

Secciones
Servicios
Destacamos
Victoria M. Niño
Viernes, 16 de septiembre 2016, 14:11
Estaba nervioso, «síntoma de que esto me importa», y agradeció raudo los «mimos» de la organización del premio. Después, Javier Lasheras devolvió lo recibido con creces. El ganador del 63º Premio Ateneo Ciudad de Valladolid aparcó las tablas que tiene por los muchos años trabajando en torno al libro, confesó que no podía «impostar» delante de sus hermanos sentados en la primera fila y se dejó llevar por la emoción.
Acompañado por el alcalde, Óscar Puente; la concejala de Cultura, Ana Redondo; el presidente del Ateneo, Celso Almuiña, y su futuro editor, Miguel Ángel Matellanes (Algaida), escuchó la lista de autores que prueban «el gusto por las buenas letras de los vallisoletanos», en la voz del primero, la suerte de «no tener la fórmula mágica» para convertir en best-seller la literatura, en boca del segundo, y el compromiso del sello editorial para que la novela salga en primavera.
José Ramón González, catedrático de la UVA, miembro del jurado y responsable de la sección de literatura del Ateneo, fue el encargado de dar «una primera impresión de la lectura de la novela ganadora». El profesor alabó El peso del aire, el lema de la obra ganadora que se transmutará en el título Las mujeres de la calle Luna porque «siendo una novela de género, el autor ha logrado romper las convenciones con la que el lector se enfrenta a este tipo de novela». González destacó tres cuestiones; «El manejo de los recursos literarios consigue que el lector empatice con los personajes porque son redondos, tienen muchos elementos humanos. La buena construcción narrativa, logra fluidez dosificando bien la información, una técnica complicada. Por último logra introducir temas coetáneos al lector, presentes en el día a día, como el fútbol, el terrorismo internacional. Sumando todo ello provoca la ansiedad y el interés por llegar al final».
Javier Lasheras (Don Benito, 1963) es autor de otra novela y de tres poemarios. Envió su novela al premio con el pseudónimo de Eulogio Mayo, «un abuelo que no conocí, como tanta gente de mi generación en este país sin memoria». El lema era El peso del aire, «que no es otra cosa que la presión atmosférica, que se mide en pascales, en honor a Pascal». «El título original es Las mujeres de la calle Luna, y en Valladolid, como en París, donde transcurre al acción, y Oviedo (donde reside) hay una calle Luna», sentenció Lasheras, que demostró haber buceado en el callejero pucelano. Citó a parientes de sus letras, a Zweig, a Pessoa, a Zorrilla para procurar una pregunta que las mujeres pueden realizar a sus parejas, «¿a quién prefieres; a Casanova o a Don Juan?». Según su autor, esta es «una novela de mujeres. Todos los hombres os debemos mucho». La emoción se impuso a los nervios en los agradecimientos más cercanos, los de su familia. Y como torero temerario animado por T. S. Eliot, dedicó la última faena a su mujer, a quien está dedicada la novela. Para Pilar López recitó el poema inédito Bajo las estrellas. Cerró el acto el coro In Crescendo Young Singers, dirigido por Sergio Casorrán.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.