La escritora Grega García, presenta 'Solo quería bailar'. Rodrigo Jiménez

Greta García

«La burocracia es un motor de muerte creativa y de frustración humana»

La escritora presentó en Valladolid 'Solo quería bailar', un libro imaginativo y poderoso con un personaje lleno de veborrea

Víctor Vela

Valladolid

Jueves, 25 de mayo 2023, 17:13

Se llama Pili. Quiso ser bailarina. Lo intentó. Pero se topó con varios muros: el de la burocracia, el de los cásting que no superó. Hoy está en la cárcel. Lleva cinco años allí. Cometió un delito que el lector conocerá según pasa las páginas ... de 'Solo quería bailar' (Tránsito), el libro que Greta García presentó el pasado miércoles en la librería El rincón de Morla, en Valladolid. La escritora, dramaturga y actriz ofreció además una sesión de baile (como lo haría su personaje) al terminar la presentación.

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-¿Cómo se cruzó Pili en su vida?

-Pili nace de la rabia y de una necesidad personal de poder decir las cosas que nunca digo. No hizo falta conquista alguna ni hubo ningún tipo de tanteo previo, ella salió como un vómito en el que navegar. Es una voz con la que me lo he pasado pipa. Una personaja con la que he podido explorar miedos y deseos, con la que llorar y reír, poner foco en el lenguaje y aprender del proceso de escritura.

-Conocemos a Pili en la cárcel, por un delito que cometió y que poco a poco vamos descubriendo. Ella buscaba una venganza. Y en un momento del libro recuerda cómo antes la venganza era una pedrada, una paliza... pero ahora puede ser una campaña de odio en la web. 

-Exacto, las redes sociales son un lugar donde tomar espacio y tener voz propia, para lo bueno, lo malo y lo regular. Las redes sociales son parte de nuestro día a día, yo misma las disfruto y me aburro de ellas constantemente. Son un espacio confuso que me genera conflictos y si quería contar una historia creíble, actual, vi natural que Pili tuviese su propio drama cibernético.

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-Ella es un personaje verborreico, que sufre de «palabrerío». Habla mucho y en el papel se refleja esa oralidad, con palabras escritas tal y como suenan.

-La oralidad salió de una manera muy natural, y se fue apretando y afinando con un trabajo de infinita reescritura. De leer en voz alta cada párrafo una y otra vez, hasta encontrar la medida justa, para que fluyese, estuviera presente el habla y no entorpeciera la trama. Ha sido un trabajo con mucha compañía, desde colegas a quienes preguntaba y pedía que leyeran, a las editoras y amigas que me han ayudado a escoger cada palabra, como Sara Fernández Polo, que ha sido clave en todo este proceso. Y lo elegí por que me entusiasma, me fascina y divierte.

-Ese torrente de palabras de Pili es también parta del argumento del libro, ¿no? Mucha palabrería, pero luego, a la hora de la verdad….

-Ese torrente me ayudó a poder meter todo lo que quería meter, porque la información nos cae a borbotones en todas direcciones, era una manera de que ese flujo de pensamiento fuera con la velocidad y atropello con el que siento que va nuestra sociedad. Atiborrados de información, veo imposible segmentar los temas, todo va de la mano. Y así en ese torbellino de Pili, yo como escritora podía meter todo lo que en ese momento me inquietaba.

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-Hay un momento en el que dice: «Es una mierda vivir en el mundo rodeá de gente que sufre, pero es una mierda más gorda cuanto te enteras de que la mayoría de esas personas solo está fingiendo».

-Bueno, sobre esto ni yo misma sé lo que pienso. Va ligado a lo que comentaba antes, estamos tan hasta arriba de noticias tan dispares que a veces se siente absurdo cualquier acto de queja. Pero no lo critico, creo que quejarse es saludable y necesario. Yo misma me quejo poco y debería ser más radical en mi día a día en ciertos aspectos, pero no lo consigo, lo hago a través de la escena o ahora, la escritura.

-Esto también explora la diferencia que hay, a la hora de asumir responsabilidades, entre hacer y decir, ¿no? Imaginar es libre, pensar es libre... ¿La acción es lo que nos compromete? 

-Claro que entre la palabra y el acto hay un salto mortal. No es lo mismo decir que me quiero suicidar a suicidarme. Las palabras y el pensamiento son poderosas, y a veces son un acto en sí, ¿qué se dice y desde dónde?, pero estamos en una era de mucho palabrerío, muchas promesas que no se cumplen, no confiamos tanto en las palabras, necesitamos acciones y cambios reales. Como con el cambio climático, ya está bien de políticos hablando del tema, ¡necesitamos acciones! 

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-En la base de la desazón de Pili está también un episodio frente a la burocracia, con las dificultades para conseguir una beca, para acceder a la información pública.

-Es una de las cosas que más me aburren y entorpecen. Entiendo su origen y su cometido en ciertas ocasiones, pero la mayoría de las veces siento que la burocracia existe para joder, tiene a todo el mundo en un laberinto imposible, tedioso y agonizante. Es una manera de violentar y generar distancias, de añadir problemática a personas que ya tiene una vida con demasiados problemas. Es un motor de muerte creativa y de frustración humana. 

-Pili es bailarina y se presentó a muchos cásting, sin éxito. ¿Qué es el talento y quién lo define? 

-Ella no dice tal que así, que es buena bailarina, ella dice que hace todo lo que hay que hacer para ser una buena bailarina, para intentar ser la mejor, que es como educan. Medir el talento es algo subjetivo la mayoría de las veces. En una competición de patinaje artístico, hay una serie de criterios, con puntuación, ahí es algo objetivo, pero a lo mejor te conmueve más la que se cae, que no gana y tiene todo el talento del mundo porque te encogió el corazón con una mirada. Es un entramado extraño, a veces hermoso, a veces terrorífico esto del talento. No sé cómo se mide ni quiero saberlo. 

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