Valladolid
Cuatro décadas de refugios bibliográficos para la ciudadaníaValladolid
Cuatro décadas de refugios bibliográficos para la ciudadaníaEn 'Cinema Paradiso' se nos presentaban las salas de cine como un espacio que servía para mucho más que simplemente ver películas. Allí la gente se encontraba, se enamoraba, se dormía, discutía... y a veces disfrutaba de la cultura. Algo parecido pasa con las bibliotecas. ... Quienes las conocen y las transitan con frecuencia saben que trascienden a su mera función de préstamo de libros. Estos enclaves repartidos por los barrios de Valladolid cumplen este 2024 40 años, creciendo en servicios y en ambiciones, evolucionando al mismo tiempo que la ciudad y sus gentes.
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Aunque las primeras inauguraciones se remontan a 1972, con Antolín de Santiago como alcalde, estas eran unas casetas al aire libre, enfocadas a la temporada estival y al público infantil, repartidas en algunas plazas como Vadillos, Poniente, Campo Grande, Canterac o los antiguos jardines de La Rubia. Los enclaves de préstamo como tal no se empiezan a erigir hasta la década de los años ochenta, con la avanzadilla de Delicias o Pajarillos (hoy Blas Pajarero y Miaja de la Muela, respectivamente), a la que a lo largo de los años se sumarían otras ocho en La Victoria (Gloria Fuertes), Huerta del Rey (Francisco Pino), Parque Alameda, Parquesol (Santiago de los Mozos), Rondilla, Parque Alameda y San Juan (Bailarín Vicente Escudero), además de dos más en zona centro (Martín Abril) y zona sur (Rosa Chacel). Junto a ellas, destaca la biblioteca de verano Campo Grande y siete puntos de préstamo, de menor tamaño pero que cubren distintos puntos estratégicos de los barrios de la provincia; en Arturo Eyries, Esgueva, Las Flores, Pilarica, Barrio Belén, La Overuela, Fuente Duero y San Pedro Regalado.
«La principal riqueza de una biblioteca es su sintonía con los usuarios». Son palabras de Azucena Fernández, bibliotecaria desde 1981 en la caseta de Vadillos y en la plaza del colegio Gonzalo de Berceo que vio nacer las primeras colecciones en Delicias y Pajarillos, cuando esta última aún era el antiguo mercado central: «Somos un lugar que aporta calidad de vida, centro de conocimiento y punto de encuentro»; defiende.
Lo cierto es que a lo largo de la vida la biblioteca cumple muchas y numerosas funciones. Cuando uno es un niño, es el primer contacto con muchos de los libros a los que, de otra forma, no se podría acceder. Desempeña un rol fundamental en ese rito de madurez tantas veces observado por el cine o la literatura y pocas veces enfocado desde estos lugares: pocas cosas sintomáticas de 'hacerse mayor' que empezar a elegir, por uno mismo, los libros y lecturas que le irán marcando a uno a lo largo de su vida, e incluso replicarlo en el futuro con los propios hijos e hijas.
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Su importancia no es menor en la época de estudiante. Así lo valora María, actual opositora en la biblioteca de Rondilla: «Estudiar aquí es muy distinto de hacerlo en casa», pondera. «Una se concentra más, tiene menos distracciones y, sobre todo, se motiva con más fuerza al ver a otras personas en su misma situación».
Pero sin duda, si a alguien acompaña este servicio hoy es a los mayores. Y no solo en Valladolid: «Para las personas mayores –especialmente gente que vive sola– las bibliotecas son espacios donde encuentran cultura y compañía […]», recoge Eric Klinenberg en su ensayo 'Palacios del pueblo' (Capitán Swing, 2021). «Para muchas […], la biblioteca es el principal sitio donde se relacionan con gente de otras generaciones».
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Es decir, que no solo dan respuesta a una realidad individual, también mejoran y cohesionan la vida del barrio a un nivel de servicio vecinal (con colegios, con colectivos), tejiendo una red de cuidados que mejora la relación entre sus gentes y el día a día de toda una comunidad.
A lo largo de cuatro décadas, las bibliotecas han ido sofisticando sus diferentes servicios e incorporando otros nuevos. La prensa y el préstamo de películas VHS ha ido casi paralelo al de los libros con sus tejuelos, a la que con el tiempo se han incorporado los DVD y las series de televisión, los juegos de mesa y las hemerotecas, el acceso a Internet con el catálogo electrónico e incluso algunos fracasos, como los ereaders, que pronto desaparecieron ante su poca acogida.
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La normalización del carnet de préstamo con la biblioteca de Castilla y León fue otro de los hitos para la ciudadanía usuaria de estos servicios. Ya solo con un único código podían sacar libros de cualquiera de sus centros de préstamo en toda la comunidad autónoma. Por su parte, la labor de las bibliotecarias también se ha ido modernizando: «Empezamos sin conserje y la bibliotecaria tenía que encender la calefacción; apenas teníamos dos personas para cada edificio, y antes de catálogo nos manejábamos con manuales de fichas», rememora Lourdes López del Amo, bibliotecaria desde 1984 hasta 2017.
Lourdes López del Amo
Bibliotecaria
Sus vivencias y anécdotas son inagotables: «La acogida es importantísima para captar usuarios, y muchas veces tocaba empatizar, sacar una sonrisa y escuchar los problemas que cada cual traía de su casa, con sus familiares o con sus enfermedades». López ha hecho suya a lo largo de su trabajo la frase de la concejala Pilar García Santos; «trabajar por el ocio de la gente», y combinando la seriedad de quien representa una institución con el entusiasmo de quien defiende la labor altruista de una biblioteca a capa y espada, ha conseguido, además de prestar servicio a la sociedad, realizarse ella misma: «Este trabajo me ha hecho muy feliz, incluso me ha servido como vía de desahogo para mis propias tragedias familiares», rememora.
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«Los bibliotecarios también somos confidentes», coincide Azucena Fernández. En su carrera, recuerda además un hoy divertido episodio de censura: «Tratamos de incorporar a catálogo un ensayo sobre cómo elaborar cócteles, algo que en su momento la responsable consideró 'escandaloso'», rememora entre risas. El criterio, antes de Internet, para engrosar la nómina de libros del fondo, pasaba por las listas editoriales e incluso los suplementos culturales de la prensa.
En su relevo generacional las bibliotecas además miran a nuevos servicios, tanto de fomento de la lectura con 'La hora del cuento' o 'Cuentacuentos' para niños, como talleres de educación para adultos, confección de mandalas o formación en el uso de smartphones, entre otros.
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La modernización debe alcanzar también, claro, a su propio personal. Según datos de la Red Municipal de Bibliotecas de Valladolid, dos de cada tres trabajadoras de las bibliotecas son mayores de 50 años, y apenas un 7% tiene entre 25 y 35. Además, 9 de cada 10 son mujeres. Irene es una bibliotecaria en Blas Pajarero de 25 años: «Creo que en los barrios la biblioteca funciona más como centro de relaciones, mientras que en los nuevos apenas se desarrolla vida social», sopesa. En su visión centenial, aplaude la implementación de servicios como eBiblio y CineCyL, que permiten el préstamo virtual de libros y películas digitales, y considera que, de cara al futuro, «en la época de la inmediatez es pertinente un servicio interbibliotecario a la carta más rápido».
A finales del año 2023, la Red Municipal cifraba en 355.961 items sus fondos bibliográficos, entre libros (280.349), películas y series en formato DVD (32.011) y revistas (10.086), así como otros elementos de préstamo, desde discos de música a juegos de mesa o videojuegos.
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En sus cuarenta años, la misma red cifra hoy como dados de alta a 38.682 usuarios con carnet de adulto y 14.043 con uno infantil, siempre con mayor preminencia de mujeres sobre hombres, con independencia de la edad. La unificación de carnets ha incorporado además los datos de alta en la Biblioteca Pública de Valladolid, que cifra en 82.301 los carnets de adulto y en 7.252 los infantiles.
Hoy, un usuario adulto puede sacar en préstamo cinco documentos de la sala infantil y cinco de la suya durante 21 días, así como dos revistas y DVD por sala durante una semana, con posibilidad en ambos casos de renovación si otro usuario no ha reservado el mismo título. Además, cuentan con la posibilidad de dos reservas simultáneas, la posibilidad de descargar cinco libros a la vez en la app eBiblio y el visionado gratuito de doce películas al mes en CineCyL.
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Uno de los servicios que mejor se ha instalado en las bibliotecas son los clubes de lectura. Frente a la dinámica tradicional, solitaria, de leer un libro en silencio y si acaso comentarlo con un par de frases entre vinos durante una reunión de amigos; estos encuentros fomentan el diálogo y el intercambio de opiniones y pareceres entre personas con diferentes perspectivas y maneras de leer entre líneas. Algo más de una década llevan estos servicios en marcha, que hoy ya hasta conocen un día especial de encuentro con un autor en el marco de la Feria del Libro de Valladolid. «Son una forma de convivencia y socialización», asevera Azucena, que dinamiza el Club de Lectura de Pajarillos, el primero en ver la luz en el año 2013. Su guion es férreo: tras un calendario variopinto de lecturas (que alterna escritores, nacionalidades y géneros de toda clase), cada reunión comprende una impresión general, una fase sobre las palabras que se han aprendido, un debate sobre la interpretación del final (cuando corresponde), una serie de reflexiones sobre los personajes y una conclusión para hilvanar recomendaciones o sentencias finales. Una media de quince personas compone estos grupos; la mayoría mujeres de edad madura y avanzada: «Creo que nosotros estamos más acomplejados», opina José Luis, uno de los pocos hombres del grupo. Para muchas de estas personas, los clubes son una manera de conocer autores y lecturas distintas, pero también los puntos de vista de otros vecinos del barrio: «A mí me encanta venir a que me escuchen», tercia Gloria: «A quien quiera le cuento todo cuanto sé». «Te abren más la mente, al libro, al autor, a quien se expresa», aporta María Jesús. Y es que estos clubes son, en definitiva, una forma más de combatir la soledad y, también, de acercarse a la literatura. Una forma distinta de definir la labor tradicional que, a lo largo de cuarenta años, ha desempeñado una biblioteca.
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