El escritor libanés Amin Maalouf, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010, posa a las puertas de la Casa Árabe de Madrid. Efe

Amin Maalouf: «Volvemos a la tribu»

Un capitalismo salvaje y una izquierda desnortada ponen a Occidente «al borde del hundimiento», según el escritor francolibanés | «Mezclar religión y política es calamitoso», dice el escritor y autor de 'El naufragio de las civilizaciones'

Lunes, 28 de octubre 2019, 00:36

Amin Maalouf (Beirut, 1949) analiza la deriva de la civilización occidental tras el cataclismo del mundo árabe. Y su diagnóstico es descorazonador. Cree que es un 'Titanic' sin timón y al borde de un hundimiento quizá inevitable, «como el de todas las civilizaciones». Las ... cosas mutan, el capitalismo «está desatado» y la izquierda «perdida», según el autor de 'El naufragio de las civilizaciones' (Alianza). En este ensayo el escritor y académico francolibanés escruta las raíces de los males que nos aquejan y se pregunta por el retroceso político y social frente al avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología.

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Cuando soñábamos con el fin de las fronteras el 'brexit' plantea nuevos límites, se alzan muros y repuntan el nacionalismo, el populismo, el racismo, la xenofobia y una lacerante desigualdad. Tanto, que con líderes inquietantes –Trump, Putin, Johnson, Bolsonaro, Erdogan…– «pasamos de la globalización al tribalismo». «Estamos en retroceso y volvemos a la tribu», lamenta el autor de novelas como 'León el Africano' o 'Samarcanda'.

Espera, con todo, que no se desvanezca el sueño europeo. «Tal como se concibió tras la II Guerra Mundial, es el proyecto de integración más bello del mundo del último siglo y merece triunfar», dice. «Demostró el sinsentido nacionalista y permite a Europa no recaer en las garras de sus demonios del pasado, aunque quedaron en suspenso decisiones fundamentales, como saber si se quería unos Estados Unidos Europeos o solo una zona de libre comercio», señala.

En tiempos de «desigualdad galopante», no le parece exagerado hablar de un capitalismo entre desvergonzado y salvaje. «La presencia de una alternativa socialista- comunista obligaba al capitalismo a comportarse de manera más civilizada. Sin esa amenaza, está totalmente desatado», denuncia. «Hay que hacerle volver a una actitud más respetuosa con las personas y recuperar su dimensión social», reclama. De no ser así, el capitalismo «a ultranza» que aumenta la brecha social y aplasta a la gente nos lleva «a una deriva catastrófica».

Cree Maalouf que la izquierda «ha estado perdida desde la caída del muro de Berlín». «Ante la desaparición de su referencia dura, se ha sentido obligada adoptar actitudes distintas que expresa mejor la derecha». «Hay que saber si hoy necesitamos regresar a una forma de socialdemocracia, si la izquierda es capaz de refundarse y volver a una visión coherente, porque está en crisis en todas partes», plantea. «Hay países en los se ha perdido del todo, asumiendo posiciones que se alejaban muchísimo del universalismo», lamenta el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010.

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«Hay que hacerle volver a una actitud más respetuosa con las personas y recuperar su dimensión social»

Privilegiado conocedor del mundo árabe, analiza Maalouf el fracaso de las primaveras democratizadoras y lamenta que la religión sea aún un arma política. «La tentación ha existido siempre y se libra una batalla permanente para que no sea así», dice. «En Europa siempre hubo luchas, desde el Renacimiento y el siglo de las Luces, para proteger a la política de la religión, y viceversa. No siempre se consigue. A veces se mezclan y el resultado es calamitoso. Desastroso».

Futuro robado

La imperante desigualdad «hace que mucha gente se sienta marginada, y el descontento sea global como demuestran las revueltas en Líbano, Chile o Ecuador «de diferente motivación y aspectos comunes», según Maalouf. «Mucha gente siente que les roban el futuro y están siendo sacrificados. Participan en revueltas originadas por problemas muy reales que afectan a sus vidas», asegura recordando como en Líbano el detonante fue el intento de imponer una tasa de 20 centavos de dólar diarios a las llamadas de voz por redes sociales como WhatsApp o Facebook.

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Sobre los disturbios en Cataluña el autor de 'Identidades asesinas' se muestra cauto. Dice no conocer «en profundidad las claves del problema» y apela a la necesidad de «ser capaces de organizar una convivencia armoniosa entre poblaciones diferentes». Una receta que aplica a todos los países. «Si sabemos organizarlo sin que nadie se sienta perjudicado, atacado o amenazado, la vida en común es factible», asegura.

A pesar de su negro diagnóstico y sus advertencias, no tira la toalla ni pierde la esperanza. Confía Maalouf en que nuestra civilización «acabe enderezando el rumbo». «Pasaremos períodos terribles, pero me resulta difícil creer que la humanidad se resigne dócil a la destrucción de todo cuanto ha construido. No será el fin del mundo, pero habrá que sostenerlo con nuevos cimientos», concluye.

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