David Pujante y Luis Antonio de Villena, en la Feria del Libro de Valladolid. Henar Sastre

David Pujante: la meditada simbiosis entre lo vivido y lo leído

El profesor y poeta presenta 'El sueño de una sombra' en la Feria del Libro de Valladolid junto a Luis Antonio de Villena

Samuel Regueira

Valladolid

Sábado, 8 de junio 2019, 21:55

No es David Pujante un poeta que se prodigue en exceso, indica Luis Antonio de Villena: su poesía, como el monarca de Michon, llega cuando quiere. Pueden ser seis o doce años. Con todo, cuando esta aparece, nace en el rapsoda un sentimiento de ... urgencia, de necesidad de trasponer en letras, palabras y versos aquel llamado de la inspiración lírica cuanto antes. De Villena presentó ayer el último libro lírico del catedrático de Literatura en la Universidad de Valladolid, 'El sueño de una sombra'; una obra que sigue fielmente tanto la tradición clásica como la trayectoria previa de Pujante hasta la fecha, y que protagonizó uno de los actos vespertinos de ayer de la 52ª Feria del Libro de Valladolid, desde la sala experimental Fernando Urdiales del Teatro Zorrilla y con un lleno absoluto de público.

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Con la tradición clásica del mundo grecolatino siempre presente, se integra esta obra en general y la mencionada trayectoria en particular dentro de lo que De Villena llama 'poesía del realismo meditativo', «términos meditados y comprendidos por todos, pero al que el poeta sabe dar su propio sesgo».

Pero con entenderlos no basta: es necesaria también la vibración de la palabra, un fuego que prenda al lector y que le irradie la luz del poema, «que no solo cuenta, también canta». Con todo, hay una defensa del mundo cultural y de la formación, advirtieron, que enriquece a los poemas a base de referencias y hace que el texto sea «más intenso y vibrante»; dicho de otro modo, «encontrarnos contando la historia de nuestra vida a través de las lecturas». Contando y cantando. Meditando y sintiendo. Buscando la relación entre conceptos artísticos y jugando con la armonía del lenguaje.

Ubica De Villena esta obra, así, en la 'tercera edad' de la trayectoria de Pujante, donde aumentan los elementos meditativos y arrecia esa simbiosis entre la experiencia de lo vivido y lo leído, «donde se incrementa la madurez y el sosiego», y en la que deja grisácea sensación de despedida. Con cierto pudor aún que le impide abrirse plenamente a lo lírico, el autor toma el punto de vista de «alguien que en su día se metió en el mar y ahora contempla cómo se mojan otros».

Por su parte, Pujante se limitó a leer algunos textos de 'El sueño de una sombra', no sin antes describir la estructura de su libro, una obra de «madurez personal» (en contraposición al trabajo anterior, «de madurez intelectual») y que tras un 'Nuevo pórtico' se divide en cuatro partes sobre la vida plena, poetas en su madurez (Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda y Francisco Brines), el regreso a la infancia («En el tiempo de la claridad») y se cierra con 'La espera'. Sobran, como en las mejores poesías, más palabras innecesarias.

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