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Son historias sobre libros y librerías, sobre la pasión lectora y sobre la fiebre por escribir. Hay aficionados a la lectura que quieren leer sobre su pasión por leer. Y las editoriales han publicado varios libros que tienen a la lectura como principal argumento. Ahora ... que Valladolid está inmersa en su Feria del Libro es tal vez un buen momento para recomendar un puñado de libros que hablan sobre libros. Puede que el más famoso sea '84 Charing Cross Road', de Helene Halff en Anagrama. Pero hay más.
Rialto, 11. Belén Rubiano. Libros del Asteroide.
Tal vez haya sido el último en llegar a las librerías. Antes de comprar un libro hay que olerlo. Si el gesto no es muy escandaloso, hundir la nariz entre las páginas, pasar por caja (pagar) y llevárselo a casa. Si hay gente por la librería, puedes olerlo de refilón: colocas el lomo en la barbilla (es un gesto como de pensar si merecerá la pena) y aspiras como si respiraras profundo y sintieras la paz de la literatura. Algo así. Belén Rubiano se marca una entretenida radiografía de los visitantes habituales (o no tanto) de una librería. Como el poeta de los colacaos, como el catedrático de un tratado de física que intenta colocar su ensayo como sea, como el loco de los Fray Pericos, como el ladrón de best sellers, como el hombre que compra libros para regalarlos en sus citas. Hay que leer Rialto, 11 para que estas extrañas biografías cobren sentido. Belén ha trenzado un texto que es puro amor por un sueño que no salió bien (no es espoiler decir que su librería en Sevilla acabó cerrando), salvo por ese éxito que tienen todos los sueños que se recuerdan con cariño. Esta es la historia de una librería, de un empeño personal, de una aventura que pierde espinas en el recuerdo y de unas amistades fraguadas en torno a una pizarra con citas, unos anaqueles con libros, una tarde con los cafés del bar de al lado.
Nuestras riquezas. Kaouther Adimi. Libros del Asteroide.
De la misma editorial llega esta obra que remite a 'Las verdaderas riquezas', un libro de Jean Giono que Edmond Charlot, un joven que viaja de París a Argel a mediados de los años 30, eligió para bautizar su librería. En realidad no era solo una librería, sino también «un lugar de encuentros y de lecturas«, de «fraternidad«, un espacio para «invitar a escritores y lectores de todos los países del Mediterráneo sin distinción de lengua ni de religión, gente de aquí, de esta tierra, de ese mar« (pág. 30). Así nace un foco de libertad, una editorial que publica a Camus, a García Lorca, que intenta sin éxito editar 'El principito'. Este libro cuenta la historia de esta librería que casi un siglo después está a punto de desaparecer. En 2017, Ryad recibe el encargo de ir a Argel y desmontar la librería. Tiene que deshacerse de los libros, tirar las fotos, lar cartas, los documentos. Y se encontrará con la oposición de un barrio que no quiere que la librería (transformada luego en biblioteca) deje de existir.
¿Cómo piensan los escritores? Richard Cohen. Blackie Books
Desde un capítulo dedicado al plagio hasta otro referido al ritmo, al gusto por la métrica y las palabras que parecen encajar en una frase con solo escuchar como suena. Richard Cohen ha escrito un libro sobre libros, en el que recurre a clásicos como 'Orgullo y prejuicio' o 'Lolita' para explicar los recursos que usan los escritores para conquistar a sus lectores.
No leer. Alejandro Zambra. Anagrama.
Antes que escritor, que crítico literario, Alejandro Zambra se considera lector. Por eso, en uno de los miniensayos que componen este libro (el que da título a la recopilación) hace Zambra un elogio de la no lectura, de todos esos textos que en su etapa de reseñista tal vez debería leer por obligación y que ahora, pudiendo elegir, prefiere dejar de lado. El gusto de un lector también se define por lo que no lee. 'No leer' es una recopilación de columnas, de textos en los que Zambra confiesa sus filias y sus fobias lectoras. Hay mucho de Bolaño. También habla de Coetzee, de Mairal, de Natalia Ginzburg, de Nicanor Parra. En 'Un lector borrado' dibuja casi un relato de misterio en el que se siguen las pistas que alguien dejó, con subrayados y comentarios, en un libro de segunda mano. Hay reflexiones sobre leer en voz alta, las novelas de verano y textos en los que retrata las diversas etapas del aspirante a rimador. 'No leer' es, no cabía otra cosa, una invitación a leer.
Cómo leer literatura. Terry Eagleton. Península.
El británico Terry Eagleton es profesor universitario de literatura inglesa. En 2013 publicó este libro en el que ofrece pistas para acercarse a los libros, consejos sobre cuestiones que no debe olvidar el lector a la hora de enfrentarse a una novela (sobre todo una novela). Y los articula todos en torno a cinco capítulos. El comienzo (cómo arranca el libro), el personaje (quién lo protagoniza y cómo se construyen esos protagonistas), la narrativa (el estilo), la interpretación (qué percibe el lector de lo que el autor quiso decir) y el valor (qué aporta ese libro a la literatura). Todo ello, salpimentado con ejemplos de autores consagrados, como Dickens.
El caso Fitzgerald. John Grisham. Plaza&Janés.
Novela de acción e intriga que cuenta, paso por paso, una cuidadísima operación orquestada para robar los manuscritos de Scott Fitzgerald, con 'El gran Gatsby' a la cabeza. El lector sigue, en las primeras páginas, cómo los ladrones planifican y ejecutan el robo, cómo van dejando pistas de forma inesperada, cómo la investigación aprovecha un mínimo error, cómo todo parece irse al garete. Parece que John Grisham ha querido ajustar cuentas con el mundillo literario y retratar parte de un negocio del que es capitán general. Además del robo, la trama se centra en torno a una librería regentada por un apasionado coleccionista de libros. El FBI sospecha que el librero ha comprado en el mercado negro los originales de Fitzgerald y recluta a una joven escritora, con vínculos con el pueblo, para que espíe al librero y descubre si, verdaderamente, tienen los manuscritos. A partir de aquí se despliega una trama donde se avanza en la investigación, pero donde también se habla de libros, de librerías, de editoriales y de escritores. Hay amor por los libros en esta novela, por las primeras ediciones, por las colecciones, por los volúmenes no devueltos a la biblioteca...
50 consejos para ser escritor. Colum McCann. Seix Barral.
La clave de este libro está en el título original: cartas a un joven escritor. El español invita más a la confusión, ofrece la sensación de que se trata de algo más sesudo, más trabajado, cuando, en realidad, lo que este libro ofrece es un listado de sugerencias. Cincuenta claves. Cincuenta pistas. No hay ninguna nueva. No hay ninguna que sorprenda. Pero todas pueden ser interesantes para el «joven escritor«, para el chaval que en Secundaria escribe sus cositas en la recámara de sus cuadernos, en la bodega de su teléfono móvil. Son consejos que van desde el mimo por las palabras al arrojo para elegir el punto de vista, desde si merece la pena aprovechar la experiencia propia o cómo relacionarse con las reglas gramaticales.
Correo literario. Wislawa Szymborska. Nórdica
La ironía. El sarcasmo. El sentido común y el del humor. Las reflexiones certeras. La sabiduría y la rechifla. No hay página mala en este libro que reúne las respuestas que Szymborska ofrecía a los aspirantes a escritor que enviaban cartas al consultorio literario que la premio Nobel mantenía en una revista polaca. Imagino su látigo preparado ante las muchas subordinadas de la frase anterior. El caso es que aquí se reúnen muchas de las respuestas publicadas. Y, de forma acertada, sin incluir además las preguntas, lo que abre el campo de la imaginación para el lector actual, que puede jugar a intuir lo que había en esas misivas. Las contestaciones son divertidísimas. Lo mejor es que no sirven solo para orientar a los escritores que buscaban consuelo, sino que ofrece además pistas fundamentales sobre qué es la literatura y cómo debería percibirla el lector para disfrutar de ella. Más que ideas para escritor, parecen sugerencias de buena lectura.
Contra la lectura. Mikita Brottman. Blackie books
Este libro, aparente manifiesto contra la lectura, es en realidad una invitación a leer. Aunque desdramatiza el hecho de hacerlo. Recuerda que no hay que asignar «un valor intelectual al acto en sí« (lo que leemos y cómo leemos), y que habría que estar más preocupados por «la muerte del criterio« que por la muerte de la lectura (21). Habla sobre los libros que se leen por obligación y de esa extraña sensación que siente el lector: se cree acompañado cuando en realidad está solo. Atención, porque una primera parte interesante cae, a mitad de libro, en una serie de curiosidades (a partir de una encuesta de la autora con sus amigos) que no tiene especial trascendencia (más allá de si subrayamos, doblamos la puntita de la página o preferimos los libros de tapa dura).
La librería. Penelope Fitzgerald. Impedimenta.
La novela narra la historia dede una mujer que decide abrir una librería en una casucha abandonada, en un pueblo pequeño, en una comarca sin libros, y se encuentra con la oposición de los poderosos de la localidad. Esta es la propuesta: la lucha entre la cultura y el poder político, económico, financiero .La metáfora: los tentáculos de la ignorancia aliada con el dinero y las influencias. El ambiente: el pueblecito, la casa llena de humedades que se convierte en librería.
Empiezo a creer que es mentira. Carlos Mayoral. Círculo de tiza.
Carlos Mayoral siempre ofrece relámpagos de inteligencia en sus textos, en sus redes sociales. Y aquí recoge la tormenta en un volumen que cabalga entre la crítica literaria (por ejemplo, de 'Historia de una escalera'), el miniensayo literario (sobre los celos, las mujeres olvidadas en literatura, el miedo, el suicidio, la infancia o la mentira a través de varios autores) y las vivencias personales, píldoras en las que Mayoral cuela parte de su vida (real o inventada) en episodios que son casi cuentos.
El librero. Roal Dahl. Nórdica.
Roald Dahl escribió este relato corto publicado originariamente en 'Playboy' (tiene su parte erótica el cuento) que convierte al librero en un tipo desagradable (también en su aspecto físico), soez, que no duda en aprovecharse del dolor ajeno. Y sí, con los libros como protagonistas. Imposible contar más sin destripar el relato. Pero es fantástico cómo habla de libros, de lecturas prohibidas, de cómo mantener las apariencias y del chantaje con la literatura como moneda de cambio. Y todo eso, con un humor que asoma en las últimas páginas en que el relato se transforma en chiste y cuento policiaco. Una delicia, con ilustraciones de Federico Delicado.
De qué hablo cuando hablo de escribir. Haruki Murakami. Tusquets.
Hay un pasaje en este libro (que no novela), en torno a la página 121, en el que Murakami compara el acto de escribir con la maña que despliega en una escena de la peli el protagonista de ET. Es ese momento en el que el extraterrestre comienza a coger cachivaches de la casa de Elliot (que si un paraguas, que si un cenicero, que si qué se yo) para construir una máquina con la que comunicarse con su planeta. Y Murakami dice que el escritor hace algo parecido. Que explora su cerebro, que busca materiales de mil procedencias y orígenes para, con eso, unido y ensamblado todo, construir un artefacto literario capaz de lograr algo mágico. Murakami exprime aquí su compromiso literario y explica por qué escribe y por qué lo hace con ese estilo. Este es un ensayo compuesto por pequeños capítulos que, expuestos como si fueran conferencias en público, afrontan diversas aristas de la vida de un escritor. Dónde encuentra la inspiración, qué opina de los premios literarios, cómo crea sus personajes, qué relación mantiene con sus lectores.
Mi maravillosa librería. Petra Hartlieb. Periférica.
Ella, periodista cultural, y su marido, agente de una editorial, decidieron embarcarse en la aventura de abrir una librería en Viena. Y este libro es la historia de esa aventura. Con una prosa cercana, que interpela directamente al lector (al que siente y convierte en cómplice), este es un relato sobre el amor a los libros. No hay una trama clara, no hay un desenlace épico, no existe un argumento como tal. Es el transcurrir diario de la propietaria de una librería. Y cómo se acerca desde ese puesto a las vertientes de un mundo que el lector y comprador de libros solo conoce en parte. Hartlieb cuenta los desvelos de montar la librería, las negociaciones con las editoriales, la asistencia a ferias, la organización de lecturas y presentaciones de libros, el descubrimiento de pelotazos y best-sellers (como los de Glattauer), la recomendación a los clientes, la relación que se establece con ellos, la tensión de las campañas navideñas, la amenaza de Amazon, la obligación de informatizar la librería o el perfil de los compradores (y tal vez sea imposible no verse reconocido en alguno).
Hozuki, la librería de Mitsuko. Aki Shimazaki. Nórdica.
Bastan dos horas. Dos horas y media. Seguro que no es mucho más. Sirve para una mañana vacía, una tarde de playa, una noche tranquila o una madrugada de insomnio. No hay que negociar con el reloj para buscar mucho tiempo libre porque con dos horas, dos y media a lo sumo, es bastante. Suficiente para degustar este librito pequeño que publica Nórdica. La sencillez de la prosa (aunque quizá el glosario debería haberse resuelto mejor con notas a pie de página) y la generosidad del blanco en cada página permiten al lector deslizarse por este libro que cuenta una historia que comienza banal y termina generando enormes preguntas. Hay aquí reflexiones sobre la maternidad, sobre la responsabilidad, sobre la importancia de la religión y la filosofía, sobre el poder salvador de los libros, sobre el pasado y los remordimientos, sobre las casualidades que no son tales. Hay un planteamiento duro y hermoso sobre la maternidad. Sobre los hijos deseados y los que no se quisieron. «Las palabras que salen de la boca dejan de ser secretas«, se dice en la página 117. Y aquí se cuenta una historia construida sobre un gran secreto que termina por acercar a dos mujeres de caminos al final compartidos. El aborto, el abandono, la lucha de unas madres por sus hijos. Un libro que comienza tan sencillo y que se cierra con la sensación de haber aprovechado muy bien dos horas. O dos horas y media.
La novela del buscador de libros. Juan Bonilla. Fundación José Manuel Lara.
No. No es una novela. No lo es. Juan Bonilla ha escrito un libro sobre su pasión por los libros, sobre su pulsión coleccionista, sobre eso que le lleva a recorrer ferias, locales, librerías de viejo para buscar y hallar primeras ediciones, poemarios descatalogados, novelas que esperan que alguien los rescate del olvido y les diga «levántate y anda« (269). Bonilla comparte en estos textos sus andanzas por el mundo libresco. Qué libros tiene, cuáles le costó más encontrar, dónde los halló. Desde librerías-peluquerías hasta templos como Strand, en Nueva York. Desde los puestos de la Cuesta de Moyano hasta las ferias de una ciudad de provincias. Hay pasajes que parecen más importantes para el autor que para el lector. A veces la mera sucesión de títulos. Pero hay muchas (¡muchas!) reflexiones sobre el mundo de los libros que cualquier aficionado agradecerá y aplaudirá.
El arte de la ficción. James Salter. Salamandra.
Y para terminar, este librito con tres conferencias impartidas por el escritor James Salter. Una idea le lleva a la siguiente. Parece que hubiera un propósito, un esquema previo, pero se lo salta para desviarse por carreteras secundarias. Y estas callejuelas son muy interesantes. Habla de sus pasiones lectoras (Flaubert, Bábel...) pero también de sus motivaciones frente a la hoja en blanco. Distingue entre historia y trama (48), insiste en la importancia de historia-forma-estilo-comienzo (50) y compara al escritor con el bailarín por la enorme importancia del ritmo (82). Insiste en la importancia del punto bien puesto, ensalza la capacidad de «unir una palabra a otra o enhebrarlas en una secuencia que florece en la mente del lector« porque no solo importa lo que se cuenta, «el acierto en la observación«, sino que también es vital «el modo de contar« (17).
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