Paz Velasco, criminóloga y un personaje de 'Nos crecen los enanos', junto a su autor, César Pérez Gellida. Carlos Espeso
Literatura

César Pérez Gellida: «Mi obligación es manipular al lector en buena lid»

El jueves lanzó su novela decimotercera, 'Nos crecen los enanos', en la que busca «crear un malo que produzca el rechazo del público»

Victoria M. Niño

Valladolid

Domingo, 11 de septiembre 2022, 01:16

No es supersticioso pero su decimotercera novela fue lanzada el pasado jueves, jornada festiva en su ciudad y de atención mediática volcada en la muerte de Isabel II. César Pérez Gellida vuelve a las librerías con 'Nos crecen los enanos' (Suma de Letras) poco antes ... de que Valladolid acoja el rodaje de la serie basada en 'Memento mori', el libro con el que se estrenó en 2013. Militante del género negro porque es lo que le «divierte», se propuso crear un «malo que produzca el rechazo del público, comprensible, con el que cabe empatizar pero no simpatizar».

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El reto viene de lejos, «cuando en la primera trilogía me di cuenta de que la gente sentía más simpatía por Augusto Ledesma, el asesino, que por Ramiro Sancho. Tengo ganas de saber si Álvaro, el protagonista de esta, genera el rechazo que busco».

Este nuevo personaje comparte con él profesión, ambos son escritores. «Pero no es mi alter ego», advierte Pérez Gellida, quien fía a la documentación el material para «generar la ficción» de un «psicópata narcisista y sádico». 'Nos crecen los enanos' enlaza con la anterior, 'Astillas en la piel', novela en la que Gellida viaja a Urueña. Los muertos de aquella siguen 'vivos' en esta. «Parece que el asesino no se sale con la suya y continúa la historia ene esta que sí tiene un final conclusivo», asegura.

Su anterior 'best-seller' se lo entrega a su personaje Álvaro, que está en plena gira promocional de ese título, «lo que me sirve para explicar algunas cosas de la industria del libro». Aunque no parece que le vaya a ocurrir lo que al protagonista, harto de tantas presentaciones. «Con 'Astillas...' hice un tour de 37 presentaciones, con esta apenas haré campaña porque estaré metido en el rodaje, anclado en Valladolid». Se ha citado con los lectores de su ciudad el miércoles en El Corte Inglés y el jueves, en Oletvm.

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'Nos crecen los enanos' está escrita en tercera persona excepto cuando habla su protagonista, en primera. Entre las sesiones con la terapeuta, la reacción de los cuerpos de seguridad a una serie de asesinatos y la cobertura informativa por parte de una periodista, se alternan los monólogos del asesino. En ellos se llega a preguntar «¿hasta qué punto era yo culpable de comportarme según el dictado de mi naturaleza?». En su afán de hacerle odioso, Gellida le dota de interés por «justificar sus actos, no por remordimiento pues conoce la diferencia entre el bien y el mal. Trata de justificar esa pulsión por generar dolor». Sentencia en la novela: «El sufrimiento ajeno es excitante». Y a esa excitación se entrega. «En la construcción psicológica del personaje me ha ayuda Paz Velasco, la terapeuta de la novela. Me ha ayudado a recorrer los peldaños de su evolución, de su crecimiento en la experimentación».

No es supersticioso, dice, pero es mencionar a Paz y aparece en el lugar de la entrevista, una criminóloga en la realidad. «Por primera vez he usado el recurso académico. Sería poco creíble que Álvaro contara su proceso, en cambio sí es verosímil la explicación de una profesional contando al lector cómo es la mente de un psicópata. Me gusta mezclar realidad y ficción». La terapeuta revisa las grabaciones de las sesiones y encuentra la relación entre lo que Álvaro le pregunta para crear a su personaje Suso (novela dentro de novela) y las noticias de unas muertes en distintas ciudades de España, coincidentes con las presentaciones de sus libros.

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No hay determinismo en la biografía de Álvaro, «tiene una infancia sin problemas, la vida no le lleva a ser así. Es una elección propia, necesita experimentar con el dolor ajeno. Hay muchos casos en la realidad así, gente que se alimenta del sufrimiento de los otros». A Gellida le interesa «como a todos. La maldad nos atrae, nos llama la atención porque la mayoría de las personas no somos capaces de cruzar esos límites y los que sí lo hacen dejan la incógnita del por qué. Sigo en el género negro porque me divierto, necesito cierta soltura y que me apetezca crear una ficción y este es el que me produce emoción».

Pericia del respetable

La oferta audiovisual y literaria del género ha crecido tanto que los lectores han adquirido agilidad nadando en los vasos comunicantes de canallas, cuerpos de seguridad y eco mediático. Por eso a veces se sienten tratados como derviches girando sobre la trama que propone el autor. «En el 'thriller' hay un elemento indispensable que es el suspense sostenido. Mi obligación es manipular y engañar al lector en buena lid, poner todo sobre la mesa para que él pueda anticiparse». La mayor pericia del respetable ha obligado a Gellida «a ser más coherente en la creación de la estructura. En España es el género que más se lee y después de trece novelas y cierto reconocimiento, se espera mucho de ti».

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Sexo y violencia es marca de la casa a la que añade esta vez relaciones homosexuales. «¿Hay lesbianas?», duda en alta voz al ser preguntado por la permeabilidad con la realidad. «Es que son muchos personajes en la cabeza. El escritor está en contacto con la realidad, nos alimenta. Si me intoxico con lo que ocurre no soy consciente. El género negro no es una denuncia social pero sí refleja lo que nos rodea».

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