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claudia carrascal
Viernes, 13 de noviembre 2020, 07:54
Once publicaciones en siete años demuestran que el autor de novela negra César Pérez Gellida es imparable. El pasado 5 de noviembre volvió a sacar todas sus armas con el thriller 'La suerte del enano' en el que recupera su ciudad natal como escenario principal. ... Asegura que con esta obra sintió la necesidad de divertirse con la escritura. Para ello, las premisas eran claras, necesitaba «crear personajes fuertes, una trama consistente, engañar al lector y volver a ubicar Valladolid en el centro de la acción».
Por eso, El Museo Nacional de Escultura era el lugar idóneo para plantear un robo ambicioso. Un grupo criminal dirigido por 'El Espantapájaros' logra sustraer la pieza 'El martirio de San Sebastián' de Alonso Berruguete. Por el camino dejan varios muertos y numerosos interrogantes que tiene que resolver la jefa del Grupo de Homicidios, Sara Robles, junto a su equipo.
Robles es la primera protagonista femenina en las once novelas del escritor vallisoletano. «Tenía una cuenta pendiente con este personaje que ya aparecía en mi segunda trilogía, pero en un segundo plano», precisa. En un principio, tenía reticencias para interpretar a una protagonista femenina «porque por razones obvias me resulta más fácil ponerme en la piel de un hombre». No obstante, «con Sara Robles ha sido fácil empatizar. Es una mujer que se ha ganado su espacio y el respeto de sus compañeros en un mundo de hombres», recalca.
En cuanto al proceso de investigación y documentación aclara que sumergirse en las cloacas de la ciudad junto a la Unidad de Subsuelo de la Policía fue uno de los momentos clave porque los detalles que logró extraer facilitan el acercamiento entre el lector y los personajes. Le gusta zambullirse en estos rincones porque «hay sensaciones que solo si las has vivido puedes llegar a transmitirlas en el papel».
Por el Museo Nacional de Escultura ha pasado hasta en seis ocasiones para trazar los recorridos de forma más realista. La parte más técnica ha sido la investigación sobre el robo de grandes obras de arte, «no hay mucha información, así que recurrí a la Brigada de Patrimonio para esclarecer mis dudas», especifica. Entonces descubrió que estas piezas las utilizan para avalar operaciones criminales como el narcotráfico, la compra venta de armas o la trata de blancas.
Pérez Gellida aprovecha para recrearse en la ciudad de Valladolid, ya que aparecen localizaciones céntricas como plaza Tenerías, las calles Torrecilla, San Quirce o Angustias y barrios como Delicias, Parquesol o Arturo Eyries. Tampoco falta algún chascarrillo, por ejemplo, con el apellido del alcalde, Óscar Puente, y hace referencia a monumentos como la Catedral, San Pablo o el Monasterio de San Joaquín y Santa Ana. Los bares tienen un especial protagonismo, entre ellos, el Zero Café, El Farolito, las croquetas de El Corcho e incluso la discoteca Asklepios.
Los partidos del Real Valladolid se mencionan en más de una ocasión y también aparecen el centro comercial Vallsur, la Rosaleda o la estación de autobuses. Todo ello, hace que el lector vallisoletano se sienta identificado y viva los acontecimientos de forma especial porque conoce la mayor parte de los rincones. Además, para el escritor es más cómodo centrar la acción en una ciudad de la que dice conocer bien sus luces y sus sombras.
La pandemia mundial no le ha impedido seguir su ritmo de trabajo y es que en escribir una novela emplea entre 9 y 12 meses, eso sí, dedica de 10 a 12 horas diarias. «Con esta crisis sanitaria mi cotidianidad no ha cambiado; tengo una rutina espartana, enciendo el secador de pelo porque me ayuda a aislarme y a zambullirme en la escena y empiezo a aporrear el teclado». Aunque a nivel personal reconoce que le ha influido más porque su vida social es muy intensa.
En sus próximas obras tiene claro que el coronavirus no tendrá cabida porque «quienes nos encargamos de la ficción tenemos que huir de la realidad cuando no es la que nos gustaría». Por último, el autor de obras como 'Memento Mori', 'Khimera' o 'Todo lo mejor' hace referencia al género de la novela negra y precisa que la clave para que siga siendo el más leído en nuestro país está en que «las editoriales cuiden la calidad de los libros que publican».
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