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«Battiato desprende una luz a la que me he querido unir»
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Publica un singular ensayo sobre el músico italiano fallecido el pasado mayoEduardo Laporte ya le había propuesto antes alguna que otra biografía al editor de Sílex, Ramiro Domínguez, pero al final nunca había conseguido entregarle ningún texto sobre Baroja y Clapton, aquellos personajes que tenía en mente. Con Franco Battiato, el músico italiano fallecido la primavera pasada ... , el proceso ha sido duro, de mucho estudio, pero ha llegado a convertirse en un libro que ya está a la venta. 'En presencia de Battiato', según publica el diario El Correo, este periodista y escritor, graduado en el Máster de Periodismo de El Correo y la UPV/EHU, profundiza en una figura que habla «de luz, de búsqueda, de éxito personal y creativo» jugando con los títulos y las frases de sus canciones.
- Mire que habremos escuchado música y desde muy pequeños... y Battiato se queda para siempre. ¿Por qué?
- Porque toca algo básico, llega al alma, va más allá de la epidermis de la música contemporánea. Y nos remite a tiempos remotos, a mundos lejanísimos, como él dice en sus canciones, y a músicas de otras culturas. Es como un oasis en un mundo plagado de pop anglosajón que a mí, personalmente, de niño me sonó distinto y me atrajo de manera muy poderosa. Siempre le estaré agradecido por haberme salvado de esa música que sí es interesante pero que está un poco vacía, la que nos llegaba de EE UU. Battiato fue como un oasis en mi cultura musical y un abrirme a otra sensibilidad.
- Habla en este libro de una especie de tribu, clan o grupo unido por ese música que es una manera de ver el mundo... Los 'battiatianos'. ¿Seguirlo es aprender a mirar de otra manera?
- Sí, somos seres un poco contradictorios, Battiato es un poco así también. Somos gente un poco mística pero pegada a la realidad, nos gusta Oriente y también Occidente, podemos tener gusto por la música culta o clásica pero también nos puede gustar cualquier éxito comercial... Nos movemos entre dos polos y somos de una secta y a la vez de ninguna. Battiato es un ser libre ante todo, un ser que se encuentra en la búsqueda. Un rasgo de los battiatianos sería que vivimos en la búsqueda, que nos hacemos preguntas, que no vivimos en la certeza aunque, por otro lado, aspiramos a un centro de gravedad permanente (risas).
- Qué útiles esos títulos y frases de sus canciones...
- Sí, tiene algo de guía, de brújula y de maestro. Battiato, eso lo he ido descubriendo a medida que escribía, es mucho más que un músico: es una referencia por cómo se enfrenta a su biografía y a su relación con el arte.
- Hablando de biografía, esta no lo es al uso.
- He querido ir a la esencia de Battiato, ese podría haber sido el título. Es cierto que su biografía acaba cuando él consigue el éxito planetario de 'La voce del padrone' en 1981. Desde ahí es una sucesión de discos que conquistan a un público que ya tiene ganado y veo que ya no hay mucho más que contar. Lo que me seduce como biógrafo es la propia construcción del personaje en los años sesenta y setenta. Ese viaje hacia el éxito musical e interior. Yo no conocía su vida, me meto a investigar para saciar mi curiosidad y descubro un conflicto, que es lo que da pie a escribir una biografía. Si no, no hay libro que valga.
- ¿Éxito y aislamiento?
- Battiato alcanza una autonomía personal con su propio mundo interior, con el despertar de esa conciencia sutil que descubre a partir de los setenta tras una crisis psiquiátrica. Se refugia en la meditación, en la lectura de los textos sagrados, en su curiosidad por lo religioso, en el cultivo de la espiritualidad y en aficiones como la pintura. Es muy polifacético, es un alma inquieta, que no se aburre, y que lleva una vida de entero deleite. Diletante viene de deleite, y él es un profesional y un artista pero por otro lado siempre juega y se divierte. Leo estos días un libro de Pedro Juan Gutiérrez, el escritor cubano, y él defiende mucho el sentido lúdico de la vida, la capacidad de sorprenderse, jugar, investigar. Y en eso Battiato no se aburre nunca. Llega al final de su vida sintiéndose afortunado, siendo una persona realizada. Alcanza un yo permanente, que no sea excéntrico. Es un personaje muy rico en todas sus dimensiones.
- ¿No había títulos sobre Battiato en el mercado español?
- Había muy poco, solo una biografía de Eduardo Margaretto de 1990, y eso era sorprendente. El mismo día de su muerte fui a una biblioteca y solo encontré un librito. Así que me sentí como el encargado de llevar a cabo este trabajo, de recoger el trabajo de los biógrafos de Italia, de hacer una labor de traductor aunque no hablo italiano. En Battiato encontré esa figura a seguir, un peregrino más que un vagabundo y una persona que consigue el doble éxito personal y creativo en una vida feliz. Creo que los artistas no tienen por qué ser seres atormentados, tortuosos y oscuros y Battiato desprende una luz a la que me he querido unir.
- Más en estos años oscuros...
- Hay muchos personajes secundarios en el libro -Andrés Ibáñez, Pablo D'ors, Tolstói, George Harrison- que tienen obras sobre la luz. Es un viaje hacia la luz, este libro. Él lo hizo y es el fundamento de la mística, de la trascedencia, ir a esa luz interior. Es una manera de traducir mensajes milenarios. Battiato es como un caballo de Troya: nos trae la música clásica en canciones ligeras y nos trae mensajes de trascendencia de forma accesible. Es otro de sus poderes, como viajar en el tiempo y en el espacio con su música, es casi sobrenatural.
- A ver si va a crear una iglesia...
- No lo descartes. Tolstói tenía al final de sus días un montón de acólitos que lo consideraban profeta. La de Battiato no sería nada dogmática, sería abierta, que es algo que es el fundamento de las religiones, incluso la cristiana, a pesar de haber sido adulterada durante 18 siglos, como nos recuerda Tolstói. Yo me apuntaría.
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