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Álvaro Espina. El Norte
Álvaro Espina: «Todo mi tiempo libre lo he dedicado a reconstruir la vida de Cervantes»

Álvaro Espina: «Todo mi tiempo libre lo he dedicado a reconstruir la vida de Cervantes»

Ha documentado en clave de ficción histórica la juventud del autor de 'El Quijote' en una obra que presenta este jueves en Oletvm

Jueves, 23 de noviembre 2017, 19:11

Ha huido Álvaro Espina (Cortegada, Orense, 1948) del ensayo para debutar en la novela histórica. Su carrera laboral como consejero de Política Económica en el Ministerio de Economía la ha compaginado con la labor docente universitaria en Historia, Sociología del Bienestar e Historia del Pensamiento. Se tiene por salmantino de adopción por haber vivido en esta capital desde los dos hasta los 17 años y tenía ganas de transformar en novela histórica la fascinación que le despierta Miguel de Cervantes. A partir del hallazgo de un cartapacio tras un terremoto en Orán maneja la hipótesis de que podría ser una autobiografía del escritor entre 1566 y 1569, fruto de sus confidencias prolijas a un morisco que las transcribiría del mismo modo que Cervantes atribuye a Hamete Benenjeli la historia de ‘El Quijote’. A ‘Cerbantes en la casa de Éboli’, promete, le seguirá una segunda parte. «En febrero me jubilaré y me dedicaré por completo a escribirla», anuncia quien hoy ha presentado la novela en la librería Oletvm.

–¿Por qué Cervantes?

–Todo surge de una manera natural en 1970, cuando le propuse a mi maestro en la carrera, José Antonio Maravall, el tema de la tesis doctoral: ‘Miguel de Cervantes y la mentalidad española en el Renacimiento tardío’. Sin embargo, lo rechazó porque me iba a eternizar, así que me recomendó elegir otro tema y un año más tarde me dijo que si perseveraba en aquella idea debería escribir una obra de ficción en lugar de una académica. Como obra novelesca podría imaginar todo un conjunto de situaciones en las que apareciera ese mundo de Cervantes en la etapa final del siglo XVI y comienzos del XVII. Así que desde entonces todo mi tiempo libre lo he dedicado a construir esta historia.

–¿En qué contexto lo sitúa?

–La novela se retrotrae en muchos pasajes a la etapa anterior del propio Cervantes, y no digamos en este caso de su patrón, el príncipe de Éboli, que tiene 50 años y ha vivido el Renacimiento español como el gran cortesano de Europa en ese periodo del emperador Carlos I y de Felipe II, hasta estos años en que empieza a distanciarse porque no está de acuerdo con la política de represión que Felipe II quiere llevar a Flandes. Ahí aparece la etapa de tensión entre dos grandes facciones, los ebolistas, partidarios de la moderación, y los albistas, defensores de imponer a sangre y fuego la ortodoxia; y en ese clima de enfrentamiento es en el que le toca vivir a Cervantes como preceptor de la hija de los príncipes y secretario de cartas.

–Y todo parte de un hecho real, el hallazgo de un manuscrito en Orán.

–En la alcazaba de Orán había una hornacina tapada con una cortina de piedra y, tras el terremoto de 2008, cae el cartapacio con los documentos, lo llevan al museo de antigüedades de la ciudad, y una becaria de la Universidad de Alicante lo inventaría. A partir de ese estudio hay indicios para afirmar que es un relato de su propia vida narrado por Cervantes a un morisco expulsado de España en 1611. Lo que hago es enriquecerlo con las notas finales, que son cien páginas de las casi novecientas del libro, en las cuales se ilustra ese manuscrito y se documenta históricamente. Es ficción un poco borgiana.

–Debuta en la narrativa tras haber escrito cientos de ensayos.

–Llevo 47 años con esta novela en la cabeza y podía haberla hecho antes, pero no estaba satisfecho con el encuadre y las apoyaturas historiográficas de que se disponía. Y es verdad que el IVcentenario del fallecimiento de Cervantes era un pequeño estímulo. Me parecía oportuno, pero no oportunista en el sentido de que hay cosas que he tenido que reescribir doce veces, como el deambular de Cervantes por Madrid a la luz de las últimas investigaciones.

–Cervantes ha sido su compañero de vida.

–Desde los 18 años leí cosas concibiéndolo como alguien a quien me iba a dedicar. Ha sido un ‘leitmotiv’ permanente que me ha permitido respirar respecto a la tarea mucho más seca del ensayo académico y del análisis estratégico de políticas económicas del estado del bienestar.

–¿Hace justicia la historia a la imagen de la princesa de Éboli?

–Fue una mujer deslumbrante en todos sus aspectos vitales. Para anularla cuando muere su marido y toma la dirección del partido ebolista, el entorno de Felipe II le monta una leyenda como si fuera la puta del reino, algo injusto que los grandes historiadores dejan muy claro que no es más que el escarmiento por no someterse en un tiempo –el Renacimiento– en el que la mujer ha desplegado su vitalidad y el absolutismo va a volver a encerrarla en su casa. Y eso ocurre no solo aquí, sino en países como Francia. Me interesa su vida porque vivimos en una época en la que hay muchas vejaciones hacia la figura femenina.

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