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Carmen Posadas, con su libro, en la librería Oletvm. carlos espeso

Carmen Posadas: «El espionaje es la profesión más vieja del mundo»

La escritora presenta en Valladolid su último libro, que repasa el papel de mujeres que se infiltraron en filas enemigas para obtener información

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 18 de noviembre 2022, 00:08

Hay personajes fantásticos en 'Licencia para espiar' (Espasa), el último libro de Carmen Posadas, recientemente presentado en la librería Oletvm de Valladolid. Personajes que, con sus acciones y descubrimientos, fueron capaces de cambiar el rumbo de sociedades, naciones y civilizaciones. «Cuando me planteé escribir este ... libro, quería que fuera una historia del espionaje. Cómo han ido cambiando los métodos, cómo y por qué se usaban en cada época. Pero me di cuenta de que era una cosa inabarcable. Decidí cortar por lo sano y centrarme en las mujeres».

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Así que Carmen Posadas se fija en algunas de las más famosas (y no tanto)espías de la Historia. Porque la mejor espía es la que no se sabe que lo fue y, por lo tanto, su nombre nunca ha trascendido. «Me da la sensación de que las mujeres espías son además sumamente discretas. Durante la II Guerra Mundial y la guerra fría, por ejemplo, hubo mujeres que tuvieron actuaciones muy destacadas y después desaparecieron y se convirtieron en apacibles amas de casa, haciendo tartas de manzana y tocando el piano cuando habían tenido una actuación muy relevante».

–Leyendo el libro, uno tiene la sensación de que le espían.

–No te quepa la menor duda.

–Hay espías por todas partes.

–Entrevisté a dos espías, una en activo y otra que se acaba de jubilar y una de ellas me dijo eso:'Los espías están en todos lados'. Ya sabemos que Alexa nos espía, que te espía el teléfono, el reloj inteligente. Pero, aparte de eso, me dijo que el mundo está lleno de personas espiándose mutuamente todo el tiempo. Es que esta es la profesión más vieja del mundo.

–Y ahora lo tiene más fácil que nunca:colgamos nuestros fotos, nuestras ubicaciones. Nos exponemos más.

–Con esto de las 'cookies' estamos vendiendo nuestra alma al diablo. Yo lo hago todos los días.

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–¿Hay espías porque hay secretos?

–La información es poder. Y quien la tiene, juega con mucha ventaja. Algunos, por motivos loables; pero otros, muy miserables.

–¿También hay espías para el bien?

–Los hay que intentan evitar guerras, tratan de suavizar situaciones complicadas, salvar vidas. Pero muchos, por no decir casi todos, son los que espían con aviesas intenciones.

–Habla, por ejemplo de Malinche, que fue intérprete, consejera y espía de Hernán Cortés.

–Ese caso me interesa muchísimo. Es una mujer que ha sido muy vilipendiada. En México la consideraban una traidora a su raza porque se había entregado a los conquistadores. Ahora se sabe que ella, en realidad, no traicionó a los suyos. En absoluto. Los indígenas estaban en contra de los mexicas, los aztecas, que eran un pueblo violento, caníbal, que tenía atemorizadas al resto de las tribus. Pedían que les mandaran a sus hijos, niños, los asesinaban, los abrían en canal y los sacaban el corazón palpitante. No contentos con eso, no dejaban que sus huesos descansaran, porque los convertían en material de construcción para sus templos. Los templos aztecas están llenos de calaveras. Y la tribu de Malinche los odiaba. Así que ella ayuda a Hernán Cortés y consigue que un ejército de 500 hombres acabe con un imperio gracias al apoyo de otras tribus. Esa labor de Malinche fue fundamental. Era una mujer absolutamente brillante. En los dibujos de la época, donde se ve a Malinche junto a Hernán Cortés, está con un dedo en alto, en señal de autoridad, y tiene el doble de tamaño que Hernán Cortés.

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–En el lado opuesto, Mata Hari.

–Esa fue una grandes de las sorpresas cuando escribí este libro. Me enteré de que en ninguno de los tratados serios que hay sobre el mundo del espionaje la mencionan. Es que no le dedican ni dos líneas.

–Y mediáticamente es tan famosa...

–Así quedigo, ¿qué hago? Si no la menciono, va a ser una desilusión para muchos lectores.Mata Hari fue un desastre de espía. Decidí incluirla y contar por qué era tan mala espía y por qué se ha convertido en símbolo.

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–¿Por qué?

–Porque era una estrella en toda Europa. Es como si ahora, de repente, se descubre que Madonna está espiando para los rusos.

–Pues podría, ¿no?, porque los músicos han sido importantes espías. Cuenta, por ejemplo, el caso de los juglares.

–Durante la Edad Media había dos redes de espías vastísimas. Una era la Inquisición, que tenía orejas en todas partes y obtenía información por métodos bastante expeditivos. Era una red de información perfecta. Pero había otra red más lúdica, que eran los juglares, que iban de corte en corte llevando información. Y algunos jugaron papeles muy destacados, comoBlondel, que encuentra a Ricardo Corazón de León. Y lo encuentra precisamente por su papel de juglar, porque iba de corte en corte cantando una pieza musical en clave hasta que en uno de los castillos alguien le contestó. Yese alguien era Ricardo Corazón de León.

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–Y todo eso, sin micrófonos, microcámaras, teléfonos pinchados...

–Cada época espía con las armas de cada momento. Y es muy interesante ver el salto que han dado las tecnologías y cómo el espionaje se aprovecha de ellas.

–Detrás de todo conflicto, siempre hay personas que aman, odian, sienten...

–Esa es otra cosa que me dijeron mis espías de cabecera. Yo les dije: 'Con esto de Internet y el cibersepionaje, esto habrá cambiado mucho. James Bond se ha quedado un poco desfasado'. Y me decían: 'No, lo que cambia por completo el modo de trabajar con la información es siempre el factor humano'.

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–¿Hay mucha diferencia entre un espía y un cotilla?

–Un cotilla es muy bueno a la hora de obtener información, pero luego no es nada bueno a la hora de conservarla, porque la va contando por todos lados. Así que no sería un buen espía, no.

–Aunque también cuenta en el libro que los espías a veces tienen éxito no solo por lo que saben, sino por lo que esparcen.

–Sobre todo si esparcen noticias falsas, si se dedican a dar información equivocada. Y muchos lo hacen, obviamente.

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