Santos Juliá se ha repartido la gloria de su ensayo 'Transición' con Elvira Roca y su 'Imperiofobia' haciendo que dos ensayos académicos divulgativos permanezcan meses entre los libros más vendidos. Juliá ha sido además el primer Premio al Libro del Año ... otorgado por la Fundación Francisco Umbral que no era estrictamente literario. Ayer presentó su ensayo en la Feria del Libro acompañado por la viuda de Umbral, María España, y uno de los miembros del jurado, Carlos Aganzo.
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Santos Juliá, historiador del pensamiento político, ha seguido la palabra «transición» en la historia de España desde su primera aparición en 1937, «cuando Azaña habla de un régimen de transición» hasta 2017, cuando el periodo político entre la muerte de Franco y las primeras elecciones generales «se ve recusado por la revisión del movimiento 15-M y luego por la cuestión catalana».
«El campo semántico de dicha palabra se utiliza en todas esas décadas con distintos matices. Ya en la Guerra Civil se considera una transición necesaria para alcanzar la paz, un momento en el que se abandone la división de vencedores y vencidos.Se planeta tanto dentro de España como en Francia, donde vivían exiliados grupos de católicos republicanos.Vuelve la palabra en la reunión de Munich a hablarse de proyectos de transición», explicó Juliá. El profesor gallego detalló la 'transición' en el interior, «hay otra concepción que se manifiesta a través de los sindicatos, del asociacionismo, de los colegios profesionales, de las editoriales, de la unión de comunistas y católicos». El camino hacia la deseada democracia se expresa en los sesenta y setenta a través de tres anhelos «libertad, amnistía y estatutos autonómicos». A la tercera convocatoria electoral, se logra una mayoría absoluta, tras dos gobiernos inestables de la UCD «que fueron visto desde el exterior como el peligro del caos. Vivimos un 1980 muy peligroso, pero finalmente hubo un gobierno estable».
Autocomplacencia y crisis
La historia más reciente tiene, a decir de Santos Juliá, dos legislaturas clave, «la segunda de Aznar y la primera de Zapatero, de autocomplacencia, en las que no vieron venir la crisis». Y esta llegó a partir de 2008 y en 2011 cristaliza el movimiento 15-M, «que luego devino en el partido que hoy es Podemos. En esa eclosión social hay una recusación general a la Transición, todo se hizo mal desde el principio viene a decir, y desde la situación catalana». Así que la Transición lo ha sido todo, primero «desencanto», pues pasaban los años y seguía Franco, luego «un modelo, para los que nos miraban desde fuera» y finalmente se ha quedado en un «logro» colectivo.
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