Belén Gopegui destripa los libros de autoayuda en Valladolid

La escritora madrileña defiende que, en realidad, no hay autoayuda en los libros de autoayuda. Estos manuales ofrecen pistas y claves «para que, en la mayoría d e los casos, la persona no acuda, precisamente, en busca de otra ayuda, sino que tenga la impresión de que, a través de libro, se ayuda a sí misma». El género funciona así como un artefacto casi narcotizante, ya que «propone soluciones individuales a problemas que no lo son». Ofrecen el espejismo de que resolver un problema «solo depende de la propia disposición y no de aquello para lo que es necesario coordinarse y contrariar voluntades ajenas».

«No proponen, por lo general, remediar lo que está mal en el mundo, sino aliviar pequeñas, a veces medianas, angustias contemporáneas», defiende Gopegui. Así, los libros de autoayuda invitan a «eludir el conflicto y limitarse a la acción que transcurre en la vida interior del sujeto idealmente delimitado». «Los libros de autoayuda no se plantean lo que debe ser, sino lo que es», apunta Gopegui en su libro, para añadir que estos libros «obedecen a la necesidad propia de un entorno capitalista», donde mejorar no supone cambiar estructuras que funcionan mal, sino adaptarse a ellas para «competir mejor».

El libro tiene como subtítulo 'La autoayuda como novela, un caso de confabulación' porque, después de esta primera parte analítica, Gopegui recurre a las características propias del género para subvertirlo y narrar a partir de ahí un texto narrativo que, «con algunos de los mimbres de la autoayuda» está orientado a fines «antagonistas».