Marcelino García Velasco, en una imagen de archivo. El Norte

Obituario

Razón de la presencia de Marcelino García Velasco

Muere a los 86 años el decano de los poetas palentino, un ejemplar único de esa poesía profundamente identificada con su tierra y con sus hombres

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 8 de abril 2023, 23:43

Maestro de escuela a las horas debidas, y a las no debidas, poeta». Tan maestro de escuela, en su caso maestro rural, que aprendió a mirar de frente a los ojos del lobo. Y a contárselo a sus alumnos. Tan poeta, que terminó confundiendo su ... propio yo, sereno pero encendido, recio al tiempo que melancólico, con el yo colectivo de los campos de Castilla, su verdadera intimidad.

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Marcelino García Velasco llegó a tiempo, en 2018, de recibir su merecido homenaje como decano de los poetas palentinos. También de volver al principio de su carrera poética, encontrándose ya en el final, con la publicación al año siguiente de sus 'Cartas viejas: correspondencia epistolar de un premio Nobel con un poeta palentino novel'. Los consejos del maestro de todos los poetas del exilio interior, Vicente Aleixandre, a un escritor que los supo seguir casi al pie de la letra, juntando verdad, alta emoción y unidad de estilo.

Para Palencia, Marcelino García Velasco ha sido siempre no sólo el santo y seña de su poesía, sino también un dedicado impulsor cultural desde la Institución Tello Téllez de Meneses, de la que fue director entre 2013 y 2020. Para Castilla, un ejemplar único de esa poesía profundamente identificada con su tierra y con sus hombres, que nunca ha perdido el hilo intelectual ni argumental desde los tiempos de Jorge Manrique. Un testimonio que se inició con el primero de sus libros, 'Tristeza, amor acaso', que publicó con 25 años, hasta el último, 'Calle Mayor', con pie de imprenta en 2018. Entre medias, algunos títulos imprescindibles, como 'Tratado de Castilla' (1985), 'Al vuelo de tu nombre' (1987), 'De la muerte y otros caminos cotidianos' (1997) o 'Memoria del mirar' (2006). Y un buen puñado de premios, desde el Ciudad de Palma o el Eladio Cabañero hasta el Rafael Morales o el Fray Luis de León.

Fue un dedicado impulsor cultural desde la Institución Tello Téllez de Meneses

Su mujer y compañera de toda una vida, la también poeta Carmen Arroyo, escribió que Marcelino García Velasco era un hombre que supo recorrer «la vida con el espíritu sereno del que sabe que nunca hizo daño a nadie y aceptó aquello que le fue dado, sin ambicionar más honores que los de merecer respeto y ser querido por los suyos». Sin duda que lo consiguió. Aunque tal vez esa misma humildad, ese apartamiento voluntario, esa propia mirada grande hacia las cosas pequeñas pero verdaderas, impidió que su obra fuera reconocida en su verdadero valor, como siempre defendió una de las grandes críticas y defensoras de su poesía: Carmen Casado. Llaneza castellana, en el estilo de muchos otros de sus paisanos contemporáneos, que le mantuvo siempre tan cerca de la tierra como lejos de los grandes oropeles nacionales.

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El maestrillo de Cevico Navero, de Perazancas o de Becerril; el decano de los poetas palentinos, se marchó en Viernes Santo, con una discreta solemnidad perfectamente acorde al sentido, a la ética y la estética de su obra. «El poema -dijo- sale no pensándolo. Sale de la primera palabra que te llega a la mente y de ahí sale el primer verso. Y de ese primer verso vienen todos los demás». Así fue la obra completa de Marcelino García Velasco: un torrente de versos que nunca traicionó el primer sonido, profundo y verdadero, de su primera palabra. Un ejemplo de cómo vivir la vida entera en poesía… sin tener que contárselo más que al círculo más íntimo del propio territorio personal.

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