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Ángel Viñas (Madrid, 1941) es economista, diplomático e historiador. Desde 'La Alemania nazi y el 18 de julio' y 'El oro español en la Guerra Civil', publicados a mediados de los setenta, ha dado a la imprenta una veintena larga de títulos centrados en la ... contienda bélica y el franquismo, a los que hay que sumar decenas de capítulos en obras colectivas y artículos en revistas. Catedrático de Economía en la Complutense, antes fue ayudante de Enrique Fuentes Quintana, José Luis Sampedro y Rafael Martínez Cortiña. También ha ocupado puestos relevantes en instituciones europeas y fue asesor de varios ministros en gobiernos de Felipe González. Ahora acaba de publicar junto a Francisco Espinosa y Guillermo Portilla 'Castigar a los rojos' (Ed. Crítica), donde estudian la figura del fiscal Acedo Colunga, que fue quien definió y llevó a la práctica el castigo a quienes hicieron frente a los rebeldes durante la Guerra Civil y en el franquismo.
- ¿Por qué durante y tras la Guerra Civil tantos simples soldados, funcionarios o maestros, que no habían ocupados cargos relevantes fueron represaliados?
- La Guerra Civil fue, entre otras cosas, muy ideológica. Lo fue porque se vivía un momento de gran exacerbación entre las ideologías dominantes en Occidente: un liberalismo en crisis, el comunismo y el fascismo. Y exacerbación de los intereses nacionales por la creación de nuevos estados tras la Primera Guerra Mundial. En mis 20 años de ejercicio profesional como diplomático pude ver otro conflicto civil que me recordó mucho al nuestro: el de Yugoslavia.
- ¿Había causas específicamente españolas, además del contexto mundial?
- Sí, porque se había dado una modernización acelerada, con distorsiones económicas y agitación. La República llegó tras una dictadura, aunque no fue como la de Franco. De todos modos, no olvidemos que al proceso puramente español se adicionó un conflicto internacional, por interposición. Sin el entorno internacional no es posible explicar la Guerra Civil. Pero luego está la cuestión de que se siguen difundiendo muchos mitos sin fundamento.
- ¿Cómo cuáles?
- La apertura de muchos archivos me ha permitido comprobar que Pedro Sainz Rodríguez, enlace del general Sanjurjo, firmó un contrato para la compra a Italia de aviones y material militar el 1 de julio de 1936. En ese momento, tras las elecciones de febrero que ganó la izquierda y las reformas puestas en marcha, se hablaba de inseguridad, asesinatos, una revolución comunista en ciernes... y es ahí cuando, dicen algunos, la parte más sana del Ejército tiene que levantarse en armas para salvar a la nación. Esta teoría se sigue difundiendo hoy por algunos historiadores y medios de comunicación, y carece de base. Y como ya nadie puede sostener que fuera a haber una revuelta comunista en agosto del 36, ahora se dice que quien estaba detrás de todo era la Izquierda Socialista de Largo Caballero.
- ¿Quién decide que no se trata solo de ganar la guerra sino que es preciso acabar con quienes fueron leales a la República?
- La sublevación de 1936 quería restaurar la monarquía, aunque no a corto plazo. Se pensaba, si el golpe no triunfaba, en una guerra corta y luego una vuelta a algo parecido a la dictadura de Primo de Rivera. Pero una dictadura fascistizada porque muchos monárquicos se habían transformado en eso. De hecho, en 1934 habían firmado un acuerdo con Mussolini, que tuvo su efectividad aunque durante mucho tiempo se pensó que no fue así. Al frente debería ponerse Sanjurjo, un militar sin otra formación. Por eso quien se encargaría de la parte política era Calvo Sotelo.
- A quien asesinaron el 13 de julio.
- Y el 20 muere en un accidente de avión el propio Sanjurjo, de manera que la revuelta queda descabezada en apenas una semana. Me preguntaba por quién decidió esa represión. Pues los papeles de Mola, de quien se afirmaba que era el impulsor de la conspiración, desaparecieron cuando él murió. Se comentaba que Franco se los había llevado. Pero de lo conocido hasta ese momento se sabe que ya decía que la sublevación debía ser sangrienta y debía acabar con todo lo que estuviera vinculado a la República. Los documentos de Sanjurjo se quemaron en el accidente de avión. Y nadie sabe dónde están los de Calvo Sotelo, que deberían ser los más importantes.
- En su libro muestran cómo se dio la vuelta a los conceptos jurídicos para convertir al defensor del orden constitucional en el sublevado.
- En sus memorias, Acedo Colunga, que ejercía como fiscal del Ejército de Ocupación (en realidad, una unidad militar), dice que, en cuanto los nacionales entraban en una plaza, hacían 'justicia'. Aportamos un documento en el que se ve cómo juzgan a unos señores que defendieron al único Gobierno que había en ese momento y estrictamente ni siquiera hubo combate. Pues bien, la sentencia sostiene que hay que fusilarlos porque la legalidad la representan los sublevados. Es el mundo al revés.
- ¿Cómo es posible ese argumento?
- Porque se basa en que se ha decretado el Estado de Guerra y de esa forma el Ejército asume todos los poderes del Estado. Pero un general no podía hacerlo. Tenía que ser el Gobierno de la nación, y en ese momento aún no lo había hecho. Luego lo fue haciendo por etapas. La segunda cuestión es que parte del Ejército se subleva por el desorden público en España, lo cual ya se ha demostrado que no era cierto. En general, los muertos que se estaban produciendo eran más bien izquierdistas asesinados por las fuerzas del orden o por los pistoleros al servicio de algunos partidos.
- Cuantifican la represión de manera muy precisa: hubo 140.000 republicanos muertos en la zona nacional y 49.000 monárquicos o de derechas en la republicana. ¿Es solo una diferencia cuantitativa?
- Los fundamentos fueron diferentes. En un memorándum de Acedo se exponen las bases de la represión de los prisioneros 'rojos' y los que caerán cuando acabe la guerra. Estaba basada en unos supuestos alucinantes, porque se remonta a la Inquisición y asume los postulados del país que más ayudó a Franco a ganar la guerra: el derecho nacionalsocialista de Alemania. El resultado es un Derecho penal militar que condena a muerte o prisión no por lo que alguien había hecho, sino por lo que era. Por ser republicano, socialista, comunista, liberal...
- Es decir, por las ideas.
- Esa era la esencia fundamental. Se trataba de extirpar la 'anti-España'. Acedo quería una sociedad en la que todo el mundo creyera lo mismo, militarizada, donde todos siguieran al líder, que era fuente de ley. La voluntad de Franco era ley. Había que extirpar el gen rojo igual que Hitler quería extirpar a los judíos por el bien de Alemania. Probablemente, Acedo estaba familiarizado también con el Derecho soviético, que igualmente consideraba culpables a las personas por ser algo, un kulak, por ejemplo.
- Las cifras que aportan desmontan muchos mitos. Por ejemplo, el País Vasco fue donde hubo menos represión por parte de los franquistas, muchísima menos que en Andalucía, las dos Castillas o Extremadura.
- Los datos son esos pese a lo que algunos sostienen. Fue donde hubo menos represión. También fue de las menores en cuanto a la ejercida por los republicanos hacia los monárquicos y conservadores antes de la entrada de los franquistas.
- Aquí no hubo 'desfranquización' mientras en Alemania sí hubo 'desnazificación', aseguran en el libro. Pero allí, muchos nazis medianamente relevantes terminaron dirigiendo grandes empresas o en puestos importantes de la Administración.
- Es cierto. Fue complejo y se hizo a medias. Hubo centenares de procesos pero existía un problema: había que poner en marcha un país hecho trizas. ¿Quién administraba las zonas ocupadas? Franceses, británicos y estadounidenses no conocían la cultura, la mayoría ni siquiera el idioma. Necesitaban a los alemanes porque ellos sí sabían lo que había. Muchos habían sido nazis por convicción, otros por conveniencia, o por obligación. Y necesitaban jueces, policías, funcionarios... A comienzos de los cincuenta, Adenauer dijo que se podía desarrollar la democracia o hacer justicia. Y prefirió desarrollar la democracia.
- ¿Luego no cambiaron las cosas?
- El Gobierno de Bonn comenzó a combatir a los nazis en los años sesenta por tres causas: la captura de Eichmann, los procesos de Auschwitz y las revueltas estudiantiles del 68. Y entonces lo hicieron bien, pero muchos antiguos nazis escaparon. Le cuento esto porque conozco el tema. Yo fui a estudiar a Alemania en 1959, con 18 años. En ese momento nadie hablaba de la guerra ni de la persecución a los judíos. Y en Italia también han pasado bastante por encima de la dictadura de Mussolini.
- ¿Cuál es entonces la diferencia con España?
- Que tanto Alemania como Italia son en teoría combatientemente antifascistas. Aquí eso no sucede. En Alemania sería imposible que existiera la Fundación Francisco Franco. Otra cosa es que hubo que esperar décadas para recuperar a los héroes antinazis... Pero bueno, aquí en algún momento tendremos que enfrentarnos con nuestro pasado.
- Usted ha denunciado la persistencia del franquismo. Pero a partir de 1977 ha habido 24 años de gobiernos socialistas y 20 de centristas y populares. ¿Cómo puede existir aún sostén social para el franquismo?
- Porque la sociedad española ya no lo conoce. No se puede ir al pasado como se va a San Sebastián. ¿Qué nos queda del pasado? Aparte de vivencias personales, que van desapareciendo, quedan ideas, representaciones. Y esas provienen de la familia, la educación, la lectura y los medios de comunicación. El papel de cada uno es distinto. En mi familia, por ejemplo, no se hablaba nada de la guerra. Yo aprendía cosas de ella pero no por la educación reglada sino por algunos buenos profesores y porque luego me fui al extranjero. Nuestro sistema educativo aún no ha recogido todo lo que los historiadores han dicho sobre la Guerra Civil.
-¿Y eso qué consecuencias tiene?
- Que pesa más lo que dicen los medios, las redes sociales, los partidos políticos... que han sido muy benevolentes con el franquismo. Tanto populares como socialistas, por distintas razones, claro. He tardado muchos años en llegar a la conclusión de que la Guerra Civil y el franquismo fueron peores de lo que nos han contado. La derecha española no es como la francesa o la británica. Viene de una dictadura y la ha sostenido. Yo no soy de izquierdas, pero no puedo ser de derechas. He visitado casi 50 archivos y sé lo que he visto en esos papeles. Quiero que se me juzgue por lo que escribo. El año próximo publicaré un libro muy largo sobre las relaciones de la República con la URSS. La Historia se escribe corrigiendo a medida que se descubren nuevos documentos. Eso es lo que hago.
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