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Escribe relatos, pero este pidió crecer y se convirtió en su segunda novela. Carmen Peire (Caracas, 1952) presenta este martes (19:00h.) en la librería ... Oletvm 'Mapas de asfalto' (Menoscuarto).
«Está basado en un hecho real, en la muerte de un sin techo que me contaron y la dignidad con la que consiguió muerto lo que le negó la vida. Me pareció tan curioso que inventé un personaje al que le cupiera ese final», explica Peire. La acción transcurre en Distrito Sur, «lo llamé así porque todas las ciudades tienen uno. En mi caso lo vi en Vallecas, Orcasitas, Carabanchel. En los sesenta llegó el aluvión de inmigrantes, todos unidos por la necesidad y el afán de prosperar. Me da rabia que se relacione el nombre del barrio con delincuencia y drogadicción, que lo hubo, sí, pero el 90% de la gente luchaba por salir adelante, dar a sus hijos una vida mejor y lo consiguieron», explica Peire que ha visto ese mismo espíritu retratado en la película de Marcel Barrena 'El 47'.
«Fue una gran lucha de barrios en España que reivindicó una vida mejor. Pero había dos temas que quería plasmar especialmente: la bondad, estoy harta de malos en la vida y con lo que se nos viene en esta situación distópica, aún más. Y por otro lado la esperanza. Cuando Ken Loach presentó su película 'El viejo roble' dijo que teníamos que hacer de 'la esperanza una cuestión política' porque si no la gente votaría al fascismo. Pues yo creo en eso también, no tiene que ver con el optimismo. En la novela la mayoría de los personajes acaban mal, pero hay una lucha alegre, épica. Quería plasmar ese universo».
El libro lo terminó en 2022 «pero sufrió la lista de espera tras la pandemia». Cada libro es distinto, «empiezas de cero», cuenta quien durante cuatro años investigó el legado de Max Aub para publicar 'Luis Buñuel, novela'. Como editora, publicó en España 'El juego de cartas'. «Contactó conmigo la hija de Max, Elena. Quería que lo hiciera yo porque podría entender esa escritura desde el exilio al ser mi padre también un exiliado. Fueron cuatro años casi viviendo en la Fundación, llegué a dormir allí. Un trabajo grande pero un caramelo, fue mi máster, aprendí muchísimo», cuenta esta «maxista» declarada. «Para mi padre Aub era el mejor novelista de su momento, ya que la generación del 27 eran fundamentalmente poetas. Así que Aub y Barea eran los dos narradores favoritos».
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