Araceli Mangas, en su terraza de Madrid. G. Villamil

Araceli Mangas: «No se pueden arrumbar los derechos humanos con la excusa de salvar vidas»

Catedrática de Derecho Internacional de la Complutense, la salmantina estudia la UE desde hace 30 años

Victoria M. Niño

Valladolid

Miércoles, 10 de junio 2020, 08:12

Una conferencia en Elche es el último acto público de Araceli Mangas antes de recluirse en Madrid. Apasionada de la relaciones internacionales, esta salmantina centró su avidez lectora en la web de la OMS para cotejarla con lo que decía el Gobierno de España.

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–«Para esto se hicieron las leyes, para que el poderoso no lo pueda todo». Con esa cita de Ovidio comenzó su discurso de ingreso a la Academia. ¿Válida para este momento también?

–Claro. El Estado ha resultado intrusivo bajo la legítima excusa de defender vidas. No se dan las circunstancias para ese intrusismo brutal del Estado, no se pueden arrumbar los derechos humanos para salvar vidas. Hay un el derecho a la vida y a la salud más allá del covid. Ha habido una gran falta de previsión desde hace 15 años que ahora vemos clara a la luz de tantos muertos, esto es exigible a los poderes públicos, a todos, no solo al Gobierno. Fue una temeridad tener 4.400 camas UCI para 47 millones de personas cuando debiera haber entre 12.00 y 15.000. No enviar a los hospitales a la gente de las residencias (18.000 muertos en ellas), el triaje de guerra es inaceptable. Se ha privado de los cuidados médicos necesarios a gente que cotizó 50 años. España tiene un problema estructural grave, basta del mantra sobre la mejor Seguridad Social. Hay grandes profesionales y pésimos gestores de hospitales.

–¿No fue acertada la opción jurídica del estado de alarma?

–El estado de alarma no coincide con cómo se ha aplicado, está más cerca del estado de excepción o de sitio. La legalidad no es la más adecuada aunque sí las medidas.El desempeño jurídico de los poderes públicos públicos no se ha hecho bien.

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–Pionera del derecho comunitario ¿sigue creyendo en la UE?

–Me pareció un sistema de cooperación y soberanía común que nos podía ayudar. Mi generación vivió la dictadura sabiendo que no podía ser eterna y que España debía salir siendo europea, como lo hizo en otros momentos. Europa era la salvación y nos ayudó entonces, en 1986, en la crisis económica y lo hará ahora.

–¿El Brexit ha sido una dolorosa decepción?

–Y perversa y dañina, sobre todo para ellos. A la UE la debilita pero le libera de algunas cadenas como que el Reino Unido fue un freno para la integración, para una seguridad y defensa común y en su política exterior, demasiado dependiente de la OTAN y de EEUU. La UE negoció bien, ellos van como pollo sin cabeza.

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–Es muy crítica con la cuestión catalana.

–Muchos defectos del Gobierno fueron generados con Rajoy, aunque el problema no surge con él. Al menos la pandemia, tristemente, ha dado cierto realismo al Gobierno de Cataluña y al de España.

–¿La pandemia cambiará las relaciones internacionales?

–El mundo cambia cada poco desde los griegos. En la Edad Media llegó la peste negra a Europa desde China a través de la Ruta de la Seda. Lo que ha cambiado es que en tres meses ha ocurrido lo que antaño duró tres siglos. La pandemia es fruto de la globalización pero no irá hacia atrás, no cambiará la libre circulación. Hemos aprendido que la hiperespecialización es un error y la seguridad sanitaria debe ser prioritaria. Se ha puesto en evidencia nuestra fragilidad productiva, hay que ejercer un proteccionismo inteligente de medicamentos y alimentos. Nuestro sistema tiene pies de barro: el turismo y los servicios no valen para una economía de resistencia.

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