Recuerda Miguel Macho las 'Coplas' de Jorge Manrique aprendidas en la infancia y le da la impresión de que todos los palentinos han recalado en ellas durante su etapa escolar. Por eso no le ha sido extraño colarse en el túnel de tiempo hasta el ... XV y traer al XXI la elegía universal a través de sus ilustraciones. Cálamo acaba de publicar una nueva edición de este clásico que arranca con la popularizada copla que dice «cómo se pasa la vida/ cómo se viene la muerte,/ tan callando ...cómo, a nuestro parecer,/ cualquiera tiempo pasado,/ fue mejor.»
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Miguel Macho buceó en el Renacimiento, en ese mundo de mecenas, de papas y señores todopoderosos, en su teatro y su arte. «Las 'coplas' son una historia de reyes, una elegía a su padre que era un santo varón, contadas con una sonoridad, una música propia pero sobre todo son la carta a un padre que acaba de morir», afirma el pintor. Y las ha iluminado «con dibujos coloreados con técnicas digitales, algo que se sale de mi trabajo habitual, que es el óleo y la técnica manual». Recrear la cultura del momento es lo que más le ha costado.
Macho ha bebido del Greco y su 'San Sebastián', patrono de Paredes de Nava, localidad en la que nació Manrique, de Cézanne y Caravaggio para recrear la aparición de Jesús en Emaús –«emulando que ha ganado la partida» (como los jugadores de cartas del postimpresionista)–, el matrimonio Arnolfini de Van Eyck para hablar del cuidado del cuerpo y del alma, idea renacentista a la medida de la pujante burguesía, del paisano Pedro Berruguete o de los mismísimos Lumière, padres de la imagen en movimiento, a los que cita en su recreación de raudos corceles.
La fugacidad del tiempo, la banalidad de la riqueza y la gloria tienen lectura individual, ante la muerte del maestre de Santiago don Rodrigo Manrique, y colectiva, la de una sociedad en constantes guerras feudales que está rompiendo el cascarón medieval y da pequeños pasos hacia la Edad Moderna. Juan II, Alfonso V el Magnánimo, Enrique VI, Álvaro de Luna o el Marqués de Santillana son algunos de los personajes citados en la crónica dibujada por Macho, quien tiene su estudio en la torre Assur de Monzón de Campos, laboratorio de arte contemporáneo.
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Paredes de Nava, cuna de dos artistas que entornaron la puerta del Renacimiento en la literatura, Manrique, y en la escultura, Alonso Berruguete, protagoniza la contracubierta, con su plaza porticada y la característica torre de Santa Eulalia. Allí al lado luce el busto del escritor.
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