En busca del sentido (sobre)natural de las cosas

«Ha sido una aventura curiosa y, aunque no he visto a la Virgen, sí que he presenciado cosas bastante extrañas», anticipa Rioja. Desde un espontáneo olor a rosas a casos de posesión demoníaca, «que cumplían todos los tópicos de las películas: ojos en blanco, fuerza sobrehumana...», enumera. Incluso una danza del Sol, análoga al milagro de Fátima: «Medjugorje es un lugar donde van millones de personas, creyentes y no creyentes, y la mayoría regresa con la vida cambiada; desde empresarios que donan o empiezan a trabajar para los pobres, a gente que retoma el contacto con sus familiares tras años sin hablarse con ellos, o que han sido ateos toda la vida y comienzan a creer...».

Tres incursiones ha realizado Rioja a este enclave bosnio; en 2012, 2013 y 2015. Hoy hilvana un libro que promete reflexiones y preguntas, y que no brinda respuestas: «Impacta que estas cosas sucedan a plena luz del día». Descarta, con todo, que Medjugorje sea «un parque de atracciones de lo sobrenatural», y considera que tiene que ver más con la perpetua búsqueda de un por qué de las cosas que suceden.

«Quien es creyente busca descansar o la fe, y quien no, está tratando de encontrar un sentido de su vida: vivimos una época en la que creemos en cualquier teoría paranoica pero no en las raíces cristianas que han forjado Europa», considera el autor. «Se dice que cada persona que llega recibe gracias espirituales distintas, y aunque Dios está en todos los sitios aquí pasan cosas extrañas, lo llaman la Lourdes y la Fátima del siglo XXI».