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maría de lara
Miércoles, 5 de abril 2017, 17:19
Con la compañía de los acordes de una guitarra en directo, David Galán presentó, en El Corte Inglés de Constitución de Valladolid, su primer poemario, Abrázame los monstruos (Espasa es Poesía), que define como «un diario en el que plasmo todo lo que me ha ido ocurriendo desde hace años».
Más conocido como Redry, gracias a sus cuentas en las redes sociales en las que se le puede encontrar como @Redry13, ya divulgaba sus sentimientos mucho antes de utilizar Internet. Por entonces era la parte trasera de los asientos de los autobuses lo que utilizaba como plataforma viral, donde en sus trayectos al instituto dejaba post-its con frases escritas a mano.
Después llegaron las redes sociales y con ellas «una oportunidad que hace más accesibles mis textos a todo el mundo», dice David. De hecho, fue a través de su blog y sus tuits como la editorial Espasa lo descubrió y se puso en contacto con él, una unión que culmina en su primer libro. En Abrázame los monstruos, el autor vallisoletano pone en paralelo la definición que la RAE ofrece de la palabra monstruo con su propia descripción, en la que explica que «un monstruo es alguien especial, alguien con el que conectas sin la necesidad de decir nada, que aparece en cualquier momento y que también se van sin avisar».
Él dedica a cada uno de los monstruos con los que se ha cruzado en la vida un capítulo de su libro, «a mi abuela, a mi madre, a mi primo o a una antigua novia», por ejemplo. La música también tiene un peso importante en sus poemas, «hay muchos textos que están inspirados en canciones», desde Love of Lesbian o Iván Ferreiro hasta Extremoduro. Otra gran inspiración son los autores a los que lee, entre ellos Gabriel García Márquez, «mi favorito», cuya obra Cien años de soledad, le sugirió el último capítulo de su libro, «terminé de leerlo y escribí ese texto, que es dedicado a mi abuela», asegura.
El trabajo de Redry está compuesto por poemas que ya ha publicado en su blog personal, pero también por textos inéditos en los que sin ningún tipo de miedo muestra sus sentimientos. Sabe que no puede gustar a todo el mundo y sigue la máxima que le recordó un amigo, «si hay alguien al que le empiezas a no gustar, es que estás haciendo algo bien». Y es que resulta complicado agradar a tanta gente cuando cuentas con más de 25.000 seguidores en Twitter y más de 9.000 en Facebook.
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