí Sabugal. Desde la cartografía del índice, Sabugal marca el cuaderno de derrota de una travesía por todas las costas que bañan este apéndice de Europa que sería una isla, si no fuera por la férrea tenacidad con que los Pirineos la impiden desgajarse y convertirse en una masa de tierra a la deriva. La autora zarpa de la gijonesa playa de San Lorenzo y rinde su singladura atracando en la reserva marina del Mar de las Calmas, en las atlánticas aguas de la isla del Hierro.
'El que menos sabe' de Tomás Sánchez Santiago (Eolas). En la poesía de Tomás Sánchez Santiago se valora de inmediato la atención al lenguaje, a los mecanismos del verso y al ritmo, con registros sorpresivos distantes de lo convenido.
'La hora del abejorro' de Ángela Segovia (La uña rota). Según explican, este libro se halla escrito al modo en que flota el huevo de la cubierta, es decir, como un sentir a punto de romperse, alegórico de toda fragilidad y a la vez firme en la convicción rotunda de la belleza de la existencia. Sus versos van abriéndose espacio entre la capa de espíritu que recubre el mundo y en la escucha de las horas con el rocío que levanta el contorno de cada cosa. La escucha de las horas es similar a la del abejorro, ese insecto robusto, con ruidos de fondo que van cobrando protagonismo, como un tiempo de insectos que se adentran en la poeta y salen de ella con una vida ávida de aromas y misterios.
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